Cómo se vive en Guyana, el país que tuvo un milagro económico y ahora teme ser agredido por Venezuela
La exaltada pretensión del régimen de Nicolás Maduro sobre el inmenso territorio del Esequibo, del otro lado de la frontera, puso a los guyaneses en causa común frente al expolio
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“Señor Maduro, mi nombre es Gregorio. Esequibo pertenece a Guyana. ¿Lo entiende señor?”, dice un joven guyanés de gorrito que mira con cara de pocos amigos a la cámara de su celular, en una publicación de Instagram. Como miles de guyaneses, Gregory Shaw, tal su nombre completo, se expresaba contra los planes mesiánicos del presidente venezolano, de incorporar para su país ese territorio selvático que representa dos tercios de Guyana.
¿Acaso es posible ampliar el mapa venezolano con el Esequibo, una extensa región de 160.000 km2 riquísima en recursos naturales? Nicolás Maduro cree que sí. No es que a Maduro le interesen los 200.000 guyaneses que viven ahí, sino sus vastas reservas petroleras y minerales.
La exótica Guyana, antigua colonia británica de cultura caribeña e idioma inglés, pasó al primer plano en América del Sur desde que Maduro levantó la voz y convocó a un referéndum donde les preguntó a los votantes si la región del Esequibo debía pasar a ser venezolana. Según los recuentos oficiales, siempre dudosos, habría ganado con el 95%.
Lo cierto es que nadie les preguntó a los guyaneses qué pensaban de semejante redistribución territorial, dispuesta desde el Palacio de Miraflores. Algo así como el reparto de África de 1885, cuando las potencias imperiales europeas se dividieron el continente durante una sobremesa en Berlín, trazando fronteras donde más o menos les parecía.
Cuando se escucha a los guyaneses, se desprende una sensación compartida de despojo latente. “¡Hola! ¡Cómo están! Solo quería recordarles que la frontera de Guyana con Venezuela se decidió en realidad, de manera legal e internacional, hace más de 100 años. Esequibo es nuestro, y seguirá siendo nuestro”, dice Ashwni Sharran en su cuenta de TikTok, una joven guyanesa de los tantos jóvenes que expresan su rabia. Y los mensajes se suceden.
“Creo que ha habido mucha preocupación, incluso miedo, en las últimas cuatro o cinco semanas, cuando realmente han escalado las tensiones. Por ejemplo, hay gente que decidió cancelar viajes al extranjero para Navidad por temor a una agresión y no puedan regresar al país”, dijo a LA NACION Theodore Kahn, director de la oficina en Bogotá de la consultora internacional Control Risks. Kahn se ocupa de analizar, entre otros países, Venezuela y Guyana, y sigue con atención el desarrollo del litigio.
Last evening, I joined thousands of Guyanese at the National Stadium, Providence for an Evening of Patriotic Reflection as we stand united in defence of our sovereignty and territorial integrity.#EssequiboIsWeOwn #NotaBladeofGrass #WeAreUnited #OneGuyana #StrongerTogether pic.twitter.com/Ipo4TdzrJF
— President Dr Irfaan Ali (@presidentaligy) December 4, 2023
El Esequibo está en disputa desde el siglo XIX, con marchas y contramarchas, y con acuerdos que primero se firman y luego se desconocen, como muchas fronteras trazadas en el principio de los tiempos. Hubo un primer tratado en 1899, que favoreció a Guyana y luego impugnado por Venezuela, y otro laudo de 1966 que pateó la solución hacia adelante.
Pero no fue hasta 2015 que el gobierno chavista comenzó verdaderamente a interesarse por ese territorio. Maduro terminaba de enterarse del hallazgo de inmensas reservas petroleras en las costas del Esequibo y decidió ponerse en movimiento. Un hallazgo que convirtió a la modestísima Guyana, de la noche a la mañana, en la estrella del baile.
Codicia
De 2020 a 2023, Guyana cuadruplicó las exportaciones de petróleo, y espera producir 1,2 millones de barriles diarios para 2027. Eso la dejaría solo detrás de Brasil y México a nivel continental, y por encima de Venezuela, razón de más para la repentina codicia chavista. Guyana se volvió una de las economías de más rápido crecimiento del mundo e incluso atrae de vuelta a algunos de los miles de emigrantes que se despidieron del país corridos por la pobreza.
Casi se podía ver a Maduro desempolvando viejos mapas del Esequibo y extendiéndolos febrilmente, ajados y desteñidos, sobre la mesa en su despacho presidencial, para ver cómo sacar una tajada. Estudiado el asunto y trazado el objetivo, faltaba el método de ejecución. Y el método comenzó con el referéndum que determinó que el Esequibo se convirtiera en un nuevo estado de la República Bolivariana de Venezuela.
¿Qué país había del otro lado de la frontera? Un país multicultural donde conviven tradiciones y costumbres indias, africanas, asiáticas y anglosajonas, resultado de una historia colonial de dominio holandés y británico, con la consiguiente importación de esclavos africanos y la contratación de trabajadores indios y asiáticos. Un país muy pobre, por cierto, uno de los más pobres del continente, pero que había encontrado la llave de la felicidad con sus recientes hallazgos petroleros.
“Está claro que la población está mostrando un frente unido ante esta situación, y también creo que ha sido la población la que ha impulsado al gobierno a tomar varias medidas en respuesta a Venezuela”, dijo Kahn.
