Con los extranjeros fuera de escena, los talibanes se disponen a formar gobierno
El número uno del movimiento islamista, el mullah Haibatullah Akhundzada, también encabezaría la nueva administración afgana
- 4 minutos de lectura'
KABUL.- Tras la desordenada retirada de las tropas occidentales y los festejos por la victoria, los talibanes se disponen a establecer su nuevo gobierno y ya tienen al futuro líder, el mullah Haibatullah Akhundzada, la principal autoridad religiosa del movimiento islamista.
Así lo revelaron altas fuentes talibanas, luego de concluir las deliberaciones para delinear la futura administración, que deberá hacerse cargo de un país devastado por la guerra y la pobreza, dos flagelos a los también contribuyó la milicia islamista durante sus años de sublevación.
Aunque el grupo tomó el control final del país este mes, los talibanes pasaron más de una década preparándose para tomar el poder expandiendo un gobierno en la sombra, llamado Emirato Islámico de Afganistán, y nombrando funcionarios hasta el nivel de distrito en preparación para cuando volvieran a Kabul. Tras cumplir su objetivo y tomar las riendas de la capital, el nuevo gobierno sería anunciado el jueves.
“Él (Akhundzada) será el líder del gobierno, no debe caber ninguna duda al respecto”, dijo un miembro de la comisión de cultura de los talibanes, Anamullah Samangan. Mullah especializado en cuestiones religiosas y judiciales, el nombre de Akhundzada empezó a escucharse en mayo de 2016, cuando sustituyó al frente de los talibanes al mullah Mansur, que murió en un ataque estadounidense con drones en Pakistán.
Otra fuente precisó que el mullah Abdyl Ghani Baradar, cofundador de la organización, será el canciller, mientras que el mullah Yaqoob, hijo del fundador de los talibanes, el mullah Omar, será el ministro de Defensa. Khalifa Haqqani, hijo de Jalaluddin Haqqani, fundador de la facción más extremista del movimiento, y por cuya cabeza Washington ofrece cinco millones de dólares como recompensa, ocupará el cargo de ministro del Interior.
El grupo islamista expresó su deseo de formar un “gobierno representativo”, una promesa cuyo cumplimiento será para la comunidad internacional una primera señal de cuánta confianza se puede depositar en ellos. En todo caso, el nuevo gobierno “sin ninguna duda, será un gobierno islámico. Cualquiera sea la formación, que sea islámico está garantizado”, dijo en una entrevista el principal vocero talibán, Zabihullah Mujahid.
Buena imagen
Desde que tomaron el poder tras una campaña militar que sorprendió por su rapidez y eficacia, los talibanes intentan presentar una imagen de apertura y moderación, pero muchos descreen sus promesas y temen que se repita el régimen fundamentalista de su anterior gobierno (1996-2001), especialmente represivo con las mujeres. Entre las principales advertencias de la comunidad internacional está que no conviertan su territorio en un santuario para el terrorismo internacional, como ya ocurrió con Al-Qaeda durante su primer gobierno.
Victoriosos, los talibanes desfilaron este miércoles en la ciudad sureña de Kandahar, su bastión histórico, a bordo de vehículos militares, entre ellos muchos Humvees tomados a los estadounidenses, la OTAN y el gobierno derrocado. Muchos de los vehículos enarbolaban la bandera blanca con inscripciones negras del movimiento islamista.
En el estadio de críquet de la ciudad, dirigentes talibanes, con barba blanca, daban sorbos al café bajo las marquesinas que en general usan los jugadores y los entrenadores. Otros estaban sentados en el césped, mientras que centenares de simpatizantes ocupaban las gradas. Los combatientes armados, vestidos de pie con uniforme de camuflaje, formaban frente a la multitud.
Kandahar es la cuna de los talibanes. En 1996, salieron de la capital del sur afgano antes de conquistar rápidamente el resto del país, que gobernaron hasta 2001, cuando fueron expulsados del poder por una coalición encabezada por Estados Unidos. El mullah Akhundzada vive allí.
Los islamistas, que prometieron no vengarse de quienes trabajaron para el gobierno anterior, deben ahora enfocarse en poner en marcha la economía, devastada por la guerra y que depende principalmente de la ayuda internacional, gran parte de la cual está congelada. Su reto más urgente será encontrar los fondos para pagar los sueldos de los funcionarios y mantener en funcionamiento las infraestructuras vitales, como el agua, la electricidad y las comunicaciones.
Los talibanes ordenaron la reapertura de los bancos, pero impusieron estrictos límites semanales al retiro de fondos, ya muy escasos. Los milicianos dicen que los problemas se aliviarán una vez que haya un nuevo gobierno, y llamaron a otros países a que mantengan las relaciones económicas. Entre tanto, los nuevos dirigentes también deben demostrar que tienen la experiencia necesaria para conducir el país, ya que decenas de miles de afganos, a menudo entre los más calificados, fueron evacuados con las fuerzas occidentales.
Agencias AFP y Reuters
- 1
- 2
Uno de los opositores venezolanos asilados salió de la embajada argentina para entregarse a las autoridades chavistas
- 3
Video | Así fue el atropello masivo en un mercado navideño en Alemania
- 4
El Ejército israelí informó que un proyectil lanzado desde Yemen impactó cerca de Tel Aviv: al menos 20 heridos