Cómo se pactó la sorpresiva salida de España de Juan Carlos I
MADRID.- La salida de Juan Carlos I de España se decidió en una reunión directa entre Felipe VI y su padre, después de que, a través de intermediarios, no se hubiera logrado un acuerdo sobre la forma de evitar que el escándalo en torno a las cuentas de este último en paraísos fiscales dañase a la Monarquía, publica hoy el diario El País.
"El Gobierno estuvo al corriente de las conversaciones, pero la decisión última fue de Felipe VI, como subrayó ayer el presidente Pedro Sánchez. Juan Carlos I abandonó el domingo La Zarzuela y cruzó el lunes la frontera de España con Portugal, aunque este país puede no ser su residencia definitiva", sostiene el diario.
Juan Carlos I salió el domingo pasado del palacio de La Zarzuela, su hogar durante los últimos 58 años, y se dirigió a la localidad pontevedresa de Sanxenxo, donde durmió en casa de su amigo Pedro Campos.
A la mañana siguiente, cruzó la frontera con Portugal, pocas horas antes de que La Zarzuela anunciara, mediante un comunicado oficial, su salida de España. Aunque algunos medios aseguraron que en Oporto tomó un avión con destino a la República Dominicana, distintas fuentes han confirmado a El País que el padre del Rey no viajó a la isla caribeña.
Incluso República Dominicana puntualizó en una nota oficial que el rey emérito, "no ingresó en el territorio". Lo aclaró el Servicio de Inmigración de Santo Domingo.
Una decisión que llevó semanas
La salida de Juan Carlos I fue una decisión madurada durante semanas. Representantes de la Casa del Rey, de Juan Carlos I y de la presidencia analizaron todas las alternativas posibles para minimizar el daño a la Monarquía de la investigación abierta por los fiscales suizos y españoles sobre las cuentas opacas del rey emérito.
En las reuniones se perfilaron todos los detalles, incluida la forma de presentar su resultado definitivo ante la opinión pública. "Al final, tuvo que ser un encuentro directo entre el Rey y su padre el que desatascara un asunto en el que, según reconocen las fuentes consultadas, "no había solución buena, sino menos mala", dice El País.
Para Juan Carlos I, la línea roja fue conservar el título honorífico y vitalicio de rey, que se le concedió por real decreto en junio de 2014, pocos días antes de su abdicación. Para Felipe VI, el objetivo era que la solución fuera aceptada voluntariamente por su padre y que no se tratara de una imposición externa.
La salida consensuada entre padre e hijo, y aceptada por La Moncloa, fue el alejamiento físico del anterior jefe del Estado, su salida al extranjero. A partir de ese momento, explican las mismas fuentes, hubo que analizar a qué país iría a vivir y cómo se mantendría en el futuro.
En marzo, el rey Felipe VI retiró a su padre su asignación anual -cerca de 200.000 euros-, e hizo público un documento por el que renunciaba a la herencia de los fondos de diversas sociedades en paraísos fiscales y que lo nombraban como segundo beneficiario, después de su progenitor.
"Juan Carlos ha tenido que echar mano de sus ahorros, según fuentes de su entorno, y de la generosidad de sus amigos, que en algún caso no ha sido tan espléndida como podría esperarse", dice el diario español
Con información del diario El País
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