Colombia comienza el año decisivo para la paz
En marzo habrá comicios legislativos y, en mayo, presidenciales; el mapa político que surja de las urnas marcará las conversaciones con las FARC; Santos quiere un acuerdo final antes de diciembre
Marcelino Díaz Ariza, alias "el Boyaco", vivió y murió entre fierros. El jefe de la columna móvil "Gabriel Galvis" de las FARC respetó la tregua navideña de un mes y cuando expiró volvió a las andadas, a la guerra. Hace dos semanas preparó un ataque en la localidad de Pradera, que dejó un muerto y sesenta heridos. Unos días después, comandos del ejército lo abatieron en una zona rural. Previamente, la cúpula de las FARC había reprobado el atentado. El Valle del Cauca queda lejos de La Habana y a "el Boyaco", las negociaciones de paz entre la guerrilla y el gobierno de Juan Manuel Santos le debían parecer un asunto distante.
Casos como el del ataque guerrillero en Pradera, en el corazón del castigado Valle del Cauca, amenazan una paz por la que suspira casi todo el mundo en Colombia. El diálogo arrancó en octubre de 2012 en Oslo y continuó en La Habana, donde delegaciones del gobierno y las FARC mantuvieron ya catorce rondas de conversaciones. Con cuentagotas, los negociadores lograron ponerse de acuerdo en dos de los seis puntos de la agenda: la cuestión agraria y la participación política de los insurgentes. Y se espera que en breve lleguen a algún compromiso sobre el tercer punto: drogas ilícitas. Quedan todavía por discutirse asuntos cruciales, como la reparación de las víctimas, el desarme de la guerrilla y la verificación del fin del conflicto.
El proceso de paz afronta obstáculos y resquemores tanto en los frentes de guerra como en determinados círculos políticos de Bogotá. Las conversaciones de La Habana influirán en las dos citas electorales de este año en Colombia (comicios legislativos en marzo y presidenciales en mayo). Pero el mapa político que salga de las urnas también marcará la agenda de paz.
En concreto, la irrupción del movimiento político del ex presidente Álvaro Uribe (2002-2010) genera nervios en el oficialismo. Uribe y Santos, antaño aliados, son ahora rivales irreconciliables.
El ex mandatario no le perdonará nunca a su sucesor que se sentara a dialogar con los comandantes de las FARC. Las diferencias se ahondarán más cuando Uribe logre su acta de senador el próximo 9 de marzo. Los sondeos le otorgan a su partido, Centro Democrático, entre 10 y 15 escaños (de un total de 100).
Peor le irá al candidato uribista a la presidencia. Óscar Iván Zuluaga está muy por debajo de Santos en intención de voto (15% frente al 30%), pero podría forzar una segunda vuelta, lo que debilitaría políticamente al presidente, que busca una reelección cómoda para seguir negociando con la guerrilla.
"Hay un factor real de que la ultraderecha que representa Uribe utilice distintos métodos para torpedear los acuerdos de paz", subraya desde Bogotá el congresista Iván Cepeda, bestia negra del ex presidente, a quien acusó ante la justicia de tejer nexos con los paramilitares durante su mandato. Para Cepeda, del izquierdista Polo Democrático, Uribe aprovechará la plataforma de la Cámara alta para realizar "actividades legislativas contra el proceso de paz". "Haga lo que haga Uribe -explica el congresista-, hay que tener en cuenta que una mayoría importante de la sociedad apoya las conversaciones de paz."
Pero ese respaldo que hoy es mayoritario podría atenuarse si Santos no logra un apoyo contundente a su estrategia pacificadora y el mensaje de Uribe se va amplificando. "Un resultado adverso para el oficialismo en las elecciones legislativas de marzo y un avance de Uribe serían un obstáculo para el proceso de paz; algo similar ocurriría si el presidente no logra la reelección con un apoyo claro de la ciudadanía", argumenta el analista Francisco Miranda.
Santos se mostró optimista sobre la posibilidad de firmar la paz con las FARC antes de que concluya el año. Cepeda tampoco alberga dudas: "El pacto se sellará en 2014 porque las conversaciones en La Habana avanzan y ya hay acuerdos sustanciales".
Más escéptico se muestra Miranda, para quien todavía no se ha llegado al punto de no retorno en las negociaciones, es decir, "esa línea roja a partir de la cual la guerrilla ya no podrá dar marcha atrás".
El ex vicepresidente Humberto de la Calle, que encabeza la delegación gubernamental, y el "número dos" de las FARC, "Iván Márquez", superaron con relativo éxito varios tramos de la agenda. Pero los escépticos resaltan que sólo hubo acuerdos parciales y recuerdan que ya pasaron 15 meses desde que comenzaron las negociaciones. "Me parece prematuro pensar en una firma de paz en noviembre, como desea Santos", dice Miranda.