Al menos tres casos de supuestos espías rusos con identidades brasileñas fueron detectados en los últimos meses
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Víctor Ferreira, José Assis, Daniel Campos. En principio, son nombres absolutamente comunes en Brasil y difícilmente llamarían la atención.
En los últimos meses, sin embargo, se han convertido en parte de una investigación sobre espionaje internacional que involucra a policías y servicios de inteligencia de diferentes países, incluido Brasil.
En el fondo hay una pregunta: ¿cómo es posible que los servicios de inteligencia de Rusia hayan convertido a Brasil en una especie de “semillero” de espías?
Según la policía, la fachada que presenta una falsa identidad brasileña y una vida paralela en Brasil son ideales para que estos agentes circulen por espacios de poder no solo en el país sudamericano sino en todo el mundo, sin despertar la desconfianza de los servicios de inteligencia de Europa o Estados Unidos.
En los últimos tres meses, BBC News Brasil conversó con investigadores, agentes de inteligencia y funcionarios de diferentes países para tratar de explicar cómo y por qué Brasil fue elegido por Rusia como punto de partida de algunos de los agentes que forman parte de la élite del espionaje ruso.
Cuando se la contactó, la Policía Federal (PF) brasileña no hizo comentarios sobre este asunto.
BBC News Brasil envió preguntas a la embajada y al consulado general de Rusia en Brasil, pero tampoco obtuvo respuesta.
Desde que comenzaron a revelarse estos casos, el gobierno ruso no se ha pronunciado al respecto.
¿Espías “hechos en Brasil”?
Al menos tres casos de supuestos espías rusos con identidades brasileñas fueron detectados en los últimos meses. Hasta el momento, todavía no hay pruebas de que hayan espiado a las instituciones o autoridades brasileñas.
Tanto los documentos producidos por el FBI, la policía federal estadounidense, como por la PF de Brasil a los que tuvo acceso BBC News señalan que utilizaron el país y sus identidades brasileñas como punto de partida para sus acciones en lugares como Estados Unidos, Irlanda y Noruega.
El primer presunto espía “brasileño” que apareció fue Sergey Vladimirovich Cherkasov, quien usó la identidad brasileña de Victor Muller Ferreira.
En abril de 2022, fue arrestado en Ámsterdam cuando intentaba ingresar al país y enviado de regreso a Brasil. El hombre había sido aceptado en un programa de prácticas en la Corte Penal Internacional de La Haya.
Este tribunal es responsable de juzgar los crímenes de guerra. Este año, emitió una orden de arresto contra el presidente ruso, Vladimir Putin, por actos cometidos durante la invasión rusa de Ucrania.
Las investigaciones realizadas por holandeses, estadounidenses y brasileños indican que Cherkasov era un agente del GRU, uno de los servicios de inteligencia de las Fuerzas Armadas rusas.
Fue condenado a 15 años de prisión en Brasil por usar un documento falso. En el juicio, admitió haberse hecho pasar por brasileño, pero negó ser un espía.
En una audiencia en el Supremo Tribunal Federal (STF), se negó a responder cuando se le preguntó sobre el tema.
Todavía hay una investigación por lavado de dinero contra Cherkasov.
Unos meses después, en noviembre, fue el turno de otro “brasileño”, José de Assis Giammaria, detenido en Tromsø, Noruega.
Las autoridades de ese país aseguran que su nombre real es Mikhail Mikushin, y sería un coronel ruso que se hizo pasar por brasileño y trabajaba como investigador en la Universidad Ártica de Noruega, país que comparte frontera con Rusia.
El tercer caso se conoció en 2023 luego de que una brasileña denunciara la desaparición de su novio, el también “brasileño” Gerhard Daniel Campos.
Las autoridades griegas, sin embargo, alegan que Campos, en realidad, sería un espía ruso cuyo verdadero apellido es Shmyrev y que adoptó una identidad y personalidad brasileña.
El programa de infiltrados
Cherkasov, Mikushin y Shmyrev son sospechosos de ser agentes secretos encubiertos como los que Rusia ha usado desde la época la Unión Soviética.
Estos agentes no sólo cambian de nombre: adoptan una nueva nacionalidad, profesión, personalidad y aficiones, e incluso crean lazos familiares y de amistad a lo largo de años.
Es común que formen parejas durante su entrenamiento. El proceso de trabajar en el extranjero durante décadas de forma encubierta puede ser inmensamente estresante, por lo que tener un compañero que conozca su trabajo a menudo se considera una ventaja.
