Con una campaña basada en la “esperanza del futuro”, María Corina Machado recorre el país para promover la candidatura del mayor opositor al actual presidente
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No estará en la boleta de las elecciones presidenciales de Venezuela este 28 de julio, pero María Corina Machado sigue recorriendo el interior del país en busca de revivir la esperanza de los opositores tras años desmovilizados. En condiciones a veces precarias y sin mucho presupuesto, y en desventaja frente al oficialismo, la candidata elegida en las primarias de la oposición realiza mítines y actos de campaña en pequeños lugares del país donde congrega a centenares de simpatizantes, acciones replicadas también por el chavismo, que busca la reelección de Nicolás Maduro.
Machado no podrá estar en la boleta al estar inhabilitada. Su puesto tras un acuerdo político entre amplios sectores de la oposición, enfrentada durante años por la disputa de qué camino elegir para derrotar al chavismo, lo ocupa Edmundo González, un exdiplomático poco conocido entre el gran público al que incluso sorprendió que le hayan permitido registrarse.
La dupla Machado-González está tratando de revivir una esperanza electoral en Venezuela para la oposición que llevaba años apagada.
Tras el triunfo en las elecciones parlamentarias de 2015, la oposición se enfrentó a numerosos obstáculos que descarrilaron su intento de convocar un referendo revocatorio contra Maduro. Eso llevó a un periodo de intensas protestas en las calles y a una desmovilización para las presidenciales de 2018, en las que la oposición mayoritaria decidió no participar al considerar que no había garantías de unas elecciones libres y justas por la inhabilitación de partidos y líderes.
Todo ello en medio de una crisis económica que dura años, que se agravó con las sanciones internacionales y que provocó la emigración de millones de venezolanos. Tras los comicios de hace seis años, al menos 60 gobiernos desconocieron a Maduro y se inició la formación de un gobierno interino opositor encabezado por Juan Guaidó, que finalmente se disolvió.
Maduro resistió la presión y se mantuvo en el poder. Ahora se aferra a una cierta recuperación económica para defender su gestión ante una oposición a la que acusa de actuar en coordinación con Estados Unidos.
Pese a las dificultades que denuncian por parte del oficialismo, la abstención no es ahora una opción para la oposición. Y eso a pesar de que Machado, de 56 años, no pueda estar en la papeleta, ni tampoco su sustituta, Corina Yoris, igualmente inhabilitada.
De momento, González sigue en la carrera como gran rival de Maduro y esperanza de la oposición mayoritaria para vencer al chavismo, que controla el gobierno desde 1999, con Hugo Chávez primero y con Maduro desde 2013.
Recorriendo los pueblos
Un voto a González es visto por los opositores como un voto a Machado, una política veterana, dura crítica del gobierno y que en el pasado defendió no apoyar la ruta electoral. Tras ganar las primarias con un apoyo amplísimo, lleva meses recorriendo pueblos golpeados por años de crisis y buscando generar entusiasmo en la gente que se traduzca en votos a González, de 74 años.
A su paso es engullida por personas que la esperan en cada pueblo que visita. “Eres tú la oportunidad (...) Tú eres la que nos conmueve”, gritó un seguidor que está entre una muchedumbre. “Por nuestros hijos, por nuestros nietos”, siguió, al paso una anciana mientras la mira fijamente durante un mitin en San Sebastián de los Reyes, en el estado de Aragua, en el centro del país.
En Puerto Páez, en Apure, en el oeste del país, un hombre lloró al verla llegar. Cientos intentaron agarrarla, besarla, abrazarla. “Por los que regresamos y no encontramos a nuestras mamás vivas”, clamó por micrófono una mujer que asistió a otro acto reciente en Puerto Ayacucho, Amazonas, en el este.
En sus actos, Machado apela a la retórica emocional; habla del reencuentro de la familia, de los migrantes que se marcharon del país por años de crisis y que esperan retornar si hay cambios; y de la esperanza de un futuro.
Pide que voten a González para derrotar a Maduro, algo con lo que la oposición no sueña desde las elecciones de 2013, en las que el actual mandatario ganó por un estrecho margen a Henrique Capriles poco después del fallecimiento de Chávez ese mismo año.
“Vamos a ganar”, grita una y otra vez Machado. Es de noche en San Fernando de Apure. Las linternas de los celulares son la mejor puesta en escena en tiempos de austeridad, sin grandes tarimas, ni buen audio. “La gente está esperanzada. Hay una esperanza importante en todo el país en relación con la elección del 28 de julio como mecanismo para lograr el cambio político”, afirmó a BBC Mundo Oswaldo Ramírez, de la firma ORC Consultores. La confianza en Machado, transferida a González, generó un “fervor” interesante, insistió.
Los actos en el interior de Venezuela permitieron a Machado llevar el mensaje de que “‘no se trata de una persona, se trata de un sentido de oportunidad, esta es la oportunidad de cambiar la situación’”, señaló Pablo Quintero, consultor político de la firma Log Consultancy.
