Cómo usa China su imponente flota pesquera para reforzar sus ambiciones globales
Gobiernos y grupos ambientalistas acusan a los barcos chinos de pescar ilegalmente y de promover objetivos militares, mientras el gobierno de Xi Jinping defiende su política expansiva
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PEKÍN.- En su puja para convertir a China en una superpotencia marítima, Pekín fue escalando su flota pesquera hasta convertirla no solo en la más grande del mundo, y por lejos, sino también en una fuerza de choque que provoca situaciones de tensión alrededor del planeta.
Todos los años, esa flota pone millones de toneladas de pescado en la mesa de la pujante clase media del país. Y los gobiernos, pescadores y grupos ambientalistas internacionales acusan a la flota china de pesca ilegal, incluido el uso de equipos prohibidos y la violación de aguas territoriales de soberanía extranjera.
Esa pesca ilegal hunde la economía de muchos países y amenaza ecosistemas enteros, como el que rodea las Islas Galápagos, de Ecuador, según funcionarios y pescadores de los países afectados.
Esa flota pesquera está contribuyendo a reforzar la presencia china en los mares del mundo, incluso mediante la construcción de una red mundial de puertos.
Las embarcaciones de pesca, provistas de cabrestantes y botavaras y que tiran de gigantescas redes de arrastre, llegan a ser dos veces más grandes que una lancha patrullera, y tienen un promedio de 60 metros de largo.
De hecho, las tripulaciones pesqueras chinas ayudaron a establecer asentamientos en islas situadas en aguas sujetas a disputas territoriales con países vecinos.
Un análisis de los datos de los transpondedores y del registro global de embarcaciones revela que hay hasta 17.000 embarcaciones chinas involucradas en operaciones en aguas distantes, es decir, fuera de la plataforma territorial del propio país, según el Instituto de Desarrollo de Ultramar de Londres.
Los datos oficiales y las estimaciones de los analistas indican que Taiwán y Corea del Sur, los competidores más cercanos de China en esa industria, suman entre ambos unos 2500 buques con esas características.
El Ministerio de Relaciones Exteriores de China dice que el número de buques registrados legalmente es mucho más bajo, con 2701 embarcaciones registradas en 2019. En 2017, en respuesta a los esfuerzos de la Organización Mundial del Comercio para recortar los subsidios estatales que fomentan la sobrepesca, China acordó limitar sus buques pesqueros a 3000 embarcaciones.
La Cancillería china dice que el gobierno de Pekín implementa la vigilancia más estricta del mundo sobre la pesca en aguas distantes, y que en los últimos años endurecieron las sanciones legales sobre lo que se conoce como “pesca errante”.
El año pasado, Ecuador y Perú tuvieron que poner en alerta a sus fuerzas navales para rastrear a cientos de barcos chinos concentrados cerca de las pesquerías y bancos de peces de América del Sur.
En Asia, los gobiernos y la industria pesquera denunciaron cientos de incursiones chinas en sus aguas nacionales. Y últimamente, Indonesia empezó a detonar los arrastreros chinos capturados, con la esperanza de disuadir a otros barcos de la pesca furtiva en sus aguas.
De 2010 a 2019, los barcos de bandera o propiedad china fueron responsables del 21% de los delitos pesqueros mundiales, según registros de Spyglass, una base de datos de delitos pesqueros con sede en Vancouver, frente al 16% de la década anterior.
Una clasificación mundial de 2019 de Iniciativa Global, un organismo de control de la delincuencia transnacional con sede en Ginebra, ubicó a China en el primer lugar de prevalencia entre los países que hacen pesca ilegal.
En Ghana, país en el oeste de África, los pescadores dicen que hay docenas de arrastreros chinos equipados para pescar a diversas profundidades que se aventuran diariamente desde aguas profundas hasta invadir las aguas soberanas ghanesas, apuntando a peces de poca profundidad que solían ser la gran reserva ictícola local.
“Por culpa de los arrastreros nuestras poblaciones de peces se han agotado a un ritmo acelerado, y ahora todos estamos endeudados y se nos complicó por completo la vida”, dice Kojo Panyin, un pescador de 53 años en Axim, pueblo pesquero de Ghana. Panyin agrega que ese tipo de pesca también destruye las redes de los pescadores locales.
Para China, se trata de una industria que alimenta a una clase media en rápido crecimiento y que genera decenas de millones de puestos de trabajo en la pesca, la acuicultura y el procesamiento de productos del mar. También refleja la presencia cada vez más contundente de China en los mares.
Plan de desarrollo
La pesca en aguas distantes está consagrada en el plan de desarrollo nacional de Xi Jinping y es una pieza central de su plan de infraestructura global conocido como Nueva Ruta de la Seda, que incluye rutas transoceánicas.
“La industria pesquera es importante para garantizar la seguridad alimentaria nacional”, dice el plan de Xi. “Y es de suma importancia para salvaguardar los derechos e intereses marítimos nacionales”.
El plan incluye el desarrollo de 29 bases de pesca en aguas distantes alrededor del mundo, que ayuden a proyectar la imagen de Pekín como centro de una red de infraestructura global.
En África Occidental, por ejemplo, la empresa pesquera Fuzhou Hongdong Pelagic Fishery está usando 60 millones de dólares de fondos estatales para expandir un puerto pesquero en Mauritania, la base de pesca en aguas distantes más grande de China, según informes de los medios estatales. China no tiene una base naval en esa región.
También hay empresas chinas construyendo un puerto pesquero en Pakistán, cerca de una importante ruta petrolera y una región donde Pekín compite por la influencia geopolítica.
El derecho marítimo internacional permite a los estados costeros diversos grados de control sobre la plataforma que se extiende hasta las 200 millas náuticas desde la línea de costa. La mayoría de los estados buscar restringir al máximo las actividades extranjeras en sus aguas territoriales, entre ellas, la explotación pesquera.
En agosto, unos 300 barcos chinos fueron descubiertos pescando cerca de las Islas Galápagos, pertenecientes a Ecuador. Ecuador dijo que era la mayor concentración de pesqueros chinos que se haya registrado, y los acusó de utilizar medios ilegales para evadir ser detectados, como apagar los sistemas de rastreo y fraguar el nombre de las naves.
Los funcionarios ecuatorianos dicen que la pesca china amenaza la biodiversidad de las Galápagos, donde algunos animales dependen para su supervivencia del mismo calamar que pescan los barcos chinos. El Ministerio de Relaciones Exteriores de China informó que de septiembre a noviembre Pekín detendrá la pesca de la flota en la zona.
“En los últimos cinco años se produjo una transformación impresionante en la flota china de aguas distantes”, dice Steve Trent, cofundador de la Fundación de Justicia Ambiental, un grupo conservacionista con sede en Londres. “Están devastando las pequeñas pesquerías de aguas abiertas, los peces de los que dependen para su sustento las comunidades costeras”.
The Wall Street Journal
Traducción de Jaime Arrambide
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