Cómo fue el sigiloso operativo para acorralar al líder de EI que la retirada de Siria aceleró
La CIA localizó hace meses el refugio del líder fundamentalista, pero hubo que modificar los planes de la misión tras la decisión de Trump de retirar tropas
WASHINGTON.- La sorpresiva información de que Abu Bakr al-Baghdadi, líder de Estado Islámico (EI), se encontraba en una aldea enclavada en lo profundo de Siria noroccidental, controlada por grupos rivales de Al-Qaeda, se obtuvo hace unos meses tras el arresto y el interrogatorio de una de las esposas de Al-Baghdadi y de uno de sus mensajeros, según revelaron dos funcionarios norteamericanos.
A partir de ese dato inicial, la CIA trabajó estrechamente con agentes de inteligencia kurdos y de Irak para precisar con exactitud el paradero de Al-Baghdadi y colocar espías para monitorear sus movimientos periódicos, lo que permitió que los comandos estadounidenses coordinaran el ataque del sábado, en el que Al-Baghdadi habría perdido la vida.
Pero según funcionarios militares de Estados Unidos, la decisión de Trump de retirar tropas norteamericanas del norte de Siria trastocó los meticulosos planes y obligó al Pentágono a avanzar con una peligrosa incursión nocturna, antes de perder su control de tropas, espías y aeronaves de reconocimiento. La muerte de Al-Baghdadi, señalaron, se produjo a pesar de las decisiones de Trump.
Los funcionarios elogiaron a las fuerzas kurdas, que siguieron suministrando información a la CIA sobre Al-Baghdadi, incluso después de que Trump decidiera retirar a las tropas norteamericanas, que dejó solos a los kurdos de Siria que enfrentan la ofensiva de Turquía.
Los planes iniciales para el operativo arrancaron durante el verano boreal. El comando de elite Delta Force del Ejército norteamericano empezó a diseñar y ensayar una misión secreta destinada a matar o capturar al líder de EI. Enfrentaban grandes obstáculos. Al-Baghdadi se encontraba refugiado en lo profundo del territorio controlado por Al-Qaeda. El espacio aéreo sobre esa parte del país estaba bajo control de Siria y Rusia. Al menos dos veces, los militares tuvieron que cancelar a último momento la incursión.
"Recién el jueves, y después el viernes, el presidente tomó su decisión y nos dio luz verde para proceder como lo hicimos el sábado", dijo el secretario de Defensa, Mark T. Esper. Además del relato de Trump, más de media docena de funcionarios del Pentágono, la CIA y las agencias antiterroristas confirmaron la siguiente cronología de los hechos.
En la medianoche del sábado -17 del sábado en Washington-, ocho helicópteros norteamericanos, básicamente Chinooks CH-47, despegaron de una base militar cerca de Erbil, Irak. Volando bajo para evitar ser detectados, cruzaron sigilosamente el territorio sirio -un peligroso vuelo de 70 minutos durante el que recibieron fuego antiaéreo esporádico-, hasta la zona de Barisha, al norte de la ciudad de Idlib, en Siria occidental. Poco antes de aterrizar, los helicópteros y otras aeronaves de guerra empezaron a disparar sobre un complejo de edificios, para cubrir a los comandos Delta Force que descendían con sus perros militares a la zona de aterrizaje.
Durante su conferencia de prensa en la Casa Blanca, a Trump se lo vio deseoso de compartir los detalles del operativo. Dijo que con los helicópteros disparando desde arriba, los comandos evitaron la puerta principal del complejo, temiendo una emboscada, y se abrieron paso destruyendo uno de los muros.
Desde la Sala de Crisis de la Casa Blanca, el presidente Trump, el vicepresidente Mike Pence, el secretario Esper y el general Mark A. Milley, jefe del Estado Mayor Conjunto, miraron la transmisión en video que enviaba un avión de vigilancia que sobrevolaba el campo de batalla.
Bajo fuego, los comandos ingresaron al complejo, donde dispararon y mataron a varias personas. Trump también señalo que retiraron de la zona de peligro a 11 niños.
Al-Baghdadi corrió hacia un túnel subterráneo, con los comandos norteamericanos pisándole los talones. Trump dijo que el líder de EI llevaba a tres niños con él, presumiblemente como escudos humanos. Temiendo, al parecer correctamente, que Al-Baghdadi llevara un chaleco explosivo, los comandos soltaron a los perros militares para someterlo. Fue entonces que el líder de EI detonó los explosivos. Hirió a los perros y mató a los tres niños, reveló Trump.
"Vi todo", dijo Trump, y quiso ser explícito: "Al-Baghdadi murió escapando dentro de un túnel sin salida, gimiendo y gritando y llorando todo el tiempo".
En total, las tropas norteamericanas estuvieron en el complejo durante unas dos horas, señaló Trump, despejando los edificios de combatientes y recabando información que, según el presidente, contendría importantes detalles sobre las operaciones de EI. Trump también dijo que los comandos ya tenían muestras del ADN de Al-Baghdadi, que utilizaron para hacer un test rápido para asegurarse de haber dado con el hombre correcto.
Una vez que todos los comandos regresaron a los helicópteros y emprendieron el vuelo de regreso a Irak, los aviones bombardearon el complejo para asegurarse de su absoluta destrucción. Minutos después de las 21 del sábado, hora de Washington -cuatro horas después del despegue inicial de los helicópteros-, Trump tuiteó: "¡Algo muy importante acaba de suceder!".
Traducción de Jaime Arrambide
The New York Times
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