Con denuncias cruzadas entre Bolsonaro y Lula, arrancó en Brasil la campaña presidencial
Bolsonaro celebró un mitin con alto contenido religioso en el mismo lugar donde fue apuñalado en 2018; Lula organizó su presentación en una planta automotriz del cordón industrial de San Pablo
- 6 minutos de lectura'
RÍO DE JANEIRO.- Con dos líderes que ya conocen el puesto, pero sin absolutamente nada más en común, comenzó este martes en Brasil la campaña más polarizada desde la vuelta de la democracia, una disputa que el presidente Jair Bolsonaro define como una batalla “del bien y el mal”.
El líder de ultraderecha y el izquierdista Luis Inacio Lula da Silva arrancaron en lugares altamente simbólicos en sus carreras. El primero eligió el lugar donde fue gravemente herido durante la campaña anterior, y el segundo se inclinó por un bastión del sindicalismo industrial.
Bolsonaro, de 67 años, participó de una “motociata”, una caravana de motocicletas como acostumbró hacer durante su mandato, y de un acto con líderes religiosos en la esquina de la ciudad de Juiz de Fora. “Es la ciudad donde renací”, dijo en la apertura de su discurso en esa ciudad de Minas Gerais, donde fue apuñalado en 2018.
En un discurso cargado de declaraciones patrióticas y alusiones a Dios y a la Biblia, reiteró su promesa de luchar contra la inflación de dos dígitos, el aborto, las drogas y defender la “propiedad privada”, blandiendo la amenaza “comunista” en Brasil si pierde los comicios.
“Doy gracias a Dios por mi segunda vida y entiendo la misión de ser el Jefe del Ejecutivo de esta nación. No es fácil. Si lo fuera, (Dios) no se lo habría dado a uno de nosotros. Brasil estaba al borde del colapso, con problemas éticos, morales y económicos y marchando, eso sí, a paso firme hacia el socialismo”, dijo Bolsonaro, acompañado por la primera dama Michelle y el exministro Walter Braga Netto (PL), candidato a la vicepresidencia.
La convocatoria estuvo rodeada de contenido religioso, justamente cuando el diputado Marco Feliciano, un pastor bolsonarista evangélico, está en el eje de la polémica porque dijo que en caso de victoria de Lula se comenzarán a cerrar templos e iglesias.
El jefe del Ejecutivo criticó lo que calificó de “cierre de iglesias” en la pandemia del Covid-19, que exigió el aislamiento social para evitar el contagio. “Ustedes ya sintieron un poquito de dictadura durante la pandemia, con iglesias siendo cerradas, personas que no podían ir a trabajar”, aseguró.
Luego volvería sobre el tema en su cuenta de Twitter: “Hay que estar atento porque los que aman el rojo buscarán usar el verde y amarillo de la bandera, los que defendieron cerrar iglesias dirán que son grandes cristianos, los que apoyan dictaduras socialistas se dirán demócratas”.
“¡Mito, mito, mito!”, coreaban cientos de voces en el mitin de Minas Gerais, usando la expresión familiar con que lo llaman sus seguidores. Su esposa, Michelle Bolsonaro, suscitó igual o incluso más entusiasmo. “Ella es la persona más importante aquí”, dijo sobre la primera dama, una ferviente evangélica que este año cobró protagonismo.
Michelle, vestida con una camisa amarilla, invitó al público a rezar la oración del Padre Nuestro, lo que conmovió a muchos de los presentes. Como Márcio Bargiona, un expolicía de 55 años totalmente alineado con el lema bolsonarista “Dios, patria, familia y libertad”, que se encontraba entre la multitud de fervorosos partidarios.
En estas elecciones está en juego “nuestro futuro, (...) el de la familia, la patria, la mayoría de las personas que están aquí son fieles a Dios”, dijo Bargiona.
