Colombia alcanzó un nuevo récord de narcocultivos y producción de cocaína en 2022
Aunque hubo una desaceleración en el crecimiento del último periodo, el aumento del 13% representa la más alta cifra registrada por la ONU desde que empezó su seguimiento de la producción de cocaína
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BOGOTÁ.- Colombia, el mayor productor mundial de cocaína, aumentó casi un 13% los cultivos de hoja de coca al cierre de 2022 hasta alcanzar el récord de 230.000 hectáreas, según un informe de la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC) publicado este lunes.
Hasta 2021 el país tenía 204.000 hectáreas de plantíos de coca, un 43% más que en 2020. Aunque hubo una desaceleración en el crecimiento del último periodo, la cifra es la más alta registrada por la ONU desde que empezó su seguimiento de la producción de cocaína en 2001.
A la par con los narcocultivos creció la fabricación de droga que sale desde Colombia, principalmente hacia Estados Unidos y Europa. De 1400 toneladas de cocaína pasó a producir 1738 toneladas.
“Preocupa cada año que haya aumento de los cultivos de hoja de coca en el país”, dijo la directora regional de la UNODC para la Región Andina y el Cono Sur, Candice Welsch, durante la presentación del informe.
La tendencia al incremento se viene consolidando desde 2014, pese a la persecución del narcotráfico a lo largo de cinco décadas con la ayuda millonaria de Washington y la firma del acuerdo de paz con la poderosa guerrilla de las FARC en 2016.
Casi la mitad de los narcocultivos (49%) están en tierras de comunidades negras, reservas forestales y resguardos indígenas, de acuerdo al informe.
Así, Colombia se mantiene de lejos como el mayor cultivador de hoja de coca del mundo, por delante de Perú y Bolivia. Estados Unidos, que históricamente ha financiado la lucha antidrogas, es el mayor consumidor de la cocaína colombiana.
De acuerdo al informe, el “77% del incremento neto se concentró en Putumayo (alrededor de 20.000 ha)” cerca de la frontera con Ecuador, un país cada vez más golpeado por la violencia ligada al narcotráfico.
“El 88% de la coca está en zonas que han permanecido afectadas por este problema durante los últimos 10 años. La coca sigue estando en donde siempre ha estado”, afirmó Leonardo Correa, coordinador regional del Sistema Integrado de Monitoreo de Cultivos Ilícitos, SIMCI, organismo oficial que trabaja de la mano con Naciones Unidas en la medición de este fenómeno.
“Fracaso”
El presidente colombiano, el izquierdista Gustavo Petro, denunció el “fracaso” de la lucha antidrogas y planteó a Estados Unidos que defina un nuevo enfoque basado en la prevención del consumo en las economías desarrolladas.
Petro propone cambiar el enfoque de la lucha contra las drogas reconociendo el consumo y la adicción como un problema de salud pública en lugar de enfrentarlo con un fallido enfoque militar.
Según el ministerio de Justicia del 2012 al 2022 se erradicaron forzosamente más de 840.000 hectáreas de coca, pero el área sembrada se incrementó en 327%.
El sábado, Petro lideró una cumbre sobre el tema con representantes de una veintena de países latinoamericanos, incluido el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador.
Desde la ciudad colombiana de Cali (suroeste), Petro y su homólogo mexicano acordaron unificar las voces en América Latina para exigirle al mundo un cambio que implique un tratamiento integral de la lucha contra las drogas.
En sus discursos internacionales, el Presidente @petrogustavo ha liderado un mensaje con un nuevo enfoque necesario para proteger la vida contenido en la nueva Política Nacional de Drogas que visibiliza los territorios y poblaciones golpeadas en medio de la guerra del… pic.twitter.com/H8LeG5F3ZV
— Presidencia Colombia 🇨🇴 (@infopresidencia) September 9, 2023
Según los presidentes izquierdistas, la represión enriquece a las mafias, provoca más violencia y no ataca el consumo en las grandes potencias ni la pobreza en la que se incuban las organizaciones del narco.
”La política llamada guerra contra las drogas ha fracasado. No sirve”, aseveró Petro en la Conferencia Latinoamericana y del Caribe sobre Drogas.
Pese al desarme de las FARC, la entonces guerrilla más poderosa del continente, en Colombia persiste una guerra que enfrenta a rebeldes, narcos, paramilitares y agentes estatales.
El primer presidente izquierdista en la historia del país aboga por una política de “paz total” para desactivar el prolongado conflicto por medio del diálogo con todos los actores ilegales. En medio siglo la estela de violencia deja 9 millones de víctimas, la mayoría desplazados.
Oportunidad
El ministro de Justicia, Néstor Osuna, aseguró en entrevista con Blu Radio este lunes que es un momento “estratégico” para cambiar a un enfoque “holístico” en la lucha contra los narcocultivos. El jefe de la cartera aseguró que el país debe aprovechar la ventana que se abre cuando están cayendo los precios de la cocaína ante su colosal oferta y el auge de otras dogas como el fentanilo. Este es un opioide hasta 50 veces más potente que la heroína, que entra por México a Estados Unidos y mata a casi 200 personas al día en ese país, según datos oficiales.
Las comunidades que se dedican a la plantación de coca sufren “vulnerabilidades”, como carencia servicios básicos, y están “sometidas al estigma”, dijo Welsch en rueda de prensa el lunes.
Según Welsch, “el informe mundial de drogas en 2023 encontró que el consumo global de cocaína estaría en alrededor de 22 millones de personas y que los mercados principales de la sustancia muestran tendencias divergentes”.
“Mientras en Norteamérica tiende a la estabilización, en Europa y Oceanía se observa un mayor impulso. Igualmente están emergentes los mercados nuevos en Asia, África y Latinoamérica. Esta situación tiene implicaciones en la fase de cultivos y transformación de la coca”, dijo la experta.
La nueva política del gobierno colombiano contra las drogas consiste en ofrecerles a los campesinos, “que en su mayoría son pobres”, otras alternativas: seguir cultivando coca pero para fines lícitos como la fabricación de cosméticos, textiles, alimentos, entre otros; vincularse a un proyecto comunitario y no individual para un cambio de economía en las regiones cocaleras; o “que pasen de ser cocaleros a guardabosques” en áreas protegidas y recibir un salario por cuidar el medio ambiente, explicó Osuna. Welsch dijo haber recibido “con optimismo” dichos anuncios.
La administración de Petro propone regularizar las drogas, impulsar programas voluntarios de sustitución de cultivos de hoja de coca, aumentar la inversión social en las zonas de producción y descartó restablecer la fumigación aérea de los cocales con el químico glifosato.
Hacia el fin de su mandato en 2026, el gobierno aspira a reducir la producción de cocaína a 900 toneladas y disminuir las hectáreas de hoja de coca en un 40% a unas 150.000 hectáreas.
Agencias AP, Reuters y AFP
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