Cómo prepara Alemania sus hospitales para lo peor de la pandemia
BERLÍN.- Fue el 11 de marzo: en una conferencia de prensa, la canciller Angela Merkel dijo que era posible que los hospitales alemanes se vieran colapsados si muchas personas enfermaban por el nuevo coronavirus al mismo tiempo.
Merkel hablaba escoltada por el ministro de Salud Jens Spahn y por el presidente del Instituto Robert Koch, Lothar Wieler, para explicarles a los alemanes la gravedad de la situación. Esa mañana había 1296 personas infectadas y menos de una decena de muertos. Tres semanas después, los infectados en Alemania son casi 95.000.
El primer caso de coronavirus de este país se registró en Starnberg, Baviera, el 27 de enero. Diez días antes de su diagnóstico, el hombre infectado, un empleado en una fábrica de techos corredizos que tiene una gran planta en Wuhan, había estado en contacto con un colega chino que estaba de visita en la empresa. Al mismo tiempo, Italia contaba sus primeros casos locales.
Dos meses después, el escenario en cada país no puede ser más distinto. Italia supera los 119 mil infectados reportados y las 14 mil víctimas fatales. En España la situación también es dramática, con 117 mil contagios y más de 10 mil muertos. En Alemania, el cuarto país con más casos diagnosticados del mundo (primero está Estados Unidos, con más de 257.000 infectados y 6000 muertos), las víctimas de la Covid-19 suman hoy 1358. Un número enorme en términos absolutos pero sorprendentemente bajo en comparación.
Hay expertos que explican esta diferencia en la agresiva política de testeos de Alemania. Christian Drosten, virólogo de la Charité (uno de los hospitales universitarios más importantes del país) y asesor del Estado alemán en esta crisis, lo explicó en una conferencia de prensa el 26 de marzo: "La razón por la que en Alemania tenemos un número menor de víctimas fatales en relación al número de infectados está relacionado con el enorme número de diagnósticos por laboratorio que hemos realizado", dijo ese día. "Estimaciones de los últimos días nos permiten creer que estamos haciendo medio millón de test PCR por semana".
La calma antes de la tormenta
Alemania tiene 29 camas de terapia intensiva por cada 100 mil habitantes, el doble que Italia y Francia y el triple que España o el Reino Unido. Pero el sistema tiene sus debilidades y los medios alemanes llevan semanas reportando sobre la preocupación de los hospitales con respecto a su capacidad de atajar la ola de casos graves cuando finalmente lleguen. En un artículo publicado a fines de marzo por la revista Der Spiegel, los directores de algunos de los hospitales más importantes del país decían estar preparándose para lo peor. "Cualquiera que todavía piense que el sistema de salud alemán puede hacer frente fácilmente a una situación como la de Italia no ha entendido nada", dijo a la revista alemana el presidente de la Federación de Hospitales de Alemania, Gerald Gass.
"Técnicamente, Alemania está bien preparado, somos un país rico, de altos ingresos, que tiene las instalaciones hospitalarias bien equipadas para absorber una cierta masa crítica de casos graves", dice Jens Holst, médico internista y salubrista, profesor de medicina especializado en salud mundial de la Universidad de Ciencias Aplicadas de Fulda, en Alemania, a LA NACIÓN.
"Pero al mismo tiempo hay que decir que durante las últimas décadas las autoridades –tanto centrales como los estados federados– han permitido la paulatina debilitación del Servicio Público de Salud", añade.
Este servicio mantenido por el Estado alemán y basado exclusivamente en presupuestos públicos, explica Holst, es responsable de la salud de la población a través de asistencia sanitaria y medidas de vigilancia y prevención de enfermedades. "Este sector, que es particularmente importante en momentos como este, se ha descuidado en los últimos años, así que en eso no estamos tan bien preparados", advierte el especialista.
