Con la izquierda fortalecida, las primarias encaminan las transformaciones al modelo chileno
Boric, de 35 años, se posicionó como el candidato con más chances; las dudas que rodean a las posibilidades de la derecha
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SANTIAGO, Chile.– El fin del ciclo Bachelet-Piñera-Bachelet-Piñera que por más de 15 años habrá gobernado Chile, viene de la mano con una reconfiguración política profunda que emergió con fuerza desde el estallido social de 2019, que se exacerbó con el proyecto de reformular la Constitución, y que se consolidó tras los resultados de las primarias presidenciales del pasado fin de semana.
En la elección de este tipo más masiva de la historia del país y que definió a los representantes de los dos bloques con mayor adhesión que participarán en los comicios presidenciales de noviembre, el cambio de eje se graficó en un dato concreto: los candidatos de la izquierda antiliberal, Gabriel Boric y Daniel Jadue, terminaron siendo los dos más votados, mientras que el independiente de la centroderecha Sebastián Sichel obtuvo el tercer lugar en general y se quedó con el cupo del ala oficialista.
Así, y de un total de 16.582 mesas escrutadas, correspondiente al 99,99% del padrón, el pacto Apruebo Dignidad obtuvo 1.750.889 votos y el bloque oficialista Chile Vamos consiguió 1.343.892 sufragios. Una diferencia que se estrechó con respecto a las últimas elecciones, pero que dejó a las fuerzas políticas de izquierda - que pretenden implementar las principales transformaciones al actual modelo- con la principal opción de convertirse en el futuro gobierno.
Con todo, la foto final de las elecciones mostró a Gabriel Boric (egresado de derecho, 35 años) y a Sebastián Sichel (43 años, exministro del actual gobierno) como los grandes ganadores de la jornada y en los protagonistas de una sorpresa electoral que derrumbó todas las proyecciones previas de las encuestadoras. Además, también los situó como referentes del recambio generacional de los políticos chilenos, muchos de los cuales han completado varios periodos en el Parlamento y han propiciado el status quo que buena parte de los movimientos sociales originados desde las protestas pretenden modificar.
La épica de Boric
En el caso de Boric, su victoria fue celebrada con fervor por sus adherentes y en un tono que destacó el carácter épico de su campaña. Oriundo de Punta Arenas, la capital regional más austral del país, el representante del partido Convergencia Social cumplió recién en febrero los 35 años mínimos que se exigen para postular al cargo de presidente y enfrentó dificultades en un inicio para levantar su candidatura. Sin embargo, en el último tramo tomó impulso gracias a su mejor performance en los debates y a la positiva valoración de su franja electoral, entre otros elementos.
“Chile fue la cuna del neoliberalismo, también será su tumba”, dijo en su discurso de celebración el diputado, y en una declaración de intenciones que va a tono sobre lo que ha sido el programa de gobierno. Un texto de 256 páginas que promueve el fin de las Administradoras de Fondos de Pensión privados (AFP), una profunda reforma al Estado y en el que también destacan temas como descentralización, medioambiente y feminismo.
“No le tengan miedo a la juventud, porque tenemos la experiencia de quienes lucharon antes que nosotros, aprendemos de sus errores y aciertos”, dijo el postulante a La Moneda, quien también recibió críticas de la izquierda más dura durante la campaña por su perfil “más moderado” y por su rol en el acuerdo político con el oficialismo durante el estallido social de 2019 y que derivó en la idea de reformular la Constitución.
Su victoria ante Daniel Jadue por más de 20 puntos, asimismo, también fue un mazazo para el postulante comunista, que se transformó en la carta presidencial del partido con mayores chances de llegar a La Moneda en su historia más reciente, pero que no pudo ampliar su base de votación y terminó cautivo del apoyo exclusivo de sus partidarios. Hace un mes, su triunfo en las primarias se daba por descontado, pero el estancamiento de su campaña, un discurso confrontacional, y un arraigado espíritu anticomunista de algunos sectores de la sociedad chilena -además de mostrar debilidad en instancias como los debates-, perjudicaron su opción.
Dudas en la derecha
Por el lado de la derecha, y tras el ascenso de Sichel, surgen dudas con miras a las elecciones de noviembre. Sus rivales políticos ya lo identificaron como un “continuista” del cuestionado gobierno de Sebastián Piñera y los otros tres candidatos que superó de su pacto no fueron capaces de sumar en conjunto una mayor cantidad de votos que el comunista Daniel Jadue. De igual modo, el sector experimentó un renacer tras su alicaído presente y, al menos, pone a la coalición nuevamente en competencia.
La centroizquierda encarnada en las fuerzas de la ex Concertación que gobernó tras la dictadura de Augusto Pinochet, es otro de las facciones que quedó muy debilitada luego de la jornada del domingo. Invisibilizada durante la campaña de primarias por no participar, la candidata socialista Paula Narváez no ha logrado entusiasmar y es probable que no llegue a la boleta de noviembre, y termine negociando con Boric su apoyo.
En todo caso, se espera en los próximos días que la democratacristiana Yasna Provoste oficialice su postulación, lo que podría generar una batalla por el centro con el propio Sichel, el sector que despierta mayor interés luego de la caída de las posiciones más extremas encarnadas por Jadue. Como sea, y después de la jornada del domingo, el nuevo presidente será alguien que hace un año los propios chilenos no se lo hubieran imaginado.
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