Colombia y Brasil, claves en un año en el que la izquierda de la región busca afianzarse
El éxito de Boric en Chile generó entusiasmo en el equipo de Lula, favorito para derrotar a Bolsonaro en octubre; el exguerrillero Petro intentará capitalizar el efecto contagio en los comicios de mayo
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RÍO DE JANEIRO.- La victoria de Gabriel Boric en Chile inauguró una temporada de elecciones en América Latina que terminará a fines de este año con la pelea por la presidencia de Brasil. En sus redes sociales, el expresidente Luiz Inacio Lula da Silva, hoy favorito para los comicios de octubre próximo, celebró el triunfo “de otro candidato democrático y progresista” en la región, “para la construcción de un futuro mejor para todos”.
Parabenizo o companheiro @gabrielboric por sua eleição para Presidente do Chile. Fico feliz por mais uma vitória de um candidato democrata e progressista na nossa América Latina, para a construção de um futuro melhor para todos.
— Lula (@LulaOficial) December 19, 2021
📸 @ricardostuckert pic.twitter.com/k1AsdolPCN
La expectativa de la izquierda brasileña es que en las elecciones de mayo en Colombia el elegido sea Gustavo Petro, un exguerrillero del M-19 que ya fue alcalde de Bogotá y que ocupa una banca en el Senado, y que lidera las encuestas cuando faltan solo cinco meses para la primera vuelta. Boric despertó la expectativa de una nueva ola progresista en el continente que, de ocurrir, fortalecería los gobiernos de Andrés Manuel López Obrador, en México; de Luis Arce, en Bolivia, y les daría un respiro a los cuestionados presidentes Nicolás Maduro, de Venezuela, y Daniel Ortega, de Nicaragua.
En Brasil, las últimas encuestas confirmaron la opinión generalizada entre analistas locales, que sostienen, sin dudar, que si las elecciones brasileñas se llevaran a cabo hoy, el expresidente regresaría al Palacio del Planalto. Según PoderData, Lula tiene entre 40% y 48% de las intenciones de voto, contra entre 21% y 30% del presidente Jair Bolsonaro. Ninguno de los demás candidatos, ni siquiera el exjuez y exministro de Justicia Sergio Moro (entre 6% y 9%), llegan a los dos dígitos. El gobernador del estado de San Pablo, João Doria, elegido candidato del Partido de la Social Democracia Brasileña (PSDB), del expresidente Fernando Henrique Cardoso, obtendría entre 2% y 4%, según los sondeos.
Hay dos situaciones muy claras actualmente en Brasil: Lula es quien tiene más chances de ganar la próxima elección, y Bolsonaro, principalmente por no haber logrado entregar buenos resultados económicos a la clase media y baja brasileñas, corre el riesgo de transformarse en el primer presidente que no lograría un segundo mandato desde que existe reelección en el país (1998).
Pero también hay mucha incertidumbre y nadie se atreve a asegurar ni que el expresidente ganará seguro, ni tampoco que Bolsonaro está derrotado. Según explicó a LA NACION Leo Barreto, director de la consultora Vector, “lo que estamos viendo es la largada, no la llegada”.
“Claro que hoy Lula sería elegido presidente por tercera vez, pero todavía faltan muchos meses y las cosas pueden cambiar”, dijo Barreto. Para el experto, el triunfo de Boric en Chile no tendrá mucho impacto en Brasil, a pesar de la expectativa que generó entre electores de Lula y de la izquierda en general. “Lo que veo muy claramente es una ola que está derribando presidentes que buscan su reelección, porque la pandemia generó un nivel de insatisfacción social enorme. Lo vimos con [Donald] Trump en Estados Unidos y con el partido de [Angela] Merkel en Alemania. Vemos las dificultades que enfrenta [Emmanuel] Macron en Francia, y en Brasil no es diferente. Pero no importa si se es de derecha o de izquierda: la ola es contra presidentes y partidos que buscan reelegirse”, señaló el analista brasileño.
La opinión de Mauricio Santoro, profesor de Relaciones Internacionales de la Universidad Estadual de Río de Janeiro (UERJ), es diferente. “Tan importante como la elección de Boric fue la derrota de José Antonio Kast, que está muy ligado a Bolsonaro y tiene lazos con la familia presidencial brasileña. Muchos electores de izquierda en Brasil sintieron lo que pasó en Chile como la antesala de lo que ocurrirá acá, a pesar de las enormes diferencias, para empezar generacionales, que existen entre Lula y el presidente electo de Chile”, afirmó.
