Colombia apuesta por el turismo, entre las playas paradisíacas y el estigma del narcotráfico y la inseguridad
Petro manifestó su intención de que los ingresos por el turismo sustituyan a los de la industria de los hidrocarburos, pero la fama de país violento y asociado a la industria de las drogas todavía es un obstáculo
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“Un amigo italiano iba caminando por la zona más comercial y concurrida de Bogotá cuando lo acuchillaron. De repente, le clavaron 17 puñaladas por la espalda. Por suerte llegó al hospital con vida y sobrevivió”, dijo a LA NACION Salvador Dell Acqua, un argentino de 29 años que vive hace tres en Bogotá, Colombia.
En el último año, el turismo en Colombia aumentó notoriamente. La llegada de viajeros internacionales ostentó una recuperación del 87% para el sector, en comparación con mayo de 2019, según un informe de la Asociación Colombiana de agencias de viajes y turismo (Anato). Sin embargo, los problemas estructurales que acarrea el país, como la inseguridad, siguen representando uno de los mayores obstáculos y desafíos para el rubro.
En diálogo con LA NACION, Katherin Galindo, analista de Colombia Risk Analysis, mencionó entre esos problemas “la falta de conectividad, la ausencia estatal, el déficit de infraestructura y la situación de inseguridad, que siguen siendo una amenaza para el desarrollo y crecimiento del turismo”.
Pese a estos desafíos, el presidente Gustavo Petro mantiene en el turismo una de sus apuestas. El mes pasado, en su intervención en el Foro Económico Mundial en Davos, Suiza, expuso su intención de que los ingresos por turismo sustituyan a los de la industria de los hidrocarburos. “Estamos convencidos de que, con una fuerte inversión en turismo, dada la belleza del país, y en la capacidad y potencialidad que tiene el país en generación de energías limpias, podría perfectamente, en un corto plazo, en una transición, llenar los vacíos que puede dejar la economía fósil que es de la cual hemos dependido”, expresó.
Esta es mi declaración final a la reunión de Davos, Suiza. Un camino para salir de la crisis del clima. pic.twitter.com/V504QcCB9M
— Gustavo Petro (@petrogustavo) January 19, 2023
Sin embargo, “todo parece indicar que no se están contemplando las capacidades reales con las que cuenta el país” para lograr este objetivo, afirmó Galindo. ¿Por qué? Mientras que el sector de hidrocarburos representa el 5% del PBI nacional, el turismo solo el 1,5%. Hasta septiembre de 2022, los viajes del transporte aéreo generaron más de 5000 millones de dólares al país, mientras que las exportaciones de petróleo y derivados generaron 15000 millones de dólares, según Colombia Risk Analysis.
Incluso la presidenta de Anato dijo que para que el turismo se convierta o sustituya la industria de carburos, al país tendrían que ingresar más de 15 millones de turistas al año. En 2022, hasta noviembre, el país recibió a cuatro millones. Una diferencia de 10 millones con la expectativa. Para poner en perspectiva, Brasil, durante el Mundial de 2014, recibió 6,4 millones de visitantes, mencionó Galindo.
Mientras el gobierno de Gustavo Petro avanza con leyes para mitigar la inseguridad -uno de los mayores inconvenientes para el turismo-, como la Ley de Seguridad Ciudadana, que entró en enero y busca garantizar “la lucha contra el vandalismo”, y una nueva Política de Drogas, contra el narcotráfico y el lavado de activos, por otro lado se volvió a instalar el IVA a los hoteles y pasajes de avión, que habían sido suspendidos durante la pandemia, algo que puede afectar negativamente al rubro.
Luis Ángel Pérez Ruiz, coordinador de operaciones en el Centro de Análisis y Entrenamiento Político (CAEP) en Colombia, mencionó que actualmente, los dos principales problemas en el país son el tráfico de estupefacientes y el turismo sexual. Según el, “han aumentado significativamente luego de la pandemia”.
El consumo de drogas ilícitas en Colombia es un problema crítico, no solo por el aumento sistemático que señalan los estudios especializados, sino porque sus características lo hacen un asunto complejo con serias repercusiones en la salud pública y en lo social, sugiere la página web oficial del Ministerio de Justicia de Colombia.
En tanto, entre 2017 y 2020, 124 colombianos que fueron condenados por trata de personas en la región. Entre ellos, 24 fueron con fines de explotación sexual, seis fueron con fines de trabajo forzoso y cinco fueron con fines de mendicidad forzosa, según el informe mundial sobre la trata de personas 2022 de la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (Undoc). En 2020, 72 personas fueron identificadas como víctimas.
