Debía haber sido la semana grande del magnate chino Jack Ma y de su coloso empresarial, el Grupo Hormiga.
Todo estaba listo para la que sería la mayor salida a bolsa de la historia, un nuevo espaldarazo para la fortuna de Ma, encaminado a recuperar la condición de hombre más rico de China.
Pero las cosas no salieron como estaba previsto.
Los inversores se preparaban el pasado jueves para comprar títulos del Grupo Hormiga en las bolsas de Hong Kong y Shanghái por valor de US$34.400 millones.
La emisión fue inesperadamente suspendida tras un interrogatorio de última hora por los reguladores financieros chinos.
Medios económicos especializados habían estimado las acciones de Ma en torno a US$17.000 millones, lo que habría elevado su patrimonio hasta los US$80.000 millones.
"No solo se había aprobado el despegue de este acuerdo, sino que las ruedas, literalmente, despegaron", afirma Drew Bernstein, directivo de Marcum Bernstein & Pinchuk, una compañía que asesora a compañías chinas.
Algunos analistas ven este movimiento inesperado como un intento de Pekín de dar una cura de humildad a una compañía que se ha vuelto demasiado poderosa y cuyo líder tiene tendencia a hacer declaraciones incómodas.
La cuestión es cómo Jack Ma, un hombre de orígenes humildes que se convirtió en un símbolo del potencial de China y de su progreso tecnológico, se convirtió en una amenaza.
Cómo Jack Ma se hizo rico
Ma provocó la ira de las autoridades de su país en una conferencia tecnológica el mes pasado en Shanghái, donde comparó al sector de la banca china controlada por el Estado con "casas de empeño" y lamentó su falta de vocación innovadora.
De alguna manera, fue un retorno a sus orígenes para Ma, según cree Duncan Clark, autor de "Alibaba, la casa que construyó Jack Ma".
"Esta nos es la primera vez que se mete en líos. Simplemente, no le gusta seguir un guion o una narrativa particular. Y le gusta provocar, como a cualquier gran contador de historias", afirma Clark.
Como muchos otros grandes contadores de historias, Ma acostumbra a hablar de su pasado. Cuenta su vida como un relato de perseverancia, pero nunca omite sus fracasos y dificultades.
Ma creció en un entorno humilde en Hangzhou, tuvo dificultades en la escuela y en dos ocasiones suspendió los exámenes de acceso a la universidad. Cuando empezó a buscar trabajo, fue rechazado en decenas de empleos. Solicitó cursar estudios en Harvard 10 veces, todas sin éxito.
Quizá su anécdota más famosa es la de cuando se presentó para un trabajo en la cadena de comida rápida, KFC, solo para descubrir que fue el único de los 24 entrevistados al que no contrataron.
A la tercera, logró superar el ingreso a la universidad y fue a una escuela de maestros. Allí pasó algunos años como profesor de inglés. Y fue en un viaje como traductor a Estados Unidos que descubrió internet.
Creó una empresa que fracasó y, después de ese primer intento fallido de hacer negocios, fundó Alibaba con US$60.000 que reunió entre algunos amigos.
Alibaba fue un éxito enorme y se convirtió en el dominador del comercio digital chino. Recaudó US$21.800 millones en su oferta inicial de acciones en 2014. El año pasado, Ma se retiró formalmente de Alibaba.
Ahora, por supuesto, no siempre se le considera como un David que lucha contra un Goliat.
"Ha construido una vida del hecho de que lo subestimaran. Eso se está haciendo más difícil. Cuanto más rico y poderoso te vuelves, crecen las expectativas", señala Clark.
Las grandes esperanzas del Grupo Hormiga
El debut bursátil del Grupo Hormiga había despertado gran expectación.
El servicio más popular de Hormiga, Alipay, comenzó como la plataforma de pago de Alibaba. Retenía en fideicomiso el dinero de los compradores hasta que estos recibían el producto que habían adquirido en línea.
Fue esencial en el crecimiento de Alibaba porque cada vez más gente empezó a sentirse segura haciendo compras por internet. Ahora, es más usado en China que las tarjetas de crédito.
La compañía fue dividida en 2011 y más tarde sus dos ramas rebatuizadas como Hormiga Finanzas y Grupo Hormiga. En su día, Alibaba insinuó que la segregación se debió a cambios regulatorios en China.
Ma se quedó con una gran participación en una de las compañías resultantes, que se expandió a otros servicios, como los seguros de salud, la gestión patrimonial o los préstamos al consumo.
Numerosos analistas creen que no ha sido una venganza de las autoridades lo que hundió el estreno en bolsa de Hormiga. Clark afirma que los comentarios de Ma pudieron haber sido políticamente incorrectos, pero no fueron la única causa de preocupación de los reguladores.
"Mi intuición es que fue el interés en la oferta y la forma en que la gente estaba reuniendo el dinero, endeudándose para invertirlo", dice Clark.
La agencia Reuters ha informado de que los bancos estaban prestando grandes cantidades a pequeños inversores.
La división financiera del Grupo Hormiga es más un intermediario que un banco. Concede préstamos a pequeños negocios y particulares, pero se los pasa a las entidades bancarias, que son en realidad las que los suscriben.
Hormiga gana con las comisiones que les cobra a los bancos, pero sin el requisito de mantener reservas y, en consecuencia, con menos riesgo para su propio balance.
Los prudentes reguladores chinos llevan tiempo preocupados por el número creciente de prestamistas en línea en China y cómo su acción podría afectar al total del sistema financiero.
De acuerdo con un borrador legal publicado por el Banco Popular de China publicado este lunes, los firmas que conceden préstamos digitales deben aportar al menos el 30% de cualquier crédito de sus propios fondos.
Cuando la Oferta Pública de Inversión fue suspendida, la Bolsa de Hong Kong dijo que se debía a que el Grupo Hormiga "podría no cumplir con los estándares para la inscripción y requisitos de transparencia" y sugirió que "cambios recientes" en el entorno regulatorio de las finanzas digitales podrían haber sido un obstáculo.
"Este era un gran negocio. Pero no creo que China vaya inclinarse por cualquier trato. No vana poner en riesgo su sistema financiero por un negocio, asegura Drew Bernstein.
Lo que espera ahora
Parece casi inconcebible que Hormiga no vaya a presentar un nuevo folleto e intentar de nuevo salir al mercado de valores.
"La compañía va a tener que reestructurarse de alguna manera. Quizá comprometer más dinero en la división de préstamos o solicitar más licencias. Entonces podrán regresar al mercado", comenta Bernstein.
Algunos analistas creen que habrá presión para una separación total de la división de préstamos del resto del negocio.
De acuerdo con algunas estimaciones, las pérdidas para las finanzas personales de Ma por el fracaso de la operación alcanzan los miles de millones de dólares. Pero la determinación es una de las señas de identidad de su biografía.
Un hombre que intentó entrar en Harvard 10 veces no parece el tipo de persona al que vaya a disuadir una sola negativa de los reguladores.
Por Timothy McDonald
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