Compra de influencias: las estrategias de China para manipular Facebook y Twitter
El gobierno chino confía en contratistas de tecnología para operar activamente en las redes sociales y dar forma a la opinión pública
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NUEVA YORK.- Inundar las redes sociales de cuentas falsas que promueven una agenda autoritaria, hacer que parezcan reales y hacerlas crecer en número de seguidores, y rastrear a los que critican al gobierno hasta saber sus nombres y el lugar donde viven.
El gobierno de China ha desatado una campaña global online para mejorar su imagen y desacreditar las acusaciones de abusos contra los derechos humanos en ese país. Gran parte de esas tácticas son solapadas: redes de bots que generan posteos automáticos y personas virtuales imposibles de rastrear.
The New York Times tuvo acceso a una serie documentos que confirman y dejan al desnudo la forma en que el gobierno chino opera sobre empresas privadas para generar contenidos a pedido, ganar seguidores, espiar a los críticos y prestar otros servicios en campañas de información. Y ese mecánica tiene cada vez más espacio, ya no en las redes chinas, sino en las plataformas internacionales como Facebook y Twitter, que el propio gobierno chino tiene bloqueadas dentro de su territorio.
Los documentos, que surgen de los pedidos de cotización del gobierno a los contratistas, son una rara oportunidad de observar la vasta burocracia china desde adentro, que trabaja para hacer propaganda y forjar opinión en las redes sociales globales. Esos documentos fueron retirados de la web cuando el Times se contactó con el gobierno chino para preguntarle al respecto.
El 21 de mayo, una división de la policía de Shanghai publicó un aviso online solicitando cotización de contratistas privados para lo que se conoce entre los funcionarios chinos como “gestión de la opinión pública”. Hace tiempo que el gobierno chino confía en los contratistas de tecnología para mantenerse al tanto de lo que ocurre en las redes sociales nacionales y operar activamente para dar forma a la opinión pública interna, a través de la censura y la difusión de publicaciones falsas dentro de China. Pero hace poco, los funcionarios y la industria de gestión de opinión empezaron han extender su atención más allá de China.
El pedido de cotización de la policía de Shanghai era por la creación de cuentas falsas en Twitter, Facebook y otras importantes plataformas de redes sociales. La policía enfatizaba que era un encargo urgente, y daba a entender que necesitaba ponerlas en funcionamiento de inmediato para orientar la discusión en las redes.
Refuerzos y ataques
Las redes de cuentas tipo bot (por robot) o trolls como las que la policía de Shanghai quiere contratar, son las que han impulsado el aumento del tráfico online a favor de China en los últimos dos años. A veces, las publicaciones de esos bots en las redes sociales refuerzan las cuentas oficiales del gobierno con likes o reposteos. Otras veces se dedican a atacar a los usuarios de las redes sociales que critican al gobierno.
El departamento de policía buscaba más sofisticación y potencia de llegada: una serie de cuentas con seguidores orgánicos, con capacidad de operar según los objetivos del gobierno en el momento que se los necesite.
La solicitud insistía en la necesidad de que esas cuentas mostraran mucha actividad, ya que actualmente las plataformas tienen mejores mecanismos para detectar y eliminar cuentas falsas o coordinadas entre sí.
Las redes de bots usualmente vinculadas al gobierno de China se caracterizan por su poco intercambio con otros usuarios y baja actividad, dicen los expertos en desinformación. Aunque se pueden usar para engañar y aumentar la cantidad de likes en las publicaciones oficiales del gobierno, la mayoría de esas cuentas automatizadas tienen poca influencia en el plano individual, ya que tienen pocos seguidores propios.
En la solicitud de cotización, las autoridades usaban una frase muy extendida entre la policía de Internet de China para referirse al rastreo de la persona real detrás de una cuenta de redes sociales: “tocar tierra”.
El amedrentamiento y las amenazas a los usuarios que expresan sus posiciones contra el gobierno en Internet es cada vez mayor. Al principio, los agentes de la policía de Internet se centraban en las plataformas de redes sociales locales. En 2018, lanzaron una nueva campaña para detener a los usuarios de Twitter en China, que habían encontrado la forma de sortear los bloqueos del gobierno, y obligarlos a eliminar sus cuentas.
Ahora, la campaña se extiende a los ciudadanos chinos que viven fuera del país. El documento dejaba claro que la policía de Shanghai quería descubrir la identidad de las personas detrás de ciertas cuentas y rastrear las conexiones con el continente de los usuarios chinos en el exterior. Luego, sus oficiales pueden amenazar a los miembros de la familia en China o detener a los titulares de las cuentas cuando regresan al país para obligar a los críticos online a eliminar publicaciones o incluso cuentas enteras.
En sus anteriores campañas de información, China utilizaba cuentas tipo bot para sumar cantidades poco realistas de likes y retweets a publicaciones de medios gubernamentales y estatales. Ese vendaval de tráfico artificial a veces logra que el algoritmo de recomendación muestre la información en muchas redes sociales y motores de búsqueda.
Con el tiempo las campañas de propaganda chinas en el extranjero se fueron volcando a los medios visuales. Los funcionarios buscaban una empresa no solo para mantener e implementar cuentas falsas, sino también para generar contenido original: la demanda de videos es alta.
Un documento aparte al que tuvo acceso el Times muestra que en noviembre, esa misma división de la policía de Shanghai compró servicios de grabación de videos a otra empresa. La policía requería al menos 20 videos al mes y con su correspondiente distribución en las redes sociales nacionales y extranjeras. El documento se refería a la tarea como producción de video original que se utilizaría para librar la “batalla de la opinión pública”.
A principios de este año, un análisis del Times y ProPublica reveló que los miles de videos que muestran que la minoría étnica uigur supuestamente vive feliz y en libertad fueron parte clave de una campaña de información que Twitter finalmente atribuyó al Partido Comunista Chino. Cuando Twitter eliminó la red detrás de esas publicaciones, también eliminó las cuentas vinculadas a un contratista que, según dijo, ayudó a grabar videos de propaganda.
Tres semanas después de la publicación de la solicitud de cotización del departamento de policía de Shanghai, una empresa llamada Shanghai Cloud Link ganó la licitación, según muestran los documentos. En su manifiesto, la empresa dice tener solo 20 empleados. Según la página de LinkedIn de su fundador, Wei Guolin, la compañía trabaja con firmas multinacionales y brinda servicios de “gobierno digital” y “ciudades inteligentes”.
(Traducción de Jaime Arrambide)
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