La inseguridad
Según la última encuesta de la consultora regional Latinobarómetro, la percepción pública de la presencia de crimen organizado, grupos armados, grupos narco o pandillas en Colombia es de un 36%. Además, un 49,9% alguna vez dejó de hacer actividades de trabajo o esparcimiento por temor a ser víctima de delito de violencia.
De hecho, Dell Acqua dijo que en Bogotá, las calles están vacías desde las 19, porque la gente no tiene la costumbre de salir. “En general, en las grandes ciudades (Bogotá, Medellín, Cali) la inseguridad tiene un componente violento”, comentó.
“Definitivamente, las políticas de seguridad ayudan a que mejore el turismo porque ese es el principal punto débil de Colombia: la inseguridad”, señaló el colombiano Alejo Osorio, quien lleva diez años en el rubro del turismo y desde hace cinco maneja una cadena de hostales en la región.
El turismo en Colombia atrae principalmente a los jóvenes, entre quienes se recomiendan el destino de “boca en boca”, según los especialistas en el rubro, un segmento en el que el temor no cala tan hondo como en otras generaciones.
“Es un país que sufrió mucho por la violencia. Generaciones que hoy tienen entre 45 y 70 años vivieron una Colombia del miedo, lo cual se traspasó a generaciones más jóvenes y eso crea un ambiente conservador y de desconfianza generalizada”, dijo Salvador Dell Acqua.
Además, afirmó que las generaciones anteriores aún tienen cierto temor, pero de a poco lo van perdiendo. “Si mis padres, a mi edad, hubiesen querido vivir en Colombia, probablemente mis abuelos lo hubiesen impedido”, agregó. “Ya en estas generaciones, Colombia se empieza a ver como el destino que es. Un país alegre y hermoso, con problemas de los que casi ningún país de América Latina está exento”, dijo.
El caso Medellín
La seguridad es un factor crucial para los turistas, y es un tema especialmente mencionado para las personas que deciden visitar Medellín, en el noroeste del país, donde Pablo Escobar extendió su red de criminalidad y narcotráfico como capo del principal cartel de la ciudad.
En los últimos años, la tasa de homicidios en Medellín disminuyó significativamente, lo que los analistas atribuyen a las medidas de seguridad y programas sociales implementados por el gobierno local. Sin embargo, todavía hay áreas de la ciudad que son consideradas peligrosas, especialmente durante la noche, como algunos barrios en la Comuna 14, la zona suroriental de la ciudad.
El robo a personas, especialmente de teléfonos móviles y otros dispositivos electrónicos, es otro delito que se presenta con frecuencia en la ciudad. También es común el robo de vehículos, en residencias y el microtráfico de drogas.
Según los datos más recientes del Observatorio de Seguridad de Medellín, durante el primer semestre de 2022 se registraron 489 homicidios (disminución del 9,8% en comparación con el mismo periodo del año anterior); 13.753 hurtos a personas (incremento del 23,8%) y 2.557 robos en residencias (incremento del 24,4%).
Otro asunto que debe lidiar Medellín es el tráfico de estupefacientes y el turismo sexual. Según Ruiz, hay una dualidad entre querer institucionalmente potenciar la ciudad como un destino turístico de grandes eventos pero, por el otro lado, “deber enfrentar un aumento evidente de procesos -no necesariamente de homicidios- en cuanto el tráfico de drogas y el trata de personas con fines sexual”. El analista afirmó que este tipo de fenómenos está muy asociado a personas que vienen de Estados Unidos y Europa.
“Entonces, no hay un aumento significativo en los delitos en cuanto a homicidios, pero si están del lado de algunos otros fenómenos que están haciendo que el clima de seguridad para los locales no sea el mejor, aunque no se presente mayores complicaciones para los turistas de internacionales”, dijo.
Martina Freire es una argentina de 25 años que está de visita en la pintoresca capital de Antioquía junto a su pareja y se impresionó porque “la mayoría de las personas locales tiene un familiar o conocido que mataron o que le pasó algo con relación al narcotráfico o a la guerrilla”.
“Lo que nos llamó la atención, es que son todos muy conscientes de que Medellín tiene mala fama o fama de inseguro. Los guías de turismo e incluso los mozos nos dicen que les han advertido muchas veces antes de venir a Medellín trabajar, entonces venían con cierto miedo”. Sin embargo, les dijeron que una vez que llegan y conocen la ciudad desde adentro, la perspectiva cambia, por eso insisten en “correr la voz” sobre lo positivo del país. Martina recomendó Medellín “porque es una ciudad llena de historia muy reciente y muchas cosas para hacer: tiene muchísima cultura y la gente es amable”.
Al respecto, Osorio comentó que la ciudad tiene “una gran ventaja y es que goza de una demanda internacional muy fuerte, por lo que la ocupación ha crecido significativamente”.
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