Cómo una amarga batalla de divorcio en la Tierra condujo a reclamos de un delito en el espacio
NUEVA YORK.- La exagente de inteligencia de la Fuerza Aérea norteamericana Summer Worden se pasó gran parte del último año en un áspero juicio de divorcio y de tenencia de sus hijos. Por eso se sorprendió al darse cuenta que su expareja parecía saber mucho sobre sus gastos actuales. ¿Así que se había comprado un auto? ¿Y con qué dinero?
Worden decidió poner en práctica sus conocimientos en temas de inteligencia y le solicitó al banco que le informara dónde estaban ubicadas las computadoras desde las que habían accedido recientemente a su cuenta bancaria online usando su nombre de usuario y contraseña: una computadora se conectaba desde una red de la NASA.
La expareja de Worden se llama Anne McClain y es una astronauta condecorada que cumple una misión de seis meses a bordo de la Estación Espacial Internacional. McClain estaba a punto de integrar la primera caminata espacial exclusivamente por mujeres. Sin embargo, los problemas domésticos de la pareja en la Tierra parecieron extenderse al espacio exterior.
McClain reconoció haber accedido a la cuenta bancaria desde el espacio, y a través de su abogado dijo que lo hizo solo para monitorear las finanzas matrimoniales, que seguían siendo conjuntas. Worden no lo vio de la misma manera y presentó una denuncia ante la Comisión Federal de Comercio, y su familia otra ante la Inspección General de la NASA donde acusó a McClain de robo de identidad y de acceso ilegítimo a los registros privados de Worden.
Desde entonces, los investigadores de la Inspección General de la NASA están en contacto con Worden y McClain para llegar al fondo del que podría convertirse en el primer caso de delito penal cometido en el espacio. "Aunque sabía que las cosas no estaban bien, me dejó anonadada que llegara tan lejos", dice Worden.
Las agencias espaciales de los cinco miembros de la estación espacial –Estados Unidos, Rusia, Japón, la Unión Europea y Canadá– cuentan con un manual de procedimientos para lidiar con cualquier cuestión jurisdiccional que pueda surgir cuando hay astronautas de varias nacionalidades alrededor de la Tierra.
Pero Mark Sundhal, director del Centro de Legislación Espacial Global de la Universidad de Cleveland dice que es la primera vez que escucha hablar de un delito cometido en el espacio. Los funcionarios de la NASA tampoco recuerdan un delito cometido en la estación espacial.
McClain ya está de vuelta en la Tierra y la semana pasada se sometió a un interrogatorio bajo juramento ante el inspector general de la NASA. McClain alegó que hizo lo mismo que siempre con permiso de Worden: asegurarse de que las finanzas de la familia estuvieran en orden.
"Mi clienta niega enérgicamente haber hecho algo impropio", dice Rusty Hardin, abogado de McClain, y agrega que la astronauta "está cooperando plenamente" con la investigación.
El abogado dice que McClain ingresó a la cuenta desde el espacio para saber si había suficientes fondos para cubrir las necesidades del hijo que criaban entre ambas, lo mismo que hacía mientras estaban juntas y con pleno conocimiento de Worden. McClain siguió usando la misma contraseña y, según su abogado, Worden nunca le informó que ya no debía hacerlo.
La denuncia por acceso a la cuenta bancaria desde la estación espacial es apenas una de las complejas cuestiones legales que surgieron en una era en la que los viajes espaciales se han vuelto rutinarios y que seguramente se multiplicarán con la llegada del turismo espacial.
En 2011, la NASA organizó una operación encubierta para atrapar a la viuda de un ingeniero espacial que intentaba vender una roca lunar. En 2013, un satélite ruso sufrió daños tras impactar con los restos de un satélite destruido por China en 2007 durante una prueba de misiles. En 2017, un empresario austríaco demandó a una empresa de turismo espacial para recuperar la seña que había pagado por un viaje que no terminaba de concretarse.
Leyes espaciales
"Lo que ocurre en el espacio también está sujeto a las leyes", dice Sundahl, el experto legal de la Universidad de Cleveland.
Según Sundhal, uno de los potenciales problemas que podría surgir de cualquier demanda o causa judicial por comunicaciones bancarias extraterrestres, es la dificultad de acceder a las evidencias, porque seguramente los funcionarios de la NASA se mostrarían reacios a permitir que sus redes informáticas, que contienen material altamente sensible, sean examinadas por abogados y fiscales. Pero Sundahl agrega que esos escollos legales serán cada vez más frecuentes a medida que la gente pase más tiempo en el espacio.
La disputa entre la pareja gira básicamente en torno al hijo de Worden, que nació un año antes de que ambas se conocieran. Worden, exagente de la Agencia de Seguridad Nacional (NSA), se resistía a que McClain adoptara a la criatura, incluso después de que se casaron.
A principios de 2018, mientras seguían casadas, McClain le solicitó a un tribunal que le concediera derechos parentales compartidos y "el derecho exclusivo de fijar la residencia primaria del niño" si las partes no llegaban a un acuerdo mutuo. McClain decía que Worden tenía un temperamento explosivo y que estaba tomando malas decisiones financieras.
A fines de 2018, Worden presentó el divorció tras ser acusada de agresiones por McClain, algo que Worden niega y que atribuye a los intentos de McClain de quedarse con la custodia del menor. Más tarde la causa por agresiones fue desestimada.
Un par de meses después, cuando McClain se embarcó en la misión espacial, la pelea entre ambas siguió escalando. Worden advirtió los ingresos a su cuenta bancaria, y cuando sus sospechas llegaron a la NASA, los funcionarios le transmitieron su preocupación a McClain.
McClain, por su lado, iba cobrando notoriedad por otras razones, cuando la NASA empezó a promocionar la primera caminata espacial exclusivamente de mujeres, en la que McClain realizaría trabajos en el exterior de la estación junto a su compañera astronauta Christina Koch. Pero pocos días antes la NASA cambió súbitamente de planes y excluyó a McClain de la actividad alegando que no había dos trajes espaciales de talla femenina.
En junio, pocos días antes del regreso de McClain a la Tierra, los padres de Worden enviaron una larga carta al inspector general de la NASA, donde describen "una campaña de manipulación sumamente calculada" de McClain para quedarse con la custodia del niño.
Esta pelea doméstica en el espacio tal vez sea la primera que merezca una investigación de la Oficina del Inspector General de la NASA, pero difícilmente sea la última. "A medida que pasemos más tiempo en el espacio, empezarán a pasar las mismas cosas que pasan acá en la Tierra", dice Sundahl.
(Traducción de Jaime Arrambide)
The New York Times
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