Cientos de diplomáticos rusos han sido expulsados desde el inicio de la invasión de Ucrania, muchos considerados espías. Por eso, las redes de espionaje rusas han resultado golpeadas.
Inicialmente, los casos parecían centrarse principalmente en los espías del GRU (como Cherkasov), pero en los últimos meses, algunos del Servicio de Inteligencia Exterior ruso también parecen haber sido expuestos.
Lo que llevó a esto no está claro. Pero podría significar que la inteligencia rusa en Moscú está infiltrada, ya sea mediante países occidentales que penetran en sus redes de comunicaciones o de un agente secreto.
En los casos detectados en Brasil, las investigaciones han revelado cómo los supuestos espías habrían tratado de evitar levantar cualquier sospecha.
Cherkasov, por ejemplo, tomó clases de forró (un baile popular brasileño) mientras vivía en São Paulo, según algunas investigaciones.
Además, según el FBI, Cherkasov pidió permiso a sus superiores para casarse con una mujer que no tenía formación como agente de inteligencia.
“Dije que si no me casaba este año, seguro que terminaríamos. La mujer no puede soportarlo más”, habría afirmado Cherkasov en una conversación que encontraron los investigadores.
Según el FBI, el hecho de que Cherkasov tuviera que pedir permiso para casarse mostraría el nivel de control que tienen sus superiores sobre su vida personal.
Shmyrev, por su parte, habría mantenido una relación con una brasileña hasta poco antes de desaparecer, en enero de este año, según informaciones publicadas en medios como el diario británico The Guardian y confirmados por BBC News Brasil con una fuente brasileña que sigue las investigaciones del caso.
En Río de Janeiro, según los investigadores, sería conocido por tener una empresa de impresión 3D que habría realizado servicios para organismos públicos como el Ejército, la Marina y el Ministerio de Cultura.
Según estos reportes, a pesar de la relación con su novia brasileña, Shmyrev estaría casado con otra supuesta espía rusa de nombre Irina Romanova, quien viviría en Grecia bajo el nombre falso de Maria Tsalla y quien también habría tenido una relación sentimental en el país. Ella también desapareció, y se sospecha que los dos habrían huido juntos.
Aparentemente, ella le dijo a su pareja en Atenas por mensaje de texto que se iría.
Se cree que el Servicio de Inteligencia Exterior ruso retiró a Irina por temor a que fuera identificada. Se cree que las autoridades griegas la estaban vigilando o investigando. La mujer se fue dejando su tienda y su gato, lo que puede indicar la prisa con la que se marchó.
Funcionarios de inteligencia creen que en los últimos años el GRU se ha vuelto más activo y agresivo.
Se sospecha que el GRU envió un equipo de agentes con identidades falsas para matar a Sergei Skripal en 2018 en Salisbury, Reino Unido. Rusia, sin embargo, niega su participación en este caso.
El trabajo principal de los agentes es recopilar información y llevar a cabo actividades para apoyar a las Fuerzas Armadas rusas.
Por lo general, cuando son capturados, el gobierno ruso trabaja para llevarlos de regreso a Rusia a través de algún tipo de trato, generalmente un intercambio de espías.
Eso es lo que le pasó con un grupo de rusos arrestados en EE.UU. en 2010 que fueron canjeados por agentes detenidos en prisiones rusas por espionaje.
¿Por qué Brasil?
Cuando Cherkasov y Mikushin fueron descubiertos en 2022, una pregunta comenzó a intrigar a los investigadores de Brasil y Estados Unidos: ¿por qué Rusia eligió a Brasil como el “semillero” de algunos de sus espías?
Miembros de la comunidad de inteligencia brasileña, investigadores y personas familiarizadas con el sistema de registro notarial en Brasil señalan tres razones principales:
- Fragilidades de los sistemas de control y emisión de documentos en Brasil.
- Historial de no participación del país en conflictos internacionales
- Población mixta.
En el caso de Cherkasov, su certificado habría sido emitido en abril de 1989 en una oficina de registro de Río de Janeiro.
Fue a partir de ese certificado, según las investigaciones, que habría podido obtener una cédula de identidad, licencia nacional de conducir, pasaporte e incluso la tarjeta del Sistema Único de Salud (SUS).
En el caso de Mikushin, su acta de nacimiento fue emitida en una oficina de registro de la ciudad de Padre Bernardo, en el interior de Goiás, municipio de poco más de 35.000 habitantes.
Con el documento en la mano, habría logrado hacerse pasar por un estudiante universitario brasileño y haber completado su licenciatura y maestría en dos universidades canadienses diferentes antes de partir hacia su última misión: trabajar con un grupo de investigadores noruegos que estudian amenazas y guerras híbridas.
