Con el reparto de cargos, Bolsonaro apela a la "vieja política" para protegerse
RÍO DE JANEIRO.- Lejos de los reflectores, mientras Brasil atraviesa temblores institucionales y la tensión se traslada a las calles, Jair Bolsonaro avanza con un operativo blindaje en el Congreso. El presidente brasileño entregó ayer el comando del Banco del Nordeste (BNB) a un hombre del bloque parlamentario denominado Centrão, la última de una serie concesiones a ese sector que apuesta a fortalecer su base de sustentación y ahuyentar el fantasma de un impeachment.
Alexandre Borges Cabral, postulado por Valdemar Costa Neto, presidente del Partido Liberal (PL), fue anunciado como nuevo presidente del BNB, un activo político cotizado por su capacidad de inversión.
El año pasado la institución desembolsó más de 8000 millones de dólares en líneas de crédito a empresarios y obras en el nordeste, la única región del país en la que Bolsonaro fue derrotado en las elecciones de 2018 por el Partido de los Trabajadores (PT).
Costa Neto, exdiputado federal y padrino del nuevo presidente del banco, es uno de los hombres emblemáticos del Centrão, un bloque heterogéneo de partidos que reúne a más de 200 de los 513 diputados. El presidente del PL está imputado por corrupción pasiva y fraude, y condenado por el Mensalão, un esquema de corrupción de compra de votos en el Congreso destapado en 2005, durante el primer gobierno de Lula da Silva.
El Centrão agrupa a partidos de centro y centro-derecha, conocidos por aliarse a diferentes gobiernos e intercambiar apoyo en el Congreso por cargos y posiciones en el estado. Varios representantes de esas siglas quedaron salpicados por los más resonantes casos de corrupción de los últimos años.
Electo en 2018 con un discurso agresivo contra la corrupción y la "política tradicional" y la negociación de apoyo a cambio de cargos, en las últimas semanas, Bolsonaro inició un acercamiento estrecho con esos partidos. El movimiento es leído como un intento del presidente de robustecer su base en el Congreso para blindarse frente a cualquier intento de juicio político.
Políticos sospechados
El ultraderechista pasó a recibir frecuentemente a líderes del Centrão, varios salpicados en casos de corrupción y las reuniones fueron sucedidas por varias designaciones. Además de la presidencia del BNB, Bolsonaro entregó en pocas semanas la dirección del Departamento Nacional de Obras contra sequías, una dirección con un presupuesto cercano a los 250 millones de dólares; y el Fondo Nacional de Desarrollo de la Educación, organismo que en 2019 controló un presupuesto cercano a los 10.000 millones de dólares.
La crisis del coronavirus agitó los ánimos en Brasil y abrió una crisis que excede lo sanitario. Ayer se reportaron 1262 muertos, otro récord, alcanzando los 31.199 fallecidos desde el comienzo de la pandemia. Los contagios fueron 28.936 en las últimas 24 horas y llegaron a 555.383.
Bolsonaro continúa desafiando las medidas de aislamiento y alentando una reapertura económica rápida. Algunos creen que los cuestionamientos al presidente por su gestión en la crisis, sumados a la investigación abierta por las acusaciones del exministro Sergio Moro sobre interferencia política, podrán ejercer presión para que sea tratado un pedido de juicio político.
Moro criticó la alianza de Bolsonaro con el Centrão y aseguró que está motivada por el miedo al juicio político. "El discurso era muy claro sobre que no haría alianzas políticas con el Centrão", dijo Moro, en una entrevista con la revista Crusoé. "Comenzó por el miedo del presidente a sufrir un impeachment".
Bolsonaro admitió la semana pasada el reparto de cargos y dijo que muchos políticos se sienten "prestigiados" con los nombramientos. "Muchas veces el congresista quiere decir que es el dueño de la obra, pero nada más allá". En el Congreso hay más de 30 pedidos de juicio político, pero el presidente de Diputados, Rodrigo Maia, dijo que al menos hasta que acabe la crisis sanitaria no se dará la discusión.
El acercamiento con el bloque ligado a la "vieja política" puede convertirse en un arma de doble filo, cree Mauricio Santoro, politólogo y profesor de la Universidad del Estado de Río de Janeiro. "El presidente intenta mantener el apoyo suficiente para evitar un impeachment, pero la alianza con partidos envueltos en varios escándalos de corrupción lo desgasta más en su base de apoyo tradicional, sobre todo entre quienes ya estaban descontentos con la salida de Moro", dijo Santoro a LA NACION.
El 67% rechaza la aproximación del presidente a ese grupo y sólo el 20% cree que actúa bien, según una encuesta de Datafolha.
Santoro anticipó que, tras los choques callejeros del último domingo, Brasil puede entrar en erupción, con un ciclo de protestas similar al de 2015 y 2016. El profesor citó la rabia por la respuesta tardía del gobierno a la pandemia y los miedos por la crisis económica que empieza a manifestarse. "Los cacerolazos que mostraron repudio desde las ventanas al principio de la pandemia empiezan a caminar a las calles".
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