Séptima candidatura
Por su parte, Lula, cuya presidencia de dos mandatos transcurrió de 2003 a 2010, tenía previsto dar un discurso en una fábrica de motores, pero la policía le pidió cancelar el evento por cuestiones de seguridad. En lugar de eso, el político de izquierda lanzó su séptima candidatura a la presidencia en la planta de Volkswagen en Sao Bernardo do Campo, una ciudad manufacturera en las afueras de Sao Paulo donde saltó a la fama como líder sindical en la década de 1970.
“Él está intentando manipular la buena fe de hombres y mujeres evangélicos que van a la iglesia a hablar de fe y de espiritualidad y él lo que hace es contarles mentiras sobre Lula, sobre la mujer de Lula, sobre los trabajadores, sobre los indígenas y los afrodescendientes”, afirmó el exmandatario en su discurso, en un escenario que fue recreado para imitar el que usaba en los años 70 cuando conducía a los obreros en las huelgas contra la dictadura militar.
En ese contexto, sostuvo que “si hay alguien poseído por el demonio, ese es Bolsonaro”, tras afirmar que es un “creador de mentiras y un negacionista” que “no derramó una lágrima por los huérfanos que ha dejado la pandemia”, con más de 670.000 decesos y un promedio actual desde julio de 200 fallecidos diarios por Covid-19.
“Les prometo que vamos a subir el piso del impuesto a las ganancias, a recuperar el salario y el empleo porque este gobierno nunca se preocupó en crear empleo”, aseguró Lula a los trabajadores de Volswagen. El exsindicalista recordó las huelgas de los metalúrgicos de la región industrial del ABC paulista y confesó que “no necesitaba ser candidato” pero que aceptó la propuesta para “reconstruir el país”.
”La situación ahora está peor que en 2002. Ahora se produce en Brasil proteína para todo el mundo, pero las amas de casa acá hacen cola para recibir huesos antes del cierre de las carnicerías”, dijo Lula sobre su primera victoria presidencial, tras lo cual sería reelecto.
La precampaña estuvo marcada por los constantes cuestionamientos de Bolsonaro a la fiabilidad del sistema de voto electrónico en Brasil. Sus críticas despertaron temores de que no reconozca una eventual derrota. Lula, que recuperó sus derechos políticos en 2021 tras la anulación de sus condenas en la megacausa anticorrupción “Lava Jato”, sigue liderando los sondeos.
La consultora IPEC indicó el lunes que Lula reúne 44% de las intenciones de voto en la primera vuelta del 2 de octubre, frente a un 32% de Bolsonaro, según su última encuesta. El Instituto Datafolha colocó el mes pasado a Lula con 47% y a Bolsonaro con 29%.
Lula promete restaurar los logros sociales para las clases más vulnerables que caracterizaron su gobierno, a la vez que ataca duramente a Bolsonaro por las 680.000 muertes en Brasil durante la pandemia. La principal preocupación de los brasileños, según las encuestas, es la situación económica, marcada en los últimos años por altos niveles de desempleo y una alta inflación.
Aunque la tendencia es que el presidente mejore sus números con las recientes bajas de los precios de los combustibles y el aumento de ayudas sociales, la gran incógnita para los analistas es si llegará a tiempo de revertir los números. Además del pedido explícito de votos en actos públicos, a partir de este martes queda permitida la propaganda por Internet, donde especialmente Bolsonaro cuenta con millones de seguidores en redes sociales.
Agencias AFP y AP
Otras noticias de Brasil
- 1
El chavismo afirma que el opositor que dejó la embajada argentina colabora activamente con la Justicia
- 2
Un ómnibus chocó con un camión y se prendió fuego: 32 muertos
- 3
Cómo el caso Pelicot relanzó debates jurídicos y sociales y qué podría cambiar tras la sentencia en Francia
- 4
Día clave en Venezuela: Maduro extrema la represión y piensa en su nuevo mandato como punto de partida hacia un “sistema cubano”