“Cuando nos enteramos del caso, fuimos a los libros del notario y verificamos que el certificado era original y que estaba en el orden exacto de emisión de los demás documentos”, le dijo a BBC News Brasil Eloália Nunes Ferreira, funcionaria del registro civil de Padre Bernardo.
Un miembro de la comunidad de inteligencia brasileña nos dijo en privado que los certificados utilizados por los dos supuestos espías identificados hasta ahora son, de hecho, materialmente verdaderos. Esto significa que no han sido falsificados, borrados o sometidos a ningún tipo de alteración.
Según esta fuente, esto indicaría que estos certificados fueron, de hecho, emitidos por oficinas de registro o notarios brasileños, pero aún no se sabe exactamente cómo los rusos lograron obtenerlos.
Para el presidente de la Asociación de Registradores de Personas Físicas (Arpen) de Brasil, Gustavo Fiscarelli, habría sido relativamente fácil para los supuestos espías rusos obtener documentos en el sistema de documentación brasileño.
Primero, porque hasta 2015 las oficinas notariales del país no estaban integradas, por lo que una no podía consultar la base de datos de la otra y buscar repeticiones de registros, inconsistencias de nombres o fraude deliberado.
“Los registros no se comunicaron. Funcionaban como si fueran islas. No había comunicación y centralización de la información”, explica Fiscarelli.
En segundo lugar, hasta 2017, las actas de nacimiento brasileñas se falsificaban con mucha facilidad. Ni siquiera tenían marca de agua u otros mecanismos de seguridad.
La tercera debilidad, según Fiscarelli, es el hecho de que, en Brasil, es posible que los adultos obtengan actas de nacimiento tardías, emitidas sin las partidas de nacimiento que crean los hospitales cada vez que nace un bebé en una unidad de salud.
Para que se emita este tipo de actas de nacimiento, basta con que la persona acuda a la oficina de registro, llene unos formularios y presente dos testigos.
Fiscarelli dice que el registro tardío fue creado pensando en los ciudadanos que, por razones sociales o geográficas, no tenían acceso al registro civil cuando nacieron. Sin embargo, puede haberse convertido en un dispositivo que facilita los delitos.
“Puede ser que él (el espía) se confabulara o no con una oficina de registro y obtuviera el certificado y, con él, creara el resto de su documentación. O hiciera el registro tardío fraudulentamente y después obtuviera un certificado legal y lograra todo el resto de sus documentos”, dice Fiscarelli.
La posibilidad de colusión entre rusos y funcionarios en las oficinas de registro brasileñas está en el radar de las autoridades, como reveló BBC News Brasil en marzo de este año.
Documentos encontrados en memorias USB que pertenecerían a Cherkasov revelan cómo se habría acercado a la exempleada de una oficina de registro y cómo ella lo habría ayudado a autenticar supuestas copias de documentos incluso sin presentar los originales, lo cual no se puede hacer.
En informes dejados por Cherkasov a sus superiores, afirma haberle entregado un collar de $400 a la exempleada, dice un informe de la Policía Federal.
“Cuando no tenía mi identificación, ella consiguió emitirla con una foto y me proporcionó una nota de autorización especial. Con esta autorización pude iniciar el trámite de ciudadanía, obtener una nueva licencia de conducir y nuevas actas de nacimiento aún sin tener cédula de identidad”, dice un extracto de uno de los informes que dejó Cherkasov, según la PF, en una memoria USB localizada en una zona boscosa de Cotia, en la región metropolitana de São Paulo.
Según la PF, los informes contenían información sobre las actividades realizadas por Cherkasov en Brasil y en el exterior, y eran recopilados por sus “controladores”, integrantes de la red de espionaje rusa que lo apoyaba en el país.
Otro factor que hace aún más vulnerable al sistema es la falta de conexión entre las bases de datos de los notarios y los registros biométricos que mantienen el gobierno federal o estatal, como los del Tribunal Superior Electoral (TSE) o la Policía Federal.
No intervención y población mixta
Los otros dos factores que habrían hecho que Rusia eligiera a Brasil como uno de sus “semilleros” de espías son que el país no se ha involucrado en conflictos internacionales y el hecho de que la población mestiza del país hace que sea relativamente fácil que un ruso blanco pueda pasar por brasileño.
En las últimas décadas, la diplomacia brasileña se ha caracterizado por un intento de alejarse de los conflictos entre las grandes potencias mundiales.