En Alemania, el sistema sanitario está basado en seguros sociales de salud. La remuneración de los prestadores ambulatorios y hospitalarios, que son los que atienden a los pacientes con Covid-19, está a cargo de los seguros, tanto públicos como privados. Los hospitales se financian por los servicios prestados en base a un sistema de pago por diagnóstico. Por las características del sistema, "todos los hospitales están forzados a trabajar de forma rentable, y eso significa ahorrar gastos, lo que en un sector de uso intensivo suele significar recortes de personal", explica Holst. "Eso trae como consecuencia que las condiciones de trabajo, sobre todo de los enfermeros, han empeorado mucho durante los últimos años".
No alcanza con aplaudir
Uno de los puntos débiles del sistema de salud alemán es justamente ese: la falta de enfermeros y enfermeras. Y esta falta puede agravarse muy fácil una vez que el personal empiece a enfermarse, como la experiencia de otro países muestra que inevitablemente pasará.
En septiembre de 2017, un estudiante de enfermería de 20 años de Hildesheim dejó muda a Angela Merkel en un programa de televisión en medio de su campaña electoral. Alexander Jorde le reprochó ese día "no haber tomado en 12 años medidas para mejorar las condiciones de los enfermeros alemanes, que a veces trabajan hasta con 20 pacientes cada uno".
"En un país como Alemania debería ser posible una cuota de pacientes por enfermero y poner más dinero en esto", remató.
"Las condiciones de trabajo de los enfermeros han empeorado mucho en los últimos años", confirma Holst.
Estas malas condiciones –muchos pacientes, creciente carga de trabajo, más burocracia, poca apreciación y remuneración relativamente baja– explican que hoy haya unos 17.000 puestos vacantes y un promedio de 13 pacientes por enfermero, el doble que en Suiza o en Holanda.
En marzo, una petición online al ministro Spahn para que se aumenten los sueldos y se mejore el equipamiento de protección que los enfermeros necesitan para trabajar sumó 350 mil firmas.
Si antes de la pandemia los enfermeros alemanes ya estaban sobrepasados, un aluvión de pacientes solo puede empeorar la situación. A esto se suma, según denunció el noticiero Tagesschau, que ninguna institución alemana está siguiendo a nivel federal la cantidad de personal que está siendo dado de baja por contagios o por encontrarse en cuarentena después de haber estado en contacto con pacientes contagiados.
La falta de materiales de protección, especialmente batas y barbijos, es otra de las preocupaciones. Muchos consultorios y hospitales han denunciado el robo de mascarillas y desinfectantes. Otros, guardan bajo llave lo que tienen y negocian con los proveedores para conseguir más.
Esto impacta no solo en el personal que trabaja en las unidades de Covid-19. En Berlín, una enfermera que trabaja con pacientes inmunodeprimidos posteó en redes sociales una foto con una mascarilla hecha en casa para denunciar la falta de elementos de protección.
Aun con estos problemas, el sistema de salud alemán lleva ya varias semanas preparándose para lo peor, un lujo que no tuvieron sus vecinos. En Berlín donde hay casi 3000 infectados, está en construcción un hospital especial para pacientes con el nuevo coronavirus que podría atender hasta a mil personas.
A fines de marzo, el ministro Spahn le pidió a los hospitales que pospongan cualquier cirugía o práctica no urgente, para dejar las camas libres para los pacientes con Covid-19, y prometió ayuda financiera para compensar la caída de los ingresos.
"Nosotros tenemos la trágica ventaja de haber podido observar lo que pasa en Italia y España para poder prevenir con más preparación, pero todavía no hemos alcanzado el auge de la ola", advierte Holst.
"Ya muchos hospitales están adaptando otras salas para recibir pacientes con Covid-19 que puedan necesitar ventilación mecánica, pero hay que tener personal capaz de manejar estos aparatos y por eso algunos hospitales anuncian que en el peor de los casos tendrán que aumentar el turno diario de 8 a 12 horas, porque no pueden quedarse sin personal si la situación se agrava".
Todavía quedan en Alemania muchas camas libres. Algunas de ellas son ahora ocupadas por varias docenas de pacientes italianos y franceses que fueron trasladados a los hospitales locales en aviones y helicópteros militares.
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