Santoro, como muchos de sus colegas, considera que en Brasil la principal piedra en el zapato de Bolsonaro es la economía. Con una inflación por encima del 10%, después de muchos años de relativa estabilidad, el desempleo creciente y la actividad económica que no se reactiva como se esperaba, el presidente brasileño se está quedando sin elementos para hacer una campaña exitosa. Ser el candidato anti-PT ya no es suficiente, aunque el sentimiento de rechazo al partido de Lula, principalmente por los escándalos de corrupción, aún sea muy grande en el país.
“Bolsonaro vive su peor momento y en términos económicos estamos enfrentando un escenario muy difícil. El hambre acecha y entre los más pobres hay un recuerdo muy vivo de que con Lula la vida era más fácil. En estos sectores, el voto por el expresidente es fuerte. Hay una gran expectativa de que con su vuelta al poder Brasil estará mejor, volverá a ser un país pujante e importante en y para el mundo”, estimó Santoro.
El presidente brasileño apostó por Kast en Chile, y perdió. Antes había apostado por Trump en Estados Unidos (en las elecciones en las que fue derrotado por Joe Biden), y hasta hoy, como si fuera un militante activo del expresidente norteamericano, sostiene a quien quiera escuchar que su aliado político fue víctima de fraude.
Bolsonaro se quedó solo en la región y el único presidente con el cual tiene un mínimo de contacto es con Iván Duque, en Colombia, que está de salida. Si Petro llegara a ganar las elecciones colombianas (pautadas para el 29 de mayo, con un eventual ballottage el 19 de junio), será un revés durísimo para el presidente brasileño, en medio de su campaña por la reelección.
Por otro lado, para Lula un éxito de Petro sería un triunfo cargado de simbolismo, que se sumaría a la hazaña de Boric en Chile.
Paridad
La pelea por la presidencia colombiana, sin embargo, viene bastante más complicada que la brasileña. Petro está primero en las encuestas, pero no tiene la ventaja que consolidó Lula en Brasil. El senador tiene un lugar casi asegurado en la segunda vuelta, pero en ese momento deberá enfrentar una centroderecha y derecha unidas para impedir que la izquierda llegue al poder.
Duque no es un presidente popular, pero la economía colombiana está bastante mejor que la brasileña. Existe, aún, el fantasma del chavismo en la vecina Venezuela, alimentado por los principales candidatos de centroderecha, entre ellos, Oscar Iván Zuloaga, del Centro Democrático.
En entrevistas a medios locales e internacionales, Zuloaga, el candidato del expresidente Álvaro Uribe (2002-2010), no se cansa de decir que con Petro su país terminaría por transformarse en una nueva Venezuela, país que define como una dictadura criminal y mafiosa. El candidato de izquierda promete una Colombia más justa, pero es atacado por adversarios como Zuloaga, que recuerdan permanentemente que Petro representa una amenaza para la propiedad privada, entre otros derechos. La conexión entre el senador y el chavismo es conocida, y ese es su principal talón de Aquiles.
Lula y Bolsonaro están atentos a lo que pase en Colombia, tal vez más el expresidente que su rival. Para el presidente de Brasil, lo que suceda fuera del país nunca interesó mucho, con la única excepción de los Estados Unidos de Trump. La estrategia principal de Bolsonaro es fortalecerse internamente, distribuir recursos a los más necesitados y recordar permanentemente los escándalos de corrupción de los gobiernos del PT.
Para analistas como Paulo Kramer, uno de los más veteranos de Brasilia, Bolsonaro no está para nada liquidado. “La presidencia es una máquina poderosa, que juega un papel muy importante en una elección. Nadie logra explicarme por qué el presidente supuestamente tan desprestigiado es recibido por multitudes en el interior del país. Por otro lado, Lula participa de eventos controlados. Está claro que el juego de Lula es fortalecer a Moro, quitarle votos a Bolsonaro y apostar a ganar en primera vuelta. Y eso es así porque Lula sabe que en una eventual segunda vuelta será más vulnerable”, argumentó el analista.
Las campañas electorales en Colombia y Brasil serán dos de los temas más importantes en la región este año, y lo que pase en la primera podrá impactar en la segunda. Resultado incierto en ambas, y enorme expectativa en los dos países y en todo el continente.
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