En 2022, por ejemplo, cuando Rusia realizó su invasión del territorio ucraniano, Brasil condenó la acción militar rusa en votaciones en la Organización de Naciones Unidas (ONU), pero evitó involucrarse en el conflicto enviando armas a Ucrania.
Más recientemente, parte de la comunidad internacional comenzó a cuestionar la posición brasileña luego de que el presidente Luiz Inácio Lula da Silva hiciera declaraciones que fueron interpretadas como favorables hacia Rusia.
En una visita a China, Lula llegó a decir que Estados Unidos y la Unión Europea estaban “fomentando” la guerra en Ucrania mediante el envío de armas y otros suministros al gobierno ucraniano.
Luego Lula cambió el tono de sus declaraciones y, durante un viaje a Portugal, señaló que nunca “equiparó” a Rusia con Ucrania y que Brasil entiende que el país gobernado por Vladimir Putin “cometió un error”.
“Además de que es factible que alguien con un biotipo ruso sea brasileño, un pasaporte brasileño llama mucho menos la atención de los servicios de inteligencia que el pasaporte de una persona de un país alineado como Rusia”, dijo una fuente familiarizada con el caso.
Extradición y escala desconocida
El descubrimiento de los tres presuntos espías rusos que actúan bajo identidades brasileñas ha hecho cambiar la manera en la que trabajan la Policía Federal y la Agencia de Inteligencia de Brasil desde el año pasado.
Con la ayuda del FBI, la Policía Federal ha estado tratando de averiguar más detalles sobre las acciones de supuestos espías rusos en Brasil. La cooperación legal internacional en el caso comenzó cuando Cherkasov fue arrestado en 2022.
Desde entonces, Rusia también ha hecho gestiones para que Cherkasov regrese a su país. En agosto de 2022, el gobierno ruso solicitó formalmente la extradición de Cherkasov con el argumento de que, de hecho, era un traficante de drogas buscado por las autoridades del país.
Durante el proceso de extradición, Cherkasov levantó sospechas entre las autoridades brasileñas cuando afirmó que le gustaría entregarse a los rusos, a pesar de que las condenas por narcotráfico en Rusia son teóricamente más largas que las que dicta la Justicia brasileña por usar documentos falsos.
Sin embargo, en marzo de este año, el Departamento de Justicia de EE.UU. formalizó una acusación contra Cherkasov por actuar como agente extranjero en suelo estadounidense y por fraude financiero y de emisión de visas.
Fuentes consultadas para este reportaje estiman que el próximo paso de los estadounidenses será pedir la extradición del ruso, lo que podría poner a Brasil en un conflicto diplomático con Rusia y Estados Unidos por el destino del presunto espía detenido en territorio brasileño.
Esto sucede porque, según la ley brasileña, las solicitudes de extradición deben ser juzgadas por el Supremo Tribunal Federal, pero el Presidente de la República puede negarse a entregar a la persona que es objeto de la solicitud.
Esto sucedió en 2010 cuando Lula era presidente del país y negó a la Justicia italiana la extradición del militante italiano Cesare Battisti. En 2017, el entonces presidente Michel Temer autorizó la extradición de Battisti, quien huyó a Bolivia. Solo fue extraditado a Italia en 2019.
El proceso de extradición de Cherkasov está siendo supervisado por el ministro del STF, Luiz Edson Fachin, quien ya autorizó su entrega a los rusos, pero solo después del final de las investigaciones realizadas por la Policía Federal sobre sus actividades en Brasil.
La PF también abrió una indagatoria para investigar la situación del tercer presunto espía ruso que actuaba bajo el nombre de Gerhard Daniel Campos.
Fuentes vinculadas a las investigaciones creen que el caso coloca a las autoridades brasileñas frente a tres interrogantes sin respuesta:
- ¿Cuánto tiempo hacía que los espías operaban en Brasil?
- ¿Qué tan grande era la red que usaba documentos brasileños?
- ¿Cuántos quedan todavía en el país?
“Nadie sabe cuántos eran, qué hacían o cuánto tiempo llevaban trabajando aquí”, le dijo una fuente de la comunidad de inteligencia brasileña a BBC News Brasil bajo condición de anonimato.
Cuando se la contactó, la Policía Federal no hizo comentarios sobre el caso.
BBC News Brasil también envió preguntas a la embajada y al consulado general de Rusia en Brasil, pero no se recibió ninguna respuesta. Desde que surgieron los casos de supuestos espías con identidades brasileñas, el gobierno ruso no se ha pronunciado sobre el asunto.
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