Además de las protestas diplomáticas y discursivas del gobierno del presidente Irfaan Ali, la unidad de los ciudadanos guyaneses no deja fisuras en defensa del territorio nacional. Un músico nativo del Esequibo, BNick, que hace dancehall reggae, subió por ejemplo a sus redes una sentida canción donde defiende a su tierra. Les canta a las bellezas naturales, a sus gentes, sus tradiciones, y deplora la iniciativa venezolana.
#EssequiboIsWeOwn https://t.co/kQTvcP7oZR Esequibo no es, ni nunca sera de la agresora Venezuela.
— Easy Dutch College (@easy_dutch) December 7, 2023
“Mi pueblo y yo estamos haciendo lo poco que podemos para intentar apoyar a nuestro país y a nuestras tropas en estos momentos de miedo e incertidumbre. No incitamos a la violencia de ninguna manera, somos una nación pacífica con ciudadanos generosos y cariñosos, solo queremos paz”, dice BNick en el texto de presentación.
“Me molesta e irrita enormemente que Venezuela quiera anexionarse el territorio de Esequibo de Guyana”, dijo a LA NACION la actriz y creadora de contenidos Sandy King, que subió un video a Instagram donde se la ve cantando y bailando un tema alusivo al conflicto donde le dice terminantemente “no” a la rapiña de Maduro. “Venezuela quiere todo el territorio de Guyana y es increíblemente molesto cómo lo están haciendo. Creo que es una broma y que están siendo codiciosos porque han oído que Guyana está llena de ricos recursos como petróleo, oro y diamantes, principalmente en el Esequibo. Pero buen intento, tenemos a los mejores países ayudándonos. Somos una sola Guyana y el Esequibo nos pertenece”.
Peligrosa fantasía
El periodista guyanés Michael Younge sostuvo por su parte que el presidente Maduro seguramente sufrió “un ataque de locura” y quizás está viviendo “una peligrosa fantasía” al declarar al Esequibo como estado venezolano. “Maduro ha hecho y dicho todo para despejar el camino a la anexión de territorio guyanés, provocando inestabilidad en el Caribe y América del Sur. El gobierno guyanés, sin embargo, está jugando el juego de manera sensata e inteligente”, señaló.
“El gobierno está adoptando la postura de que será validado nuevamente en la Corte Internacional de Justicia (CIJ), donde tiene un caso activo contra Venezuela por esta cuestión”, agregó.
Eso no significa que Guyana se vaya a quedar de brazos cruzados y no se vaya a defender frente a una agresión mientras espera que se resuelva el caso judicial, señaló también Younge. Pero la situación judicial tiene sus propios bemoles, porque el gobierno venezolano desconoce la jurisdicción de la CIJ en la resolución del litigio.
Venezuelan President Nicolás Maduro wants to expand mining in the forest-rich Essequibo area of Guyana that his country claims and has now incorporated into its official map but Guyana’s Indigenous peoples have rejected these moves.https://t.co/MTtFUZDDJy
— News Room (@newsroomgy) December 10, 2023
La analista internacional argentina Paula Zaragoza hizo su tesis de maestría sobre la disputa del Esequibo, y lo tomó como caso testigo de lo que han sido mayormente las disputas en América del Sur, caracterizadas por una paz híbrida, donde la espuma sube pero no suele desbordar.
“Pero este hecho la está poniendo a prueba, porque se está incrementando la presencia militar en la frontera, está involucrando a otros países vecinos, como Brasil. Ahora está por comprobarse una vez más si esta escalada termina en un conflicto armado o no”, dijo a LA NACION Zaragoza, Magister en Relaciones Internacionales del IRI-UNLP.
Prueba de calidad
“Los dos países siguen optando por la solución pacífica de la controversia, y esto lo han dicho en múltiples foros, en múltiples comunicados, no solamente los mandatarios, sino otras líneas. Siguen sosteniendo la vía pacífica, pero es una manera de testear qué va a ocurrir”, aclaró.
Precisamente esta semana, los dos presidentes enfrentados se reunieron en la nación caribeña de San Vicente y las Granadinas, en un primer cara a cara para tratar de sacar adelante el asunto de manera razonable.
¿Y qué puede ocurrir? Lo más probable es que la diplomacia, sino la disuasión, se termine imponiendo. Entre tanto, los guyaneses sienten que Maduro puede lanzarse a buscar lo que dice ser suyo. Por un lado ven al presidente venezolano, con su ambición desmesurada, como alejado de la realidad. Al mismo tiempo, debido a ese desfase, lo creen capaz de todo. Aunque también es cierto que la intervención de Estados Unidos en respaldo de la soberanía guyanesa les dio más tranquilidad.
El periodista Freddie Kisson llamó en una columna del Guyana Chronicle al gobierno y a la gente a prepararse para cualquier eventualidad. Pero pidió no dejarse arrastrar por “los juegos mentales” del presidente venezolano.
“Sabe que está perdiendo el control de la República Bolivariana y pensó que podría unir a Venezuela a su alrededor si utilizaba el Esequibo como chivo expiatorio”, dijo. Y cerró: “Disfruten de la vida en Guyana y continúen con normalidad. Nos vemos esta tarde en el malecón”.
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