Desde el pasado abril, el chavismo le sigue la pista a Machado y convoca actos de campaña paralelos en el mismo estado que visita la opositora aprovechando también una capacidad de movilización aceitada durante años con su núcleo de fieles. El diputado Diosdado Cabello, uno de los referentes del chavismo, es de los que más está atacando tanto a Machado, con la que mantiene una tensa disputa desde hace años, como ahora a González.
“Ahora la oposición nos lo quiere vender como un pobre viejito, pero ese señor es un perverso. Nosotros todos vamos a llegar a viejo pero nunca con la maldad, la perversión, de ese señor que es parte de un plan perverso para seguir haciendo daño a nuestro pueblo”, dijo Cabello recientemente.
Hay sondeos que coinciden en que González capitalizó buena parte de la intención de voto de Machado. El estudio más reciente de la firma ORC Consultores arrojó que el 50,74% de los venezolanos votaría por González, frente a 13,70% que dijo que lo haría por Maduro. Entre el oficialismo hay encuestas que dicen que el 52,5% de los venezolanos cree que los comicios los ganará el actual presidente.
“Esos 52,5 que están ahí tenemos que llevarlos para arriba, a 60, a crecer y consolidar la ventaja que tenemos en este momento. La mejor encuesta para mí y para nuestro comandante Chávez siempre fue el pueblo en la calle, movilizado y empoderado”, dijo recientemente Maduro, que achaca los problemas del país a las sanciones internacionales e identifica a la oposición con ellas.
Varios colaboradores cercanos a Machado fueron detenidos desde enero y seis de ellos, sobre quienes pesan órdenes de arresto acusados de actos de conspiración contra el gobierno, se encuentran asilados en la embajada de Argentina en Caracas. Aún con todo, el analista Quintero, quien considera que el actual proceso electoral no tiene condiciones competitivas, alerta de que el gran reto que se le avecina a la oposición será el 28 de julio.
“De nada sirve tener mucho porcentaje en las encuestas, un buen mensaje y una sensación de victoria, cuando no tienes bien aceitadas las maquinarias de la elección. La victoria opositora dependerá de lo que se haga el día de la elección con los testigos electorales, los recursos destinados a la campaña y con la movilización”, dijo Quintero. “Es un trabajo de guerra, difícil”, agregó.
“¿Qué más me queda?”
Coincide con esa afirmación Andreina Febres, de 48 años, que prestó su camión para que sirviera de tarima en el primer acto de masas que Machado tuvo junto a González en La Victoria, Aragua, a principios de mayo. Dos camiones habían sido contratados para dar sonido a esa concentración. Pero no contestaron el teléfono el día de la actividad.
Los medios locales reportaron que los propietarios de los camiones recibieron amenazas por parte de organismos del Estado. Febres vive en San Mateo, un pueblo muy cerca del lugar donde se realizó la concentración del binomio opositor aquel día.
Es ingeniera agrónomo, pero vive del alquiler de galpones, de manejar su camión y hacer traslados. Su familia emigró a España y Chile en 2021, contó. “Este camión son mis ahorros, el esfuerzo del trabajo, pero este es el momento del país donde tenemos que arriesgar”, dijo, ante la posible amenaza de perder el camión con el que se gana la vida por haberlo prestado a un evento político.
“No tengo miedo, ya perdí a mi familia, la veo por videollamada. ¿Qué más me queda? ¿Qué más nos toca ver en Venezuela? Miedo da no tener un alimento, miedo da no tener que ofrecerle a nuestros hijos. Eso sí da miedo”, dijo la mujer a BBC Mundo. “Lo único que quieren las personas en este país es trabajar dignamente y que su sueldo le alcance”, sumó.
La zona en la que Febres vive, como otras del país, es golpeada constantemente por fallas de los servicios públicos: agua, gas y electricidad.
El cansancio por la crisis se siente en cualquier rincón de esta zona tradicionalmente chavista. Se ve en el hombre que atraviesa la calle para llenar bidones con agua en un pozo público. En la mujer que lleva días sin vender nada en la ferretería. En el ingeniero que tiene su ropa llena de grasa porque arregla carros para mantenerse. En el abogado que no tiene para pagar un taxi.
“Hay un gran componente de calamidad que afecta al ciudadano. Esta situación no solucionada por la vía de la gestión por parte del gobierno ha producido un hartazgo”, dijo el analista Quintero. “Hemos creído en hacer procesos electorales. En su momento creíamos que no votar era lo ideal, en su momento creímos muchas cosas”, repasó Febres los últimos años de sentimiento opositor.
Es un gobierno, criticó, “diseñado para que perdamos la esperanza”. “Pero lo que me lleva a mí a la calle es la esperanza y la fe de que todo puede cambiar”, auguró. Si las cosas no salen como ella desea, se irá de Venezuela. También tiene nacionalidad española, su opción de salida.
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