Colapso del puente en Baltimore: un “terrible accidente” que deja interrogantes sobre la infraestructura de EE.UU. y el estado del carguero
El gobierno federal puso en marcha una investigación para determinar las causas del derrumbe; Biden prometió una rápida reconstrucción; cómo es la calificación de distintas organizaciones a la infraestructura del país
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BALTIMORE.- Casi cincuenta años se desplomaron en un instante. El colapso del puente Francis Scott Key, en Baltimore, luego de que un buque carguero chocara con una de sus columnas dejó atónito a Estados Unidos, volvió a cubrir de dