Con Bolsonaro recluido en Florida, Lula encuentra un nuevo enemigo político en Brasil
El líder del PT embistió en las últimas semanas contra el presidente del Banco Central por las altas tasas; sería una estrategia para moderar la expectativa económica
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BRASILIA.– Con Jair Bolsonaro en los Estados Unidos desde fines de diciembre, Luiz Inacio Lula da Silva encontró en suelo brasileño un adversario político sustituto: Roberto Campos Neto, el jefe del Banco Central.
Preocupado por el impacto de la tasa de interés –una de las más altas del mundo en términos reales– en el crecimiento, el nivel de inversión y el empleo, Lula ha embestido las últimas semanas contra la máxima autoridad monetaria de Brasil.
La presión del presidente podría tratarse de una estrategia para moderar las expectativas por resultados económicos en el corto y mediano plazo, además de un guiño a su base de seguidores izquierdistas, según analistas consultados por la nacion.
La tasa de interés de referencia, llamada Selic, está en 13,75%, el nivel más alto en seis años, calificado como “vergonzoso” por Lula, mientras que en enero la inflación interanual fue de 5,77%.
La presidencia del Banco Central (BC) es autónoma frente al Ejecutivo, blindada por una ley aprobada por el Congreso y sancionada por Bolsonaro en 2021. El BC de Campos Neto justificó a principios de mes la manutención de la Selic en 13,75% ante un escenario “incierto en el ámbito fiscal” y por el empeoramiento de las expectativas inflacionarias de medio y largo plazo.
Irritado por el nivel de la tasa de interés, Lula llegó a plantear incluso el debate sobre la revisión de la independencia del BC, generando nerviosismo en el mercado.
Algunos economistas criticaron la presión sobre Campos Neto, advirtiendo que la reducción de la tasa de interés debería darse por vías “naturales”, acompañadas por medidas de contención de gastos públicos que colaboren con una expectativa de menor inflación.
Los ataques a Campos Neto y su autonomía, en cambio, generan “ruido” que puede incluso contribuir a más inflación y suba del dólar, dijo Pedro Silveira, analista de Nova Futura inversiones.
“Las críticas agregan mucha incertidumbre y perjudican el crecimiento. La Selic va a caer naturalmente si el gobierno reduce la presión fiscal sobre la economía, pero si apenas reclama, lo único que va a haber es un resultado negativo sobre el dólar y la inflación, con impacto especialmente en los más pobres, a quienes se busca proteger de una tasa de interés alta”, dijo Silveira.
Lula calificó de “idiotez” la autonomía, prevista para evitar que la dirección del Central pueda ser despedida por eventualmente subir la tasa de interés, blindándola de presiones político-partidarias.
La meta de inflación para 2023 es de 3,25%, con un intervalo de tolerancia de 1,5% más o menos.
Pese a las presiones de sectores del Partido de los Trabajadores (PT) para modificarla, Campos Neto, cuyo mandato vence en diciembre de 2024, se mostró reacio, alertando que podría ocasionar un efecto contrario al buscado, impulsando todavía más la suba de precios.
El mandato del presidente del BC, a quien Lula pasó a evitar nombrar explícitamente los últimos días refiriéndose a él como “ese ciudadano”, dura cuatro años, no coincidentes con el del presidente de Brasil.
“Si él [Campos Neto] acepta, cuando mi gobierno vaya a visitar los lugares más miserables de este país, voy a llevarlo para que vea. Tiene que saber que nosotros, en este país, tenemos que gobernar para las personas que más necesitan”, dijo Lula, en una entrevista con la CNN Brasil emitida el jueves.
La presidenta del PT, Gleisi Hoffmann, más fuerte que Lula, acusó al jefe del Central de estar “del lado de Bolsonaro”.
“Cuando el banco tiene la decisión de mantener las tasas en los niveles actuales, juega contra Brasil”, dijo la líder del PT. A Lula, también, lo enoja la cercanía de Campos Neto con Bolsonaro.
Exejecutivo del mercado financiero, el presidente del Central llegó al cargo indicado por recomendación del exministro de Economía Paulo Guedes. El actual presidente del Central, quien según la prensa brasileña participaba del grupo de WhatsApp de ministros de Bolsonaro, es nieto del economista Roberto Campos, exministro de Planificación durante el gobierno de facto de Castelo Branco, entre 1964 y 1967.
El nerviosismo de Lula coincide con un escenario de todavía pocas definiciones en algunos puntos claves sobre la política económica bajo la dirección de Fernando Haddad, ministro de Hacienda.
“Son críticas que todavía no tienen como contrapartida un esfuerzo fiscal”, dijo Leandro Cosentino, politólogo del Insper de San Pablo. Para Cosentino, la arremetida contra el jefe del BC cumple un papel relevante para moderar las expectativas sobre el desempeño económico del gobierno y, al mismo tiempo, agradar a sus seguidores. “Lula entrega un gesto a su base ideológica de izquierda, que tuvo que tolerar el desembarco de figuras de centroderecha en el gobierno. Y, al mismo tiempo, terceriza la responsabilidad por el resultado económico que puede no ser tan bueno; no solo por el legado de Bolsonaro sino por un atraso para tomar medidas importantes como un ajuste fiscal relevante”, agregó el analista del Insper.
El ministro busca apoyo del sector privado para que el Ejecutivo presente al Congreso una propuesta de reforma impositiva, de la que todavía se conoce poco, y ha prometido que en marzo hará público el proyecto de una nueva regla fiscal que reemplazará el “Techo de Gastos”.
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