Colombianos y estadounidenses: qué se sabe de los 28 sospechosos del asesinato de Jovenel Moïse en Haití
La policía haitiana avanza sobre el grupo que perpetraron el ataque, aunque todavía no da con el autor intelectual; hay ocho prófugos
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PUERTO PRÍNCIPE / BOGOTÁ.- La policía haitiana confirmó este jueves que son al menos 28 los atacantes que participaron del asesinato del presidente Jovenel Moïse, en la madrugada del miércoles: 26 son colombianos y, otros dos, estadounidenses nacidos en Haití.
“Arrestamos a 15 colombianos y a dos estadounidenses de origen haitiano. Tres colombianos murieron, y otros ocho están sueltos”, indicó el director general de la policía del país caribeño, Leon Charles, en una conferencia de prensa.
Las autoridades no pudieron explicitar, aún, el motivo del homicidio de Moïse. Desde que asumió su cargo en 2017, el jefe de Estado se había enfrentado a protestas masivas contra su gobierno, atravesadas por acusaciones de corrupción y críticas a la gestión de la economía, así como por su creciente control del poder.
Si bien ayer las fuerzas de seguridad afirmaron que mataron a cuatro de los sospechosos, hoy Charles remarcó que son tres los participantes del magnicidio muertos, sin dar explicaciones de la discrepancia. El ministro de Defensa de Haití, Diego Molano, detalló, además, que seis de los presuntos involucrados son exmilitares de Colombia: ”La información señala que son ciudadanos colombianos, miembros retirados del ejército nacional”. La información fue confirmada por el jefe de la policía colombiana, Jorge Vargas, quien reconoció que se trataría de dos suboficiales retirados del ejército y cuatro exsoldados.
El general Vargas afirmó que el presidente Iván Duque le dio la instrucción para prestar todo el apoyo “criminalístico y científico para dar con los responsables de ese hecho”. Por su parte, la vicepresidenta de Colombia, Marta Lucía Ramírez, pidió “todo el peso de la justicia” para los colombianos detenidos. “Que la justicia de Haití proceda, y que proceda con todo el rigor y la contundencia. Que les caiga todo el peso de la justicia, porque Colombia no puede de ninguna manera resultar en los titulares de la prensa internacional por cuenta de unos criminales y unos sicarios”, dijo la mandataria colombiana.
El gobierno de Haití ordenó a la policía y al ejército colaborar en la investigación del caso, y el ministro Molano aseguró que las fuerzas están dispuestos a colaborar. Hasta el momento, se pudieron recuperar las armas y materiales utilizados por los atacantes, según comunicó Charles, el director policial, quien también se comprometió a intensificar la búsqueda de los ocho protagonistas sueltos.
Durante la conferencia de prensa en la que se comunicaron estos datos, varios de los sospechosos fueron expuestos contra una pared ante los medios, junto a sus pasaportes y sus armas. El gobierno confirmó que los dos acusados haitiano-estadounidenses fueron identificados como James Solages, de 35 años, y Joseph Vincent, de 55. Otro de los detenidos es el colombiano Manuel Antonio Grosso Guarín, activo hasta hace dos años en el ejército de su país.
La fiscalía de Puerto Príncipe, también activa en la investigación, ordenó interrogar a los dos responsables de la seguridad de Moïse, ante la inquietud de qué estarían haciendo al momento del ataque los encargados de proteger al primer mandatario. ”Si eres responsable de la seguridad del presidente, ¿dónde estabas? ¿Qué hiciste para evitarle este destino al presidente?”, preguntó Me Bed-Ford Claude, comisario del gobierno de Puerto Príncipe y encargado de iniciar los procedimientos judiciales en nombre de la sociedad haitiana.
Los militares de Colombia, devenidos en sicarios
Los militares colombianos son reconocidos en todo el mundo por haber enfrentado más de cinco décadas de conflicto armado y estar entrenados por las Fuerzas Armadas de Estados Unidos, el socio estratégico del país en asuntos de seguridad y lucha contra el narcotráfico. Son expertos en combate en la selva, y, a lo largo de su carrera, muchos se especializan como francotiradores, pilotos de helicóptero artillado, manejo de explosivos y supervivencia. Esas capacidades, por las que muchos de los militares de Colombia han sido reconocidos como héroes, también los colocó en el ambiente de los mercenarios internacionales, como efectivas máquinas de matar.
