Constantino II, el último rey de los helenos, perdió la corona que su familia ostentaba desde 1863; la monarquía era considerada “anticuada e irrelevante”
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Hace medio siglo, en la cuna de la democracia, el pueblo griego destronó la monarquía, no por la fuerza, sino a través de las urnas. “Decenas de miles de personas han salido a las calles de Atenas para celebrar que se han convertido en una República”, reportó la BBC tras el referendo de 1974.
“Duele simplemente porque el resultado de una votación no salió como querías”, declaró el rechazado monarca Constantino II. “Pero deja de doler cuando sabes cómo se dio esa votación y las circunstancias que la provocaron. Y luego, aceptas esa realidad”, agregó. ¿Cómo perdió Constantino II, el último rey de los helenos, la corona que había estado en su familia desde 1863?
Golpe tras golpe
Constantino tenía 23 años cuando accedió al trono tras la muerte de su padre en 1964. “Con dignidad y solemnidad, pero con poca emoción manifiesta, Atenas sacó esta mañana el cuerpo del rey Pablo I de un palacio real que tan a menudo ha sido un símbolo de controversia política”, describió el locutor de la BBC y añadió: “Toda la familia real caminó lentamente hacia un futuro que ahora depende mucho del joven rey Constantino”.
Pero Constantino había heredado un país profundamente dividido políticamente. Pronto el rey se enemistó con su primer ministro, y luego trató de nombrar un nuevo gobierno sin celebrar elecciones. Durante esa crisis, un grupo de oficiales del ejército lanzó un golpe de Estado en 1967. Fue el inicio de lo que se conoció como la dictadura de los Coroneles, un regimen brutal y represivo.
Tras parecer que cooperaba con los nuevos líderes, Constantino intentó un contragolpe. “Cuanto más tiempo permanecía con ese régimen, más fuertes se volvían, tomando cada vez más control en el país”, explicó el rey. “Así que sentí que, a menos que hiciera algo rápido y positivo para eliminarlos, las posibilidades se reducirían”, marcó.
El complot del rey fracasó. Se vio obligado a huir del país a Italia, donde dio una conferencia de prensa en Roma. “Decidí actuar. No tuve éxito, pero sigue siendo mi deber y mi propósito restaurar el gobierno parlamentario en Grecia. Seamos perfectamente realistas: no tengo poder real a mis órdenes ahora. Pero sí tengo detrás de mi propósito el deseo de todo griego de vivir en libertad”, reflexionó.
La esperanza real
El llamamiento público no hizo ninguna diferencia. Seis años después del golpe, los coroneles declararon a Grecia como una República.
Los Guardias Reales cumplían con sus deberes fuera del palacio vacío. Los cuadros reales permanecían en las paredes, pero nadie creía que la monarquía volvería. Pero Constantino no pareció desanimarse. “Cuando me reuní con el rey Constantino por primera vez, sólo puso una condición: ‘Cuando me presentes -me dijo-, por favor, no me llames ex rey’”, contó Richard Lindley de la BBC, recordando una entrevista en 1973.
“Los reyes pueden tener que vivir en el exilio, pero no pueden ser depuestos. Un rey siempre es un rey”, subrayó el monarca de Grecia y dijo: “Estoy absolutamente convencido de que cuando mi pueblo tenga la oportunidad de expresarse libremente, en ese punto, una abrumadora mayoría de ellos querrá que regrese porque saben que cuando me convertí en rey en 1964, puse mi mano sobre la Biblia y juré a Dios que los protegería a través de su libertad y su Constitución. Y creo que desde ese punto de vista, siempre estaré seguro de que volveré a mi país”.
En 1974, pareció brillar un rayo de esperanza para Constantino. La dictadura de los Coroneles colapsó. El gobierno civil que asumió el poder hasta que se celebraran elecciones democráticas consideró ilegítima la Constitución del régimen militar y restableció por decreto la de 1952, que establecía la forma de gobierno de Grecia como una monarquía constitucional.
