Cómo lograr la gobernabilidad, el primer desafío de Dina Boluarte en un clima de creciente conflicto
La sucesora de Castillo se abrió a que se adelanten las elecciones, como insinuaban desde distintos sectores; crecen las protestas de los seguidores del expresidente, que permanece detenido
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LIMA.- Perú terminó este viernes una de esas tantas semanas de vértigo que vivió en los últimos años, con un dirigente que la empezó siendo presidente y la culminó entre rejas, autogolpe de por medio, y un creciente clima de conflicto en la capital y otras localidades, con marchas en aumento y cortes de ruta.
En Perú era feriado nacional por la batalla de Ayacucho, en 1824, que consolidó la independencia del país. Y ahí estaba la flamante presidenta, Dina Boluarte, en Ayacucho, donde tomó parte de un acto con discursos y desfile militar, en su primera función protocolar desde que emergió como sucesora de Castillo de las brumas de esas cuatro horas que pusieron al país en un limbo.
Fue quizás un respiro para Boluarte, que en las últimas 48 horas se pasó el tiempo en reuniones con líderes y congresistas de media docena de bancadas, tratando de asegurar un mínimo de entendimiento. Pero por la noche se formó una importante manifestación en el centro histórico de Lima, con gente que viene llegando del interior del país, y que por momentos chocó con un fuerte dispositivo policial.
Durante el día ya se habían registrado cortes de ruta en distintos puntos del país, de parte de seguidores de Castillo y otros disgustados con el Congreso y la dirigencia política en general, y continuando un incipiente clima de tensión del día anterior. Ya entonces se habían reportado movilizaciones en otros distritos del interior como Chota (de donde viene Castillo), Trujillo, Puno, Ayacucho, Huancavelica y Moquegua.
Además, en estos días se espera la llegada de un número mucho mayor de militantes de esas otras regiones, varios miles de manifestantes, para dar su apoyo al exmaestro, expresidente y actual detenido, el único cargo que le va quedando por estas horas.
Buena voluntad
Por varias razones, Boluarte sabe que lo que está en juego es la gobernabilidad, nada las menos. Expulsada de su partido, Perú Libre, hace unos meses por disidencias con su jefe, y con escasos respaldos propios dentro del Congreso, Boluarte precisa sí o sí de la buena voluntad del resto del elenco político.
Una gran duda, la principal, sobre su gobierno es cuál será su duración. ¿Seguirá hasta 2026, cumpliendo el resto del mandato que correspondía a Castillo? Así lo dijo el primer día, pero este viernes se abrió a otra posibilidad, sabiendo que de otro modo le será difícil arrancar.
Boluarte se declaró ahora dispuesta a conversar con las fuerzas políticas y civiles del país sobre un adelanto de elecciones, como venían insinuando otras bancadas, resueltas a darle su respaldo o más bien darle la “tregua” que reclamó al momento de su toma de mando.
En declaraciones a la prensa, pidió calma al país debido a un brote de algunas protestas en apoyo al exmandatario y pedidos de elecciones generales anticipadas en el país. “Si la sociedad y si es que la situación lo amerita adelantar elecciones, en conversación con las fuerzas democráticas y políticas del Congreso, nos sentaremos a conversar”, dijo la mandataria.
“Quiero llamar a las hermanas y los hermanos que están saliendo en protesta, seguramente con razón o sin razón, quiero llamar a ellos: calmémonos”, dijo. “No he sido yo quien ha provocado tal situación, acá estoy solo cumpliendo el rol constitucional, busquemos una salida pacífica”.
Dijo además que planeaba visitar en prisión a Castillo, cuyo “golpe de Estado nos sorprendió a todos, inclusive a sus ministros”. “Quisiera visitarlo y saber qué pasó”, señaló.
Cualquiera sea la duración de su mandato, que según estas novedades será más corto de lo que estimaba, los acuerdos con las demás fuerzas le serán indispensables en el día a día, para así destrabar una agenda que le permita encarar los verdaderos problemas sociales y económicos.
“Esta crisis no va a terminar mañana mismo. La presidenta se va a ver de cara a la realidad, se va a ver forzada a convocar a elecciones anticipadas. No tiene apoyos, no tiene bancada propia. Es una situación parecida a lo que pasó con Martín Vizcarra”, dijo a LA NACION el periodista y analista político Luis Jaime Cisneros.
Vizcarra tuvo un breve paso por el poder, entre marzo de 2018 y noviembre de 2020. Sin bancada propia ni otros apoyos, en efecto, terminó aislado y destituido, como varios otros mandatarios desde 2016 en el eterno enfrentamiento entre Congreso y Ejecutivo.
¿Mandato provisorio?
Entre los peruanos existe cierta coincidencia sobre el punto de la elección anticipada, que Boluarte bien reconoció. Su mandato, si bien constitucional, se entiende cada vez más como algo provisorio. Sería algo así como una legitimidad prestada. “No creo que llegue al 2026″, dijo a LA NACION Kevin Guarín, un empleado de 29 años en distintos bares del centro. “Tiene la misma mentalidad de Castillo, trabajaba con él. Dijo que había asumido para llevar tranquilidad, pero yo no le creo. Creo que lo traicionó. Tranquilidad o traición, solo ella lo sabe”, señaló.
Las razones varían pero el consenso es el mismo: mandato acotado en el tiempo. “Boluarte es como Castillo, es su reemplazante, asumió por la coyuntura. Capaz que tiene más capacidad, más preparación y experiencia. Y es cierto que ya ocupó cargos importantes… Pero incluso así el conocimiento no necesariamente te puede hacer un buen político. Hay que tener cintura para moverse en ese mundo”, dijo por su parte Jimmy, un estudiante de letras que caminaba por la peatonal Unión.
Las diligencias judiciales continúan en torno al destino de Castillo, sobre quien pesan los cargos de rebeldía y conspiración. La Justicia decidió que continúe confinado al menos hasta el martes.. Pero más allá de este primer tramo, su delito fue tan explícito (lo dijo con todas las letras, no se guardó nada) que se ve difícil que termine saliendo indemne de su insensata aventura.
Al mismo tiempo, los fiscales abrieron otro eje de investigación sobre el golpe de Estado de Castillo, ampliando el alcance de las pesquisas para saber quién más estaba al tanto de sus maquinaciones. En primera fila está la ex primera ministra, Betssy Chávez.
Porque, igual que su jefe, la discreción tampoco es el fuerte de Chávez. Lo que la compromete no en su caso no un discurso brindado ante millones de personas, sino unos chats donde convocó a sus ministros a presentarse de inmediato al Palacio de Gobierno para “un día histórico”, es decir, lo que resultó ser el efímero encumbramiento de Castillo como líder absoluto.
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