Grosso Guarín, uno de los capturados por el magnicidio del presidente de Haití, tendría ese perfil. Hasta hace dos años, estaba activo en el ejército, y fue experto en actividades de comando especial. También, era experto en Fuerzas Especiales Antiterroristas Urbanas. Su participación en el ataque a Moïse podría estar vinculada a la venta de sus servicios, ante un actor todavía sin identificar.
Algunos hitos de la historia dan cuenta de esto. En el 2005, por ejemplo, se supo que un teniente colombiano procesado a finales de los ’90 por una masacre estaba en México asesorando al entonces naciente cartel de ‘los Zetas’. Y, en Colombia, es famoso el caso de ‘Zeus’, del coronel retirado Juan Carlos Rodríguez, quien terminó trabajando para el ejército sicarial de ‘don Diego’ en la guerra interna del cartel del Norte del Valle contra el otro gran cartel de la región, Wílber Varela, alias Jabón. En Irak, Yemen y Afganistán también han estado antiguos hombres de guerra en Colombia.
Con salarios que se estima que superan los 5000 dólares mensuales -pero más bajos que los que perciben pares de otros países- muchos exmilitares colombianos retirados ven la oportunidad de seguir percibiendo un ingreso a pesar de estar fuera de servicio oficial.
Haití hoy
Haití, que ya antes del magnicidio ya estaba sumida en una profunda crisis política y de inseguridad, asolada por bandas criminales, se encuentra bajo una gran tensión e incertidumbre. Comercios, bancos y estaciones de servicio cerraron sus puertas. Incluso República Dominicana, el país con el que Haití comparte la isla La Española, cerró su frontera. El gobierno haitiano pidió este jueves la reapertura del aeropuerto, que debería ser efectiva el viernes, así como la reanudación de la actividad económica.
Al interrogante acerca de quiénes fueron los autores intelectuales del magnicidio, se suma la inquietud respecto del futuro del gobierno de Haití, que desde el año pasado funcionaba por decreto presidencial, luego de que el Parlamento dejara de funcionar por desacuerdos entre los legisladores respecto de la fórmula para la organización de los comicios de la propia cámara, así como de las elecciones municipales que debían realizarse en ese mes.
Ahora, el país más pobre de América Latina y el Caribe -con 11 millones de habitantes- carece de presidente y de Parlamento, mientras dos hombres afirman estar al mando y se disputan el cargo de primer ministro. Moïse designó a Ariel Henry para ocupar ese puesto el 5 de julio, dos días antes de ser asesinado, pero el hombre no llegó a asumir, y desde que el país quedó acéfalo, fue el primer ministro en funciones, Claude Joseph quien tomó las riendas de la administración nacional. Joseph impuso estado de sitio y reforzó las potestades del Poder Ejecutivo.
”¿Hay varios primeros ministros nombrados en el país?”, cuestionó Henry, y sostuvo que su rival en la disputa de poder es únicamente ministro de Relaciones Exteriores. La oposición también disparó contra Joseph.
Por su parte, la representante de la ONU para Haití, Helen La Lime, se posicionó en el debate y destacó que Henry aún no había prestado juramento, motivo por el cual Joseph representa hoy a la autoridad responsable. La Lime reparó en un artículo de la constitución haitiana, que establece que en caso de vacante presidencial, “el Consejo de Ministros, bajo la presidencia del Primer Ministro, ejerce el poder ejecutivo hasta la elección de otro presidente”.
En contraposición, otro defensor de los derechos humanos, Gédeon Jean, consideró “sospechoso” el afán de Joseph por declarar el estado de sitio, y advirtió que la decisión podría derivar en un “intento de golpe de Estado”.
Agencias AFP y Reuters y diario El Tiempo (GDA)
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