Todo parecía indicar que Constantino sería reconocido nuevamente como monarca. Pero tras los comicios, el nuevo primer ministro, Constantinos Karamanlis, que era el líder tradicional del partido conservador monárquico, convocó un referéndum para decidir el futuro de la monarquía, de una vez por todas.
Los monárquicos, entusiasmados, crearon carteles, pegatinas, folletos e incluso compusieron una canción de campaña especial para apoyar el regreso del rey. Su argumento era que la constante de una democracia coronada con el rey como jefe de Estado no ejecutivo podría garantizar la estabilidad a largo plazo de una manera que un presidente no podía.
Sin rey
A pesar de estar en el meollo de la discusión, a Constantino no se le permitió viajar a Grecia para buscar apoyo. Cuando le preguntaron a un ex oficial del ejército, Constantino Nikoludis, si el referéndum podría ir en contra de las esperanzas monárquicas porque el rey no estaba en Grecia para hacer campaña, respondió: “El rey no debería estar aquí, y ganará muchos más votos por no estar aquí que por estar.
“El rey no es un político y, por lo tanto, no debe hacer campaña, un rey está por encima de cosas como esa. El rey, cuando vuelva, tendrá que ser tanto el rey de los comunistas como el rey de los socialistas”, expresó.
Había, sin embargo, mucha gente en contra del regreso de la corona. Opinaban que la monarquía era anticuada e irrelevante, y que Constantino se había entrometido demasiado a menudo en la política.
El nuevo gobierno se mantuvo neutral en la votación, pero George Mavros, un antimonárquico, dio una indicación de cómo se sentían muchos políticos de la oposición: “El problema pendiente de la forma de Estado, si habrá República o Reino, será decidido por el pueblo, las fuerzas de la Unión de Centro han dejado clara su posición: estamos a favor de la República, pero respetamos la voluntad del pueblo”.
Esa voluntad
Días antes de la votación, Constantino hizo un último llamado por televisión al pueblo griego desde Reino Unido, donde estaba exiliado. Prometió ser un monarca de proa, dedicado a los principios democráticos y a salvaguardar los derechos civiles.
Finalmente, el 8 de diciembre de 1974, cuatro millones y medio de personas acudieron a las urnas para emitir su voto. ¿El resultado? Dos a uno a favor de la República. “Esta noche murió la monarquía”, reportó la BBC.
“En las calles, gritan de júbilo, llevando velas mientras los coches siguen ululando como lo han hecho desde que la victoria republicana se hizo segura”.
“No sólo han votado en contra de la monarquía, sino que la han enterrado definitivamente y de esta manera han ganado un importante primer día en la lucha por la independencia nacional y la soberanía popular”, celebró el líder socialista Andreas Papandreou. “Es el acontecimiento más significativo de este período. Ahora estamos en el camino hacia una Grecia que pertenecerá a los griegos”, agregó.
El primer ministro Karamanlis, por su parte, llamó a la unidad. Su portavoz dijo que no sería prudente que Constantino regresara a Grecia en este momento.
En su corazón
Durante las siguientes dos décadas, Constantino solo pudo visitar Grecia ocasionalmente, una vez para el funeral de su madre en 1981.
En 1995 fue entrevistado nuevamente por la BBC:
—A nivel personal, ¿aceptó en el fondo de su corazón que no volverá a ser rey de Grecia?
—No puedo hacerlo por la sencilla razón de que no puedo adelantarme a lo que el pueblo griego querrá hacer dentro de 5, 15, 20, 25 años -no sé cuánto tiempo voy a vivir-, pero no puedo hacerlo simplemente porque no se sabe cómo va a reaccionar la gente. Si el pueblo griego quiere cambiar eso, lo hará y nadie se lo va a impedir.
—Así que lo que realmente nos está diciendo es que no importa cuánto tiempo tome, si se lo piden, lo hará, siempre estará listo.
—Absolutamente.
Constantino nunca regresó a Grecia como rey, pero en 2013 se le permitió volver a vivir en Atenas. Murió allí 10 años después, a la edad de 82 años. Y Grecia sigue siendo una República.
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