Colombia: pese el toque de queda en Cali, hubo saqueos, cacerolazos y actos vandálicos por la noche
BOGOTÁ.- El presidente colombiano, Iván Duque, habló al país pasadas las 22 (medianoche de Buenos Aires) después de que un gran cacerolazo contra el gobierno resonara con fuerza en Bogotá y otras grandes ciudades en una noche cargada de tensión. Fue la segunda parte de una jornada histórica de paro nacional, que ha mezclado mayoritarias y masivas protestas pacíficas por un lado y caos y disturbios por otro.
"No permitiremos que ningún violento amedrente a la sociedad. No permitiremos saqueos ni atentados a la propiedad privada. Vamos a aplicar todo el peso de la ley. Somos un país fuerte y nunca dejaremos de serlo", subrayó el primer mandatario, quien mezcló un mensaje de firmeza con la mano tendida a las demandas escuchadas durante todo el día.
"Hoy hablaron los colombianos, los estamos escuchando. Debemos acelerar nuestra agenda social y de lucha contra la corrupción. Estamos todos juntos", aseguró el líder conservador, que ha afrontado la mayor concentración nacional en 11 años debilitado políticamente y en pleno escándalo por la filtración de una conversación privada entre su nueva canciller y el embajador en Estados Unidos.
"A pesar de los actos de violencia atribuibles a vándalos, demostramos que en este país se pueden ejercer las libertades individuales. El vandalismo puro no obedece a una expresión de la voluntad popular", se congratuló el presidente para contestar así a su rival electoral, el dirigente izquierdista Gustavo Petro, quien a través de las redes sociales ha denunciado las acciones del gobierno.
"Duque, lo que le pide a la gente es que no destruya la paz, que no bombardeen niños, que reforme la salud y las pensiones, pero no en favor de los banqueros. Que le dé presupuesto a la universidad pública y no a las armas", respondió el líder de Colombia Humana y exalcalde de la capital.
Tanto el uribismo como el izquierda radical de Petro recibieron un fuerte rapapolvo electoral durante los comicios municipales y regionales del mes pasado. El país apostó por el centro, los candidatos moderados y los dirigentes alejados de la política tradicional.
El cacerolazo se convirtió así en el segundo acto de protesta contra la política gubernamental en pocas horas y que además ha contrastado con las escenas de violencia que se viven en distintos puntos del país. En Cali, populosa capital del Valle del Cauca, el toque de queda ordenado por la Alcaldía no ha evitado saqueos y actos vandálicos de bandas de delincuentes. Los militares han disparado contra los vándalos, como demuestran vídeos que recorren las redes sociales.
Otros focos de tensión se sitúan en varias universidades, tanto de Bogotá, Medellín, como del interior del país. Enrique Peñalosa, alcalde de Bogotá, ha valorado en 20.000 millones de pesos (casi 6 millones de dólares) las pérdidas por los actos violentos de este 21-N. El primer edil llamó a los vecinos para que mañana colaboran en limpiar la capital.
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