Con nuevas reformas económicas, Cuba le hace un guiño a Biden
CARACAS.– La emblemática reapertura hace cinco años de la embajada de Estados Unidos en el Malecón habanero escenificó ante el altar diplomático algo parecido a una boda, con una nueva vida feliz por delante. Por lo menos así lo adelantaron los analistas y lo confirmaron los economistas al comprobar los primeros efectos positivos gracias al restablecimiento de vuelos comerciales y a la flexibilización del embargo comercial.
La revolución cubana y su túnel del tiempo pasaban a convertirse en destino de moda para el turismo de Estados Unidos, lo que unido al efecto llamada de los gigantes Google, Marriot o Airbnb vaticinaban tiempos mejores para un país anclado en el pasado. La sorprendente victoria de Donald Trump y la posterior imposición de nuevas sanciones desde Washington pulverizaron de golpe todas las expectativas.
Lo que vino después ya forma parte de la historia, muy parecida al medio siglo que precedió al deshielo pactado por Barack Obama y Raúl Castro.Las relaciones entre Cuba y Estados Unidos se congelaron en medio del calor caribeño y sus restos ahogan hoy la economía de la isla como si de otro Periodo Especial se tratase.
La situación es tan extrema que el ministro de Economía, Alejandro Gil, anunció por sorpresa esta semana un viraje aperturista que pareciera, con todos los interrogantes, "un segundo momento de las reformas de Raúl, una segunda fase dando continuidad a muchas de las cosas que quedaron pendientes", dijo a LA NACION el economista cubano Pavel Vidal, exfuncionario del Banco Central de Cuba.
Pese a las sospechas que despierta cualquier plan gubernamental de La Habana, que siempre busca mantenerse en el poder al precio que sea, la segunda parte de los lineamientos de Díaz-Canel , heredero y elegido de Raúl, se presenta cuando solo quedan 100 días para las elecciones en Estados Unidos. Y no es casual.
Sin duda se trata de un guiño dirigido al exvicepresidente de Obama, Joe Biden, que encabeza las encuestas sobre Trump. "Es muy positivo que se reactiven estas propuestas antes de las elecciones, porque si ganara Biden sería más fácil promover un acercamiento, incluso un levantamiento del embargo", apuesta Vidal.
"Si el candidato demócrata lograra suavizar la relación con Cuba, ayudaría a crear condiciones para mejorar la situación del pueblo cubano, que la pasa muy mal con la escasez de comida", añade María Puerta, profesora de Gobierno Americano y Política Internacional en el Valencia College de Florida.
Las elecciones de noviembre marcarán radicalmente las relaciones con Cuba tal y como lo hicieron las de 2016. Sin embargo si Trump fuera reelecto "seguirá su línea con Cuba porque el exilio cubano-norteamericano es muy fuerte", concluye la politóloga venezolana.
Ralentización
La nueva apuesta oficialista cubana llegó precedida de los mensajes fundamentalistas del presidente Miguel Díaz-Canel, dirigidos a calmar a las fuerzas más conservadoras que ya consiguieron ralentizar las medidas del pequeño de los Castro. Pero tras la espesura del bosque socialista apareció la nueva luz económica: Gil lanzó un alegato reformista, en el que reconoció la importancia del mercado, anunció el fin del experimento de las cooperativas, criticó los métodos administrativos de la regulación de la economía, abrió nuevos horizontes a pequeñas y medianas empresas y a los cuentapropistas, además de apostar por la dolarización parcial de la economía.
La reactivación de las sanciones, la paralización de las reformas económicas, el derrumbe de la revolución chavista y al impacto del coronavirus (se prevé una caída del 8% del PBI) profundizaron la severa crisis económica de Cuba."Parece haber muy pocas políticas [internas o externas] capaces de generar una reactivación. Hay un consenso entre la mayoría de economistas de que la única salida está en retomar las reformas estructurales interrumpidas y acelerarlas y profundizarlas", se adelantó el economista Carmelo Mesa-Lago en uno de sus estudios para el Real Instituto Elcano.
"Cuba perdió estos años la oportunidad de amarrar el cambio y Trump, con su empeño a toda costa de borrar cualquier cosa que sonara a Obama, hizo el resto. Hoy Trump resulta funcional a una Cuba en apuros, a la que no le queda más remedio que rescatar lo privado", sentencia Carlos Malamud, investigador del Real Instituto Elcano.
Y ese era precisamente uno de los principales objetivos del Plan Obama: empoderar económicamente a los cubanos, convertir a sus cuentapropistas, embriones de capitalismo dentro de la fracasada economía planificada comunista, en el motor del cambio. Las nuevas ideas llegarían por Internet y en aviones cargados de turistas. El virus de la democracia crecería y se multiplicaría en una mezcla de esperanza e ingenuidad.
"Se trataba de lograr pequeños avances con derechos económicos y políticos, no de lograr la entrega del poder. En un régimen como el cubano el proceso de desmontaje del andamiaje ideológico-institucional puede tomar años", concluye Puerta.
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