Cómo el Kremlin transformó a su líder en una marca de alcance global
MOSCÚ.- Una de las armas más poderosas del presidente ruso, Vladimir Putin , para potenciar su influencia mundial es su propia imagen.
Tras dos décadas de esfuerzos, los especialistas del Kremlin lograron modelar un ícono internacional de impenetrabilidad y poderío a partir de un exburócrata municipal que vestía trajes que le quedaban chicos. La atracción que genera Rusia ya no gira en torno a Chaikovski y Tolstoi. Hoy la fascinación se centra en un presidente estrábico, que aprieta los dientes y al que a veces le gusta mostrarse con el torso descubierto.
Putin llegó al poder en vísperas del Año Nuevo de 2000 para suceder a un envejecido Boris Yeltsin y liderar un país que tras el colapso de la Unión Soviética seguía sin encontrar un rumbo. "Acentuamos el misterio de Putin a propósito", dice el estratega político Gleb Pavlovsky, un arquitecto clave para la imagen pública de Putin hasta 2011, cuando debió abandonar su actividad debido a cortocircuitos con el Kremlin. En un Estado débil, dice Pavlovsky, "es necesario crear una imagen de poder".
La cara de póker de Putin en la televisión y en los memes de Instagram canaliza la indignación que el mundo siente contra Estados Unidos y los establishments políticos en general. Putin da una imagen de decisión y fortaleza meticulosamente planeada que cobró vida propia en las redes sociales y en la cultura pop.
Putin fue el primer "hombre fuerte" moderno del mundo, dijo en una entrevista su vocero desde hace años Dimitri Peskov, para quien esa frase tiene un sentido positivo.
En Halle, Alemania, un emprendedor activista de derecha llamado Sven Liebich vendió miles de remeras impresas de Putin. La más famosa era un montaje en Photoshop en el que se ve la cabeza del presidente ruso haciendo el gesto de fuck you con anteojos de sol, sonrisa sobradora y un torso musculoso y tatuado.
"Tiene que ver con la esperanza de cambio", dice Liebich, mientras explica. En Occidente, Putin es una amenaza para muchos, pero también una importante figura unificadora para la creciente minoría de los antisistema. En los países desarrollados, el relato del resurgimiento de Rusia tras el caos de los años 90 cautiva a grandes sectores de la sociedad.
"El mundo está reclamando líderes especiales, soberanos y decididos, que no encajan en el marco tradicional. La Rusia de Putin marcó el punto de partida", dice Peskov. Después vinieron Xi Jinping en China, Viktor Orban en Hungría y Rodrigo Duterte en Filipinas. "Cada vez hay más por todo el mundo. Y en Estados Unidos está Trump ", remata Peskov.
El éxito del estilo de Putin cautiva a políticos antisistema y antinorteamericanos de todo el mundo, así como a muchas personas a las que no les interesa la política. En las elecciones del año que viene en Indonesia, por ejemplo, las fuerzas conservadoras -islamistas, la vieja dirigencia y los halcones nacionalistas- intentarán derrotar al presidente Joko Widodo, un hombre liberal. En marzo, un destacado miembro de esa facción conservadora, el vicepresidente de la Cámara baja, Fadli Zon, publicó en Twitter cuál es el tipo de presidente que Indonesia necesita. "Si Indonesia quiere subirse a la victoria, necesitamos un líder como Vladimir Putin: valiente, visionario, inteligente y con autoridad", escribió Zon.
En Medio Oriente, Putin representa una alternativa a la hegemonía norteamericana y trasciende las divisiones sectarias. A comienzos de 2015, Wajih Abbas, un legislador iraquí que acaba de asumir como representante de una milicia chiíta antiestadounidense a ultranza, hizo popular a Putin cuando lo elogió por la intervención de Rusia en Siria, y lo llamó "Abu Ali", padre de Ali, la figura del islam que más veneran los chiitas.
Cuando Putin entró a la escena nacional rusa, el guion hacía referencia a un líder joven, fuerte y un poco enigmático, y resaltaba más su trabajo en la KGB durante la década de 1980 que su administración -teñida por la corrupción y el delito- de la ciudad de San Petersburgo durante gran parte de los años 1990.
"Era como un actor talentoso que lee el guion, pero hace mucho más de lo que está escrito en él", recuerda Pavlosky. "La tesis principal era que Putin se ajusta perfectamente a la imagen hollywoodense del héroe salvador", dice Pavlovsky. "Y como todos ven el cine de Hollywood, entonces así verán a Putin".
"La prensa nos dice que Putin es malo, pero la gente empezó a darse cuenta de que le están mintiendo", dice Liebich. "Escuchan que Putin es malo, así que entonces debe ser bueno". Según una encuesta de mayo de Infratest Dimap, el 30% de los alemanes describieron a Rusia como un socio confiable, comparado con el 25% que afirmó lo mismo respecto de Estados Unidos.
La tendencia es similar en muchas otras partes de Europa y del mundo en general, donde las encuestas registraron un retroceso de Estados Unidos en beneficio de Rusia.
En Eslovaquia y Hungría, Putin es más popular que Trump, Merkel o el presidente francés Emmanuel Macron.
Traducción de Jaime Arrambide
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