Cómo planea hacer Taiwán para seguir (casi) libre de Covid-19
TAIPEI.- En este tiempo de angustia, pérdidas y muertes, de desempleo masivo y derrumbe económico, pensemos un momento en ese universo paralelo que es Taiwán.
Durante meses y meses, la vida en la isla ha sido, en una palabra, normal. Y tan normal que asusta: las bodas se vienen realizando sin temores ni trabas, y el público llena los estadios, las salas de concierto y las ferias nocturnas. Taiwán tiene más habitantes que el estado de Florida, pero su número de muertos por Covid-19 se cuenta con los dedos de ambas manos.
El éxito de Taiwán es de los que permanece fuera de los radares, al punto que muchos taiwaneses ahora se preguntan con un nudo en el pecho cuánto más puede durar la buena suerte de su bendita isla.
Para Chen Shis-chung, ministro de salud de Taiwán y jefe de su comando contra la pandemia, ese éxito es la mejor razón que existe para no apartarse ni un ápice de los pilares de la estrategia del gobierno. La isla está cerrada desde marzo para la enorme mayoría de los extranjeros, y quienes logran permiso para entrar, incluidos los taiwaneses que vuelven del exterior, tienen que hacer cuarentena estricta bajo vigilancia durante dos semanas.
Esas murallas han protegido a la isla de un diluvio de contagios, pero también amenazan con aislarla política y económicamente, si el resto del mundo relaja sus protecciones a medida que avanza la vacunación.
Chen dice que es improbable que su gobierno se mueva de esas políticas hasta que las vacunas demuestren ser una duradera protección contra el virus, y sugiere que Taiwán no puede ser como esos lugares donde relajaron las restricciones por presión de la opinión pública, para tener que volver a endurecerlas al poco tiempo.
"Creo que habrá otra ola de contagios, porque todos piensan que ya llega la vacuna, que ya esperaron demasiado y que ahora se pueden relajar", agrega Chen.
"Recién podremos pensar en flexibilizar un poquito las cosas cuando tengamos evidencia de que las actuales vacunas brindan una inmunidad duradera".
A medida que las campañas de vacunación arranquen alrededor del mundo, son muchos los países que deberán decidir cómo y cuándo flexibilizar las restricciones fronterizas, como Australia y Nueva Zelanda, que utilizaron su insularidad geográfica como principal defensa contra la pandemia.
De hecho, Taiwán lleva abroquelado con su restricción de ingreso más cuarentena desde hace mucho más tiempo que otros países, y sin que sus ciudadanos protesten demasiado. Como en el resto del mundo, la economía de la isla se desaceleró durante la pandemia, pero sigue creciendo a un ritmo decente.
Japón y Corea del Sur, otras dos democracias asiáticas que han cosechado elogios por su respuesta al virus, enfrentan actualmente un gran rebrote de nuevos casos.
Pero por eficientes e incansables que hayan sido las autoridades sanitarias de Taiwán, la isla también tuvo buena suerte, dice C. Jason Wang, profesor adjunto de la Escuela de Medicina de la Universidad de Stanford.
Con el número de casos en ascenso en todo el mundo y nuevas variantes aún más contagiosas del virus dando vueltas en muchos lugares, es inevitable que a las fronteras de Taiwán llegue más gente infectada, dice Wang, o sea que solo es cuestión de tiempo hasta que al gobierno se le empiecen a escapar algunos casos positivos.
El miércoles, Taiwán confirmó el primer caso positivo de la nueva variante del virus, en una persona llegada de Gran Bretaña, que dio positivo y fue hospitalizada. Como consecuencia, el gobierno restringió aún más el ingreso al país y endureció la cuarentena de los pocos que ingresan.
"Es notable que Taiwán se haya mantenido firme tanto tiempo", dice Wang. Pero aunque la isla vacune a su población para mediados de 2021, "para eso todavía faltan seis meses, y les va a costar mucho mantener esta situación durante tanto tiempo más."
Para el ministro Chen, 2020 fue un año de duras decisiones, por más que su repuesta a la pandemia sea la envidia de cualquier funcionario de salud del mundo.
De todos modos, Chen admite que "fueron tanteando a ciegas" hasta encontrar muchas de las respuestas adecuadas.
Por ejemplo en febrero, cuando apareció un foco de contagios en el crucero Diamond Princess, los funcionarios japoneses, donde estaba amarrado el barco, permitieron que muchos pasajeros que dieron negativo en el testeo desembarcaran y se fueron libremente. Algunos de ellos después dieron positivo. Taiwán tomó nota.
"Así aprendimos que después del testeo, todos tienen que quedar en cuarentena, tanto los positivos como los negativos", dice Chen.
El énfasis de Taiwán en el cumplimiento de una cuarentena estricta ayudó a contener los contagios, evitando el desborde de los hospitales y sin incurrir en enormes gastos de testeos masivos. Pero algunos expertos creen que ahora el gobierno debería testear más masivamente, sobre todo en los ingresos al país, para detectar más casos asintomáticos.
"Muchas de nuestras políticas se nos ocurrieron cuando había unos pocos millones de casos en todo el mundo", dice Chan Chang-chuan, profesor de la Escuela de Salud Pública de la Universidad Nacional de Taiwán. "Pero ahora nos acercamos a los 100 millones de casos, un escenario totalmente distinto."
Chan dice que Taiwán debería empezar a testear a todos en la frontera, y no solo ponerlos en cuarentena. De hecho, ya ha comenzado a hacerlo con los llegados de Gran Bretaña, donde se ha descubierto que circula la nueva variante más transmisible del coronavirus.
La posición de Taiwán es que es muy improbable que los portadores del virus que son asintomáticos después de 14 días de aislamiento sean muy contagiosos. Chen dice no tener dudas de que hubo algunos casos asintomáticos que escaparon de los radares del gobierno.
"Pero si esas infecciones no dan problemas, ¿deberíamos gastar tanta energía tratando de encontrar a esas personas?", dice Chen. "¿O los esfuerzos deberían concentrarse en las infecciones que sí traen problemas?"
Es difícil evaluar los riesgos que entraña este enfoque. Un estudio publicado en la edición de octubre de la revista científica The Lancet revela que de 14.765 personas cuya sangre fue analizada en un hospital de Taipei, la proporción de positivos por anticuerpos contra el coronavirus fue menor que en otros países. Sin embargo, los autores del estudio señalan que esa proporción igual puede implicar un número mucho mayor de infecciones asintomáticas o levemente sintomáticas de lo que se refleja en las cifras oficiales de Taiwán.
"En definitiva, todo se reduce al cálculo de cuánto dinero quiero gastar y cuánto riesgo quiero correr", dice Wang, el profesor de Stanford. Los casos a nivel mundial van en aumento y es probable que se filtren más infecciones en Taiwán, "así que la cuestión de cuánta filtración uno permite en su casa."
The New York Times
Traducción de Jaime Arrambide
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