Durante el desfile militar, la Fuerza Armada de Venezuela mostró dos modelos distintos de drones con capacidades ofensivas, una versión más moderna del aparato iraní Mohajer 2
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Dicen que aquella noche las disidencias de las FARC conocieron el infierno. A las 3 de la madrugada del pasado 8 de febrero, guerrilleros de las disidencias de los frentes 10 y 28 que se encontraban en el estado Apure, adyacente a la frontera con Colombia, fueron bombardeados desde el aire y por sorpresa por las Fuerzas Armadas de Venezuela.
Según publicó unos días después el diario El Colombiano citando a fuentes de inteligencia de la Fuerza Armada de Colombia, el ataque se habría realizado empleando drones artillados.
“Eso sería toda una novedad porque, si se confirma, convertiría a Venezuela en el segundo país en el hemisferio, después de Estados Unidos, en emplear armamento real desde drones”, dice a BBC Mundo Andrei Serbin Pont, director de la Coordinadora Regional de Investigaciones Económicas y Sociales (CRIES), una red de centros de investigación de América Latina y el Caribe.
Las autoridades venezolanas nunca confirmaron el uso de drones artillados, pero unos meses más tarde, durante un desfile militar, el gobierno de Nicolás Maduro exhibió drones venezolanos con capacidades de ataque. Así, Venezuela se convirtió –según especialistas– en el primer país de América Latina en contar con drones armados.
Para saber cómo lo consiguió hay que girar la atención hacia sus relaciones con Irán.
Armados y no tripulados
El pasado 5 de julio, durante el desfile militar con motivo de la celebración del Día de la Independencia, la Fuerza Armada de Venezuela mostró dos modelos distintos de drones con capacidades ofensivas.
El Antonio José de Sucre 100 (ANSU 100) fue presentado como un aparato “de observación, reconocimiento y ataque, con capacidad antitanque y antipersonal”, mientras que el Antonio José de Sucre 200 (ANSU 200) fue descrito como una nave de “ala voladora, velocidad, alto sigilo y capacidad de observación, reconocimiento, ataque, caza antidrones, supresión defensa aérea enemiga”.
De acuerdo con el narrador del desfile, ambos aparatos son “de diseño y fabricación” venezolana. Sin embargo, diversos expertos han apuntado que al menos el ANSU 100, en realidad, es una versión modernizada del dron iraní Mohajer 2.
Estos aparatos no tripulados fueron los primeros adquiridos por Venezuela a Irán durante el gobierno de Hugo Chávez. De acuerdo con la información disponible en la base de datos sobre equipos militares ODIN, perteneciente al Ejército de Estados Unidos, Venezuela firmó un acuerdo con Irán en 2007 para ensamblar 12 unidades del Mohajer 2, a partir de partes y piezas suministradas por la Fuerza Quds de la Guardia Revolucionaria de Irán.
Los aparatos comenzaron a ser ensamblados en 2009 por Cavim, la empresa estatal venezolana encargada de producir armas y municiones.
En junio de 2012, durante una transmisión televisada, Chávez mostró por primera vez estos aparatos no tripulados. Entonces, se dijo que serían utilizados en misiones de reconocimiento y que el personal venezolano que trabajaba en ese proyecto había sido entrenado en Irán.
También se apuntó que aquel modelo ensamblado por Cavim disponía de cámaras de video y fotografía de alta resolución y que, aunque en principio, solamente podía usarse en vuelos de día, se estaba trabajando para adaptarlo a vuelos nocturnos.
En los últimos años, la relación entre Irán y Venezuela no ha hecho más que reforzarse, sobre todo desde que ambos países están sancionados por Estados Unidos, que considera autoritarios tanto al gobierno de Caracas como al de Teherán.
“En teoría, se supone que es una modernización basada en el Mojaher 6 [el modelo más avanzado de este tipo de dron]. Si te fijas en las fotos anteriores de los Mohajer 2, verás que en vez de un tren de aterrizaje tenían como una suerte de esquís, porque son lanzados desde una plataforma”, dice Serbin Pont a BBC Mundo.
“Como parte de la modernización reciente, lo que hace es ponerle un tren de aterrizaje con ruedas, con la idea de que puedan operar directamente desde pistas aéreas normales”, agrega.
Afirma que estos aparatos han sido exhibidos junto a un tipo de munición guiada Qaem, también de fabricación iraní, que permite atacar objetivos desde el aire con bastante precisión. Advierte, no obstante, que aún hay muchas incógnitas sobre el funcionamiento de estos drones actualizados.
“No tenemos evidencias sobre las condiciones operativas de este nuevo modelo modernizado y si ha sido empleado con este armamento. Hay fuentes que indican que sí”, apunta Serbin.
Cabe destacar que durante el desfile del 5 de julio, tanto el ANSU 100 como el ANSU 200 fueron exhibidos mientras eran transportados por vehículos terrestres. Este detalle es especialmente importante en el caso del ANSU 200, pues se trata de un aparato nuevo del que antes del desfile solamente se conocían imágenes de su diseño y modelos a escala, pero cuya operatividad no ha sido mostrada.
En noviembre de 2020, durante una transmisión televisiva en la que informaba sobre el diseño y construcción de dos aeronaves, Maduro anunció que Venezuela iba a fabricar también drones multiuso y “para la defensa nacional”.
