Como en Succession: una descarnada batalla por un imperio de comunicaciones sorprende a Canadá
Los herederos de Rogers Communications, el mayor operador de redes móviles del país, disputan el control de la gigantesca empresa, hijo contra madre y hermanas contra hermano
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TORONTO.- La historia tiene todos los condimentos de una serie de esas que son para el atracón televisivo: una caótica batalla familiar que se libra sobre la mesa de directorio de una gran empresa.
Hijo contra madre, hermanas contra hermano, una llamada totalmente accidental, y los trapitos sucios de una de las familias más ricas de Canadá expuestos en documentos judiciales y también en Twitter. Y en el fiel de la balanza, la apuesta megamillonaria de una empresa rival para hacerse cargo de la compañía.
La encarnizada contienda por el control de Rogers Communications, el mayor operador de redes móviles de Canadá, ha suscitado todo tipo de comparaciones: drama shakesperiano plagado de giros y traiciones, guerra de clanes propia del culebrón The Young and the Restless, intrigas y luchas intestinas que parecen salidas de la serie Succession.
Martha Rogers, una de las protagonistas de esta saga canadiense de la vida real, prefirió compararla con otro producto de HBO: la cruenta serie de fantasía Game of Thrones, con sus reyes tiránicos, sus masacres nupciales y sus dragones que escupen fuego.
Se espera que este viernes la Corte Suprema de Columbia Británica dirima un enfrentamiento que se venía cocinando hace tiempo y que hizo eclosión hace poco, cautivando a la opinión pública de un país donde el nombre Rogers y su logo rojo y blanco están por todas partes y donde los puñales por la espalda en las grandes empresas familiares nunca salen a la luz.
La cuestión por dirimir es si Edward Rogers, hijo del difunto fundador de la empresa, Ted Rogers, puede reemplazar a varios de los directores de la junta por otros de su elección a través de una simple resolución, y sin mediar una reunión de accionistas. Otros miembros de la junta -incluida su madre, Loretta Rogers, y sus hermanas, Martha Rogers y Melinda Rogers-Hixon-, dicen que ese movimiento viola las normas de la empresa y los deseos de Ted. Ahora hay dos facciones de directores enfrentadas que se adjudican la representación de esa empresa de 24.000 millones de dólares, que a su vez busca absorber a Shaw Communications, su gran competidora.
El acuerdo para absorber Shaw Communications está pendiente de aprobación por parte de los organismos reguladores y podría transformar el espacio de las telecomunicaciones en Canadá, facilitando que Rogers amplíe su órbita al oeste del país. Combinadas, ambas firmas presidirían un imperio de cable y medios que hasta incluye la propiedad de equipos deportivos, como los Toronto Blue Jays.
“Es sumamente inusual”, dice Kai Li, profesor de finanzas en la Escuela de Negocios Sauder de la Universidad de Columbia Británica. “La familia está en medio de una mega adquisición. En estos casos, la que suele implosionar es la empresa que es blanco de la compra. Lo esperable era que los compradores se quedaran tranquilos y se portaran bien.”
Estallido del conflicto
Pero el mes pasado el colapso entre los herederos de Ted salió se hizo público.
Comenzó a puertas cerradas en septiembre, cuando Edward trató de redibujar el organigrama de la empresa con un plan para reemplazar a Joe Natale, el director ejecutivo de Rogers, por Tony Staffieri, entonces director financiero de la compañía.
En su presentación ante la justicia, Edward dijo que estaba descontento con el desempeño de Natale y que dudaba de su capacidad para conducir Rogers a través del proceso de adquisición de Shaw por 21.000 millones de dólares, un paso considerado fundamental para el futuro de la empresa.
Natale se enteró por accidente del complot para expulsarlo, cuando Staffieri marcó sin darse cuenta su número en un momento inoportuno: justo mientras Staffieri conversaba abiertamente del tema con otra persona.
Varios miembros de la junta -incluida la madre de Edward, de 82 años, y dos de sus hermanas-, se unieron para bloquear el cambio de figuritas y votaron para mantener a Natale al frente de la empresa. El 29 de septiembre, Rogers anunció que Staffieri había dejado la empresa.
Luego, el 21 de octubre, la junta despojó a Edward de su título de presidente y la compañía anunció su reemplazo.
