Coronavirus: Como Italia, España adopta medidas drásticas para contener la crisis sanitaria
BARCELONA.- Confinamiento prácticamente total de 46 millones de personas. Esta fue la decisión sin precedente que adoptó ayer el gobierno español en aplicación del estado de alarma anunciado el día anterior a causa de la crisis sanitaria provocada por la pandemia del Covid-19.
Después de una maratónica reunión del Consejo de Ministros, el presidente del gobierno, Pedro Sánchez, realizó una comparecencia pública para explicar las nuevas y severas medidas, que obligarán a la ciudadanía a permanecer encerrada en casa, excepto en casos de fuerza mayor. En principio, su duración será de dos semanas, pero se prolongará en función de la evolución de los contagios, que continúan registrando un crecimiento desbocado. Los infectados son ya 6271, y los muertos, 189.
En concreto, los ciudadanos solamente podrán salir a la vía pública de forma individual para la adquisición de alimentos, productos farmacéuticos y de primera necesidad; para desplazarse a centros sanitarios o a sus lugares de trabajo; para cuidar a personas ancianas, menores y dependientes; o para acudir a las instituciones financieras.
Según el decreto filtrado a la prensa, las medidas entrarán en vigor a partir de mañana a las 8 (hora local), pero en el turno de preguntas de los periodistas Sánchez dijo que la aplicación sería "inmediata".
Quedarán cerrados todos los comercios que no vendan productos de primera necesidad. En buena parte del país, este fin de semana ya se habían clausurado todas las instalaciones de ocio, como bares, restaurantes o discotecas, además de las escuelas y universidades. A partir de ahora, ni siquiera estará permitido pasear en grupo en los parques o ir a cenar a casa de amigos.
"Las medidas que vamos a adoptar son drásticas y tendrán consecuencias", advirtió Sánchez al inicio de su discurso, el más trascendente de toda su carrera política.
Con gesto grave, el presidente desgranó las nuevas prohibiciones e informó que se reducirán a la mitad los servicios de transporte de media y larga distancia.
Además instó a empresas e instituciones públicas a "facilitar medidas que permitan la prestación laboral de los empleados por medios no presenciales", es decir, el teletrabajo. Entre las prerrogativas que se arroga el Ejecutivo figura la confiscación de bienes e instalaciones, incluidos los hospitales privados.
La decisión más controvertida es la de designar al gobierno central como única autoridad competente en todo el Estado, absorbiendo todas las competencias de los gobiernos autonómicos que considere oportunas.
En concreto, Sánchez dio plenos poderes a los ministros de Sanidad, Interior, Transporte y Defensa. La palabra que más reiteró el mandatario fue unidad. "Es importante no equivocarnos de enemigo, es el virus, y todos debemos combatirlo unidos", proclamó el presidente. Más tarde, fuentes de la Moncloa informaron que su mujer, Begoña Gómez, está infectada con el virus.
Recelos
Los presidentes del País Vasco y Cataluña, las comunidades con más intensa voluntad de autogobierno, ya habían expresado sus recelos ante una posible invasión de competencias. "Llamé al Lehendakari [el presidente del gobierno vasco, Iñigo] Urkullu. Coincidimos en que no podemos aceptar que el gobierno español confisque nuestras competencias en salud, seguridad y transporte. Necesitamos apoyo, no recentralización", escribió en un tuit el presidente de Cataluña, Quim Torra.
La comparecencia de Sánchez, prevista para las 14, tuvo lugar finalmente a las 21. Según se filtró a varios medios, la larguísima duración del Consejo de Ministros fue motivada por las discrepancias entre varios ministros. El principal punto de discordia hacía referencia al grado de apoyo a los trabajadores afectados por el freno de la actividad económica en el país. En su alocución, Sánchez prometió más ayuda a compañías afectadas, trabajadores autónomos y parados, pero sin concretar su contenido.
Ante la expectativa de un cierre total de fronteras, el aeropuerto de El Prat de Barcelona se llenó de gente que pretendía cambiar sus pasajes. La mayoría eran extranjeros que pretendían volver a sus lugares de residencia. Entre ellos, un buen número de argentinos.
"Yo vivo de mi pensión y tengo que volver. No puedo esperar hasta abril. Y la única opción que tengo ahora es volver a la Argentina a través de Uruguay", dijo una mujer de edad avanzada a TV3.
A las 22, desde balcones y ventanas hubo un estallido de aplausos y vítores de homenaje a los profesionales de la salud que llevan varios días de largas y tensas jornadas laborales. La convocatoria se había realizado a través de las redes sociales, a partir de ahora, medio forzado de comunicación prioritaria para muchas familias. Fue un jovial disparo de salida al inicio de un duro confinamiento de duración desconocida.
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