Se refirió concretamente a un dron que se encontraba en el lugar y dijo que estos aparatos serían construidos con aluminio venezolano y que incluso serían fabricados para exportar. Aunque no lo identificaba, el aparato en cuestión lucía como un modelo a escala del Mohajer 6.
Un proyecto ambicioso y opaco
El desarrollo de drones en Venezuela ha estado marcado por dos características: el apoyo de Irán y el secretismo.
“El programa de drones de Venezuela procede de Irán. Venezuela no tenía un programa de drones antes de su cooperación con Irán”, dice Joseph Humire, director ejecutivo del Center for a Secure Free Society, un centro de estudios con sede en Washington D.C.
Indica que cuando se puso en marcha esta iniciativa entre 2006 y 2007, se hizo con la firma de unos acuerdos de cooperación militar que estaban ocultos bajo convenios comerciales y vinculados también a acuerdos energéticos en los que participaban las petroleras estatales de ambos países.
Al inicio, esa cooperación avanzó lentamente y tardaron años en tener listos, en torno a 2011, los primeros drones iraníes fabricados en Venezuela. Los aparatos eran ensamblados y/o fabricados en las instalaciones que tiene Cavim en la base aérea Libertador, en la ciudad de Maracay, en el centro de Venezuela.
Pese a los contratiempos, Humire cree que se trataba una iniciativa seria que incluso podía tener uso dual (civil/militar).
El programa quedó en pausa entre 2013 y 2016. A partir de entonces, ambos países decidieron fortalecer su cooperación en defensa, pero entonces tuvieron que lidiar con las restricciones impuestas por las sanciones de la ONU, que impedían a Irán exportar sistemas de armamento.
Humire señala que poco después Venezuela creó su primer batallón de drones, que incluía no solamente los aparatos iraníes, sino también otros UAV de vigilancia y supervisión procedentes de China y a Rusia.
“Entonces, Venezuela se dotó exitosamente por primera vez de un programa real de drones, pues inicialmente era como un programa piloto. A partir de 2019 tenían un programa que era manejado por un batallón específico y es también cuando empezamos a ver estos aparatos siendo usados en diferentes operaciones”, dice el experto.
De acuerdo con Humire, fue gracias al uso de los drones iraníes que las autoridades venezolanas pudieron detectar la llamada Operación Gedeón, el fallido intento de desembarco de un grupo de exiliados venezolanos acompañados de dos exveteranos estadounidenses en mayo de 2020, con el supuesto objetivo de capturar a Maduro.
“Así que hemos estado viendo el uso de los drones especialmente en tareas de vigilancia, pero esto va mucho más allá de lo que habían hecho en el pasado. Eran más bien vuelos de prueba y pequeñas misiones de reconocimiento, pero los drones no eran usados para patrullaje fronterizo”, apuntó.
La modernización de los Mohajer 2 venezolanos ha estado a cargo de la empresa de servicios aeroespaciales Eansa –una subsidiaria de la compañía aérea estatal Conviasa– que también tiene su sede en la base aérea Libertador en Maracay.
No está claro cuán avanzado se encuentra el programa de drones armados de Venezuela, dado que no han sido vistos en acción ni se sabe cuántos aparatos de estos hay, ni si se trata solamente de los antiguos Mohajer 2 actualizados o si se han adquirido o fabricado nuevos aparatos.
BBC Mundo se comunicó con el Ministerio de Comunicación de Venezuela para solicitar información sobre el programa de drones en ese país, pero al momento de publicar esta nota no se había recibido respuesta.
En lo que sí coinciden los expertos es en que Venezuela sería el primer país de la región en contar con estos UAV con capacidades ofensivas.
En un artículo sobre el uso de drones en la lucha antinarcóticos en América Latina, los investigadores Jochen Kleinschmidt y Luca Trenta señalan que “pese a que hay algunas voces que llaman a convertir los drones en armas, estos siguen sin armar” en la región. Pero esa era la situación en enero pasado, cuando el texto fue publicado por la Universidad de Swansea (Reino Unido).
Kleinschmidt, quien es investigador en Relaciones Internacionales del Centro de Estudios Latinoamericanos de la Universidad Católica Eichstätt-Ingolstadt (Alemania), indicó que Brasil está buscando formas para integrar misiles modernos antitanques en sus vehículos aéreos no tripulados (UAV, como se conoce a los drones por sus siglas en inglés), así como dotarse de drones suicidas.
“Dado que todo esto está en sus etapas iniciales, sería correcto, hasta donde yo sé, decir que los únicos drones armados en América Latina son quizás los Mohajers venezolanos y sus derivados, y los drones civiles armados utilizados por algunas organizaciones criminales mexicanas”, apuntó al ser consultado por BBC Mundo.
Joseph Humire, por su parte, considera que Venezuela tiene objetivos que van mucho más allá de dotarse de estos aparatos con capacidades ofensivas. “Es mucho más que solamente los drones. Venezuela no solamente quiere producir los drones localmente, sino que quiere llegar a exportarlos”, dice.
“En Venezuela están creando una capacidad local endógena para desplegar los drones como parte de una estrategia militar más amplia, algo en lo que los iraníes son muy buenos en términos de uso de los drones: las capacidades anfibias asimétricas, básicamente combinando los drones con lanchas rápidas de ataque y sistemas satelitales que le permiten monitorear las aguas”, añade.
“Irán lo hace constantemente en el estrecho de Hormuz y en el Golfo Pérsico. Venezuela no tiene ese capacidad hoy, pero apuntan a obtenerla en el futuro”, concluye.
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