Edward respondió declarando que había reemplazado unilateralmente a cinco de los directores independientes de la junta de 14 miembros con sus propios candidatos, a través de una resolución escrita. Esa nueva junta había celebrado una reunión, dijo Edward, donde lo reeligieron presidente.
Pero una declaración emitida “en nombre de Rogers Communications Inc.” aseguró que la decisión del “ex” presidente era “inválida”.
O como lo expresó Martha en un tuit: “Veo que Ed se ha designado a sí mismo como presidente. JAJAJA. Hay que tomarlo tan en serio como si se hubiera nombrado a sí mismo rey de Inglaterra”. La madre también se ha volcado a Twitter para opinar sobre “las rabietas perpetuas de Ed”, la “vieja guardia” de Rogers y la controversia más general sobre la empresa y su familia.
Edward afirma tener autoridad para realizar cambios en la composición de la junta con su sola firma y sin convocar a una reunión de accionistas, porque preside el fideicomiso familiar que controla el 97,5% de las acciones con derecho a voto de clase A del gigante de las telecomunicaciones. Debido a la estructura de acciones de “clase dual” de la empresa, las acciones de clase B no tienen derecho a voto.
En su presentación judicial, Edward declaró que su madre inicialmente apoyaba el despido de Natale. Ella respondió que cambió de opinión tras darse cuenta de que su hijo y sus aliados le habían dado información inexacta sobre el desempeño del director ejecutivo.
Entonces Edward le solicitó a la Corte Suprema de Columbia Británica, región de Canadá conde está inscripta la empresa Rogers, que legitime la composición de la junta que él designó.
Pero hasta que la justicia se expida, hay dos juntas directivas que dicen estar a cargo de la empresa.
Like in a bad movie, Ed & his Old Guard literally meet in dark boardrooms. All men. All white. All old. They think they are masters of the universe instead of thinking about the impact their instability is causing tens of thousands of people. Not this time. #OldGuardDown
— Martha Rogers (@MarthaLRogers) October 24, 2021
“Como en una mala película, Ed y su vieja guardia se reúnen literalmente a oscuras en la sala de reuniones”, escribió Martha en un tuit. “Todos hombres. Todos blancos. Todos viejos. Se creen los amos del universo, y no se dan cuenta que la inestabilidad que provocan tiene impacto en las vidas de decenas de miles de personas. Esta vez no. ¡Abajo la vieja guardia!”
Kai Li, de la Escuela de Negocios Sauder, dice que el culebrón deja al descubierto los desmanejos corporativos en Canadá, y asegura que es “bastante indignante” que los accionistas de clase B no tengan voz en el manejo de la empresa.
Historia de la empresa
Esa empresa que ahora cuenta con unos 11 millones de clientes fue fundada por Ted Rogers en 1960, con la compra de la emisora de radio CHFI. Su padre había inventado una radio que funcionaba sin pilas. Después, a lo largo de las décadas, Ted fue adquiriendo varias estaciones de radio, canales de cable, revistas y el equipo de béisbol de los Toronto Blue Jays, el único club canadiense que compite en las Grandes Ligas.
Rogers también tiene participación en Maple Leaf Sports and Entertainment, propietaria del equipo de hockey Toronto Maple Leafs, el equipo de baloncesto Toronto Raptors y la franquicia de la Major League Soccer de la ciudad, Toronto FC. El nombre de la empresa aparece en varios estadios deportivos de Canadá.
Ted murió en 2008. A su funeral asistieron varios exprimeros ministros canadienses y otros titanes de los negocios y la política del país. Su obituario en el Globe and Mail lo describió como “la versión canadiense de Steve Jobs”, y en una universidad de Toronto hay una escuela de negocios que lleva su nombre.
Las especulaciones sobre quién lo sucedería arrancaron mucho antes de su muerte. Hasta ahora, ninguno de los directores ejecutivos de la empresa ha sido miembro de la familia, pero Kai Li dice que a Edward le gustaría funcionar como una especie de “director ejecutivo en las sombras”.
Cuando Ted puso a su hijo Edward a cargo del fideicomiso familiar, le explicó al Globe and Mail que era importante “tener una persona a cargo al mando del timón”.
“Confío en él plenamente”, dijo en una entrevista de 2008. “Pero si me equivoco, pueden hacer el cambio por mi hija Melinda, o por quién sea…”
The Washington Post
Traducción de Jaime Arrambide
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