Con la adquisición del predio en Inglaterra, Ryan Shorter hizo realidad su sueño infantil; los problemas en la inauguración y cómo transita esta actividad con su hijo recién nacido
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*Por Charlie Jones
Hace dos años, Ryan Shorter hizo realidad su sueño infantil de abrir un zoológico. Desde pequeño era todo lo que quería, pero un desastroso día de inauguración le hizo cuestionar su deseo.
Para aumentar el caos, seis meses después de abrir el zoológico Call of the Wild (La llamada de lo salvaje, en español), cerca de South Woodham Ferrers, en Essex (en el suroeste de Inglaterra), descubrió que su pareja estaba esperando un bebé.
Aquí cuenta, con sus propias palabras, lo que significa vivir en el zoológico con su pequeño y sobre lo que espera en el futuro.
“No sabía por dónde empezar”
Al crecer, mi sueño siempre fue abrir un zoológico y rescatar animales. El primer problema fue que no soy la persona más académica y me iba muy mal en ciencias. Mi maestra dijo que tal vez no podría estudiar, pero estaba decidido.
Me gradué en zoología y luego hice una maestría en conservación de vida silvestre. Vengo de una familia de clase trabajadora y no sabía por dónde empezar, pero fui a trabajar como voluntario en un zoológico llamado Tropical Wings en South Woodham Ferrers, conocido por su mariposario. Ese fue mi primer contacto y me contrataron como empleado.
Tiempo después lo dejé para unirme al equipo de reptiles del zoológico de Londres y luego al equipo de exhibiciones del zoológico de Colchester, donde gané la confianza para hablar frente a 400 personas.
Terminé trabajando con sus tigres y criando tres cachorros. Esa fue la primera vez en 50 años que nacían crías, así que tuve el privilegio de experimentarlo.
“Vivíamos en una casa llena de animales encerrados”
Mientras trabajaba como cuidador de tigres, conocí a mi pareja Lynsey y en nuestra primera cita le conté mi sueño. Nos mudamos juntos y comencé a montar un negocio yendo a escuelas con animales rescatados, pero llegó la pandemia del covid-19 y mis planes quedaron destruidos.
Durante el confinamiento teníamos unos 25 animales en casa, incluidos suricatas y camaleones. ¡Era una casa de locos!
Lynsey trabajaba para el NHS (la sanidad pública británica) pero empezó a aprender sobre el cuidado de los animales. Vimos un centro de jardinería a la venta y pensamos en abrir una granja de mariposas y un pequeño reptilario, pero nos rechazaron el permiso por problemas con el estacionamiento para los vehículos.
Fue un revés tras otro. Entonces decidí montar una empresa de pintura y decoración y empecé a instalar cocinas.
En mayo de 2021 compramos el terreno a los propietarios de Tropical Wings. Habían cerrado el zoológico por problemas de salud y llevaba años abandonado. Estaba muy deteriorado, con edificios vandalizados, pero pensé: “Esta es mi oportunidad”. Usé el dinero que gané pintando y decorando para comprarlo.
Lynsey dejó su trabajo para ayudarme, lo cual era un gran riesgo. En enero de 2022 obtuvimos nuestra licencia para el zoológico y abrimos nuestras puertas un mes después. Conseguimos 14.000 seguidores en 24 horas en Facebook. Pero no fue un camino de rosas.
“El día de la inauguración fue un desastre”
Siempre fue mi ambición y pasión, y finalmente llegó el día de la inauguración. Quería hacer justicia a los dueños anteriores que me habían dado mi oportunidad. Fue increíble ver el parque abierto, pero fue un desastre total.
Pensé que mi sueño había terminado. Honestamente podría haber llorado. Fue el día más estresante de mi vida. No había parado de llover en toda la semana, hacía mucho frío y pensábamos que la gente esperaría a que mejorara el tiempo. Pero no lo hicieron. Llegaron todos al mismo tiempo y teníamos 500 personas haciendo cola para entrar a primera hora.
Llenamos el estacionamiento, las rotondas del vecindario y la carretera que lleva al zoológico. Los autobuses no podían circular, molestamos al ayuntamiento y a otros comercios vecinos.
La prioridad siempre había sido preparar el zoológico y asegurarse de que los animales estuvieran bien. El estacionamiento fue un gran descuido por mi parte, debería haberle prestado más atención. Entré en pánico.
Llamé a una empresa y los convencí de que me enviaran un camión remolcador para poder sacar los vehículos que habían quedado encallados en el barro.
Para empeorar las cosas, sólo teníamos conejos, cobayas y algunos búhos y otros animales rescatados que tenía en casa. Recibimos muchas críticas negativas. Pensé que todo había acabado.
¿Por qué regresarían estas personas cuando habían tenido una experiencia tan mala? La gente tenía toda la razón, no era lo suficientemente bueno pero no podíamos darnos el lujo de dejarlo cerrado por más tiempo. Los animales todavía necesitaban alimentación, además de las facturas del veterinario y la calefacción.
En las dos primeras semanas recibimos 15.000 visitantes. No esperábamos eso ni estábamos preparados para ello. Sólo teníamos un puñado de empleados y voluntarios que nos ayudaban a administrar el lugar. Sólo logramos remontar ese terrible comienzo porque no paramos de trabajar. Seguimos adelante.
Mi madre se encargó de las instalaciones de restaurante y Lynsey instaló la tienda y se hizo cargo del marketing. Salimos a recibir y saludar al público, que se familiarizó con nosotros. La gente podía ver que nos estábamos adaptando.
Para el verano, la gente quería ver qué cambios habíamos realizado. Sin los vecinos, este zoológico nunca habría sobrevivido. A pesar de toda la mala publicidad, nos han apoyado. El mantenimiento del zoológico cuesta aproximadamente US$127.000 cada mes, incluidas las facturas del veterinario, la calefacción, la comida y el cuidado de los animales.
“Mi bebé tendrá la infancia de sus sueños”
En abril pasado, tuvimos un niño pequeño llamado Kai, ¡lo que se sumó al caos! Vivimos en el zoológico y sigue siendo una nueva forma de vida para nosotros, pero es todo lo que Kai ha conocido. Cuando él nació, me di cuenta de que necesitaba encontrar un equilibrio entre la vida y el trabajo, algo para lo que no soy bueno, pero lo estoy intentando.
Le encanta observar monos y flamencos, y está teniendo la infancia con la que la mayoría de la gente sueña, con un zoológico como jardín trasero. Ojalá algún día se haga cargo de él.
Cuando abrimos, recibimos 1100 solicitudes de voluntarios, las leí todas y contraté a 30 personas. Muchos de los voluntarios ahora son empleados remunerados, de los que tenemos 42. Cuidamos a más de 500 animales de 93 especies diferentes, incluidas cebras, flamencos, monos colobos, cocodrilos, loritos arcoíris y 19 pingüinos que llegarán en mayo.
“Mi objetivo es cerrar el zoológico algún día”
La conservación de animales sigue siendo mi pasión y siempre lo será. Somos un pequeño zoológico con un gran corazón. Queremos hacer más trabajo de conservación y enviaremos cuidadores a Madagascar y Nepal.
Nos estamos involucrando con programas de cría para ayudar a los animales en peligro de extinción. Sinceramente, espero que algún día podamos cerrar el zoológico. Ése es el objetivo final. Espero que algún día ya no sea necesario porque los humanos no estaremos teniendo un impacto tan negativo en las poblaciones de animales salvajes.
Los últimos dos años han sido una locura, subestimé lo difícil que sería pero estoy muy orgulloso de todo lo que hemos logrado. Quiero que Kai sepa que puede soñar algo y que puede suceder. No dejes que nadie te diga que no puedes hacerlo.
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