¿Cómo es Guinea-Bisáu? El narcoestado donde nacieron los mellizos abandonados
El abandono de sus padres adoptivos podría no ser lo peor que les ha tocado vivir a los mellizos procedentes de Guinea-Bisáu, un país en el que los niños se enfrentan a una multiplicidad de riesgos: desnutrición, altas tasas de mortalidad, pobreza extrema, abuso, trabajo infantil, explotación, mutilación genital, una gran probabilidad de contraer VIH, malaria, cólera y tuberculosis, matrimonios forzados y acceso limitado a la educación.
Según la ONG Humaniun, que monitorea el cumplimiento de los derechos del niño en todo el mundo, el índice de cumplimiento en Guinea-Bisáu es muy bajo (4,98/10). "Los problemas económicos, sociales y políticos que atraviesa el país han puesto a la población en una situación muy difícil y la Convención sobre los Derechos del Niño de la ONU es una mera formalidad", explicó al ONG en su página web.
Como si fuera poco, Guinea-Bisáu, atormentado por la corrupción y la inestabilidad, fue declarado como el primer "narcoestado" africano desde hace más de una década.
"Narcoestado"
Guinea-Bissau se ha visto afectada por la inestabilidad política desde que declaró su independencia en 1974 y la corrupción en los sucesivos gobiernos y las Fuerzas Armadas es endémica. Desde entonces, ha habido cientos de asesinatos políticos, aunque no se ha investigado ni uno solo.
En 2019, Augusto da Silva, presidente de la Liga de Derechos Humanos de Guinea-Bisáu, dijo a la agencia de noticias portuguesa Lusa que debido a la brutalidad policial, la corrupción, los servicios gubernamentales deficientes y la falta de responsabilidad estatal por la violencia, la situación de los derechos humanos en el país era "precaria y preocupante".
Los ciudadanos se enfrentan a una desconcertante falta de opciones para hacer que las autoridades rindan cuentas. "Este país a lo largo de su historia estuvo marcado por graves episodios de violaciones que permanecen impunes, haciendo de la impunidad la imagen de marca del país, lo que en consecuencia ha generado un sentimiento de odio, venganza, represalia", añadió da Silva.
Sumado a esta inestabilidad, Guinea-Bisáu es uno de los países más pobres del planeta. Casi el 70% de sus ciudadanos vive por debajo del umbral de la pobreza, lo que deja a la sociedad vulnerable al atractivo del dinero proveniente de las drogas.
Son estas debilidades, junto con las fronteras porosas del país y su posición geográfica en la costa atlántica de África, las que desde mediados de la década de 2000 han convertido a Guinea-Bisáu en un punto de tránsito confiable para el comercio de cocaína para los grupos del crimen organizado sudamericano y africano. Un funcionario de alto rango de la ONU ha estimado que al menos 30 toneladas de cocaína —una quinta parte del consumo total de cocaína anual en Estados Unidos— entran y salen de Guinea-Bissau cada año, según informó el medio Vice.
En 2013, el Departamento de Estado de Estados Unidos informó que "los funcionarios gubernamentales de todos los niveles son cómplices" del tráfico de drogas, informó The Financial Times. Y seis años después, un alto funcionario de la ONU con base en Guinea-Bissau confirmó a Global Initiative que "el país sigue siendo un importante centro [de contrabando]. Los actores pueden cambiar, pero el juego sigue siendo el mismo".
Por su lado, Antero Lopes, jefe de Estado de Derecho e instituciones de seguridad de la misión de la ONU en Bissau, dijo a Bloomberg a fines de 2018 que "Guinea-Bissau es víctima del narcotráfico debido a la vulnerabilidad de sus instituciones. El crimen organizado también corroe la estabilidad y la democracia" Lo que esto significa en la práctica es que muchos políticos locales se financian con dinero del narco y se vuelven dependientes de él cuando obtienen el cargo. Según Transparencia Internacional en 2018, Guinea-Bissau tenía uno de los sectores públicos más corruptos de cualquier nación del mundo.
A principios de septiembre de 2019, la policía del país incautó 1,8 toneladas de cocaína ocultas en sacos de harina y detuvo a ocho personas, entre ellas tres colombianos. Por segunda vez en seis meses, Guinea-Bisáu rompía su propio récord de confiscación de cocaína en su historia, informó Insight Crime.
En marzo, la policía estatal encargada de asuntos criminales detuvo un camión que transportaba pescado congelado y halló casi 800 kilogramos de cocaína ocultos en el fondo. El récord anterior, de 650 kilogramos, se había presentado en 2007. Se cree que estas drogas habrían llegado a los mercados de Europa, en donde las ventas callejeras del cargamento más reciente habrían dejado ganancias de entre 65 y 90 millones de dólares.
José Mário Vaz, presidente del país hasta que fue destituido en el mes de junio, ha dicho que la "gran guerra" de Guinea-Bissau es contra el narcotráfico, y ha admitido que es una guerra difícil de pelear. "No tenemos aviones ni barcos, nos hacen falta radares con los cuales podríamos tener control sobre nuestra […] zona económica", dijo ante representantes de Naciones Unidas.
Niños vulnerables
Los prospectos para los niños de Guinea-Bisáu tampoco son prometedores. Casi el 13,8 % de los niños muere antes de cumplir su primer año y hasta un 22,3 % lo hace antes de los cinco, de acuerdo a las últimas cifras reportadas por Humanium. Las causas de estas muertes son la desnutrición, la inmunización insuficiente y diversas enfermedades como la malaria, la tuberculosis, el cólera, etc.
Además, casi un 8% de las mujeres embarazadas están infectadas con VIH y la tasa de transmisión es del 2,6%, lo que significa que el problema está empeorando. La falta de información sobre la enfermedad, el poco uso de los preservativos, la falta de análisis, la actividad sexual a una edad temprana y la falta de centros en los que tratar el HIV/SIDA contribuyen a que el futuro de estos niños sea incierto.
Entretanto, el matrimonio temprano de niñas, desde que tienen 13 años, es una práctica muy común en Guinea-Bissau. En 2010, casi un 22 % se había casado antes cumplir 18 años y un 7 % antes de los 15. En la mayoría de los casos, se obliga a las niñas bajo la amenaza de violencia o muerte si se niegan a casarse con esos hombres que, en algunas ocasiones, son mucho mayores que ellas.
La mutilación genital femenina está profundamente arraigada en la cultura de Guinea-Bissau, especialmente entre los fulani y los mandingas. En 2012, el 50 % de las mujeres entre 6 y 14 años fueron mutiladas a una edad muy temprana o al llegar a la pubertad.
El tráfico de niños en Senegal, país vecino, es especialmente activo y ocurre, a veces, con la complicidad de la población local, las ONG, los conductores de camiones y las autoridades. Pese a las medidas tomadas por el gobierno, el número de niños víctimas de la trata humana está aumentando cada año. Las condiciones de transporte son, a menudo pobres, y a veces conllevan viajes de largas distancias sin comida ni agua. Los niños de Guinea-Bisáu son utilizados como mano de obra en los campos de algodón, en las zonas agrícolas del sur de Senegal o para mendigar en las calles de Dakar.
El trabajo infantil es una de las muchas razones por las que casi la mitad de los niños no van a la escuela, a pesar del aumento de la matrícula en los últimos años. La tasa de alfabetización sigue siendo baja, especialmente entre las niñas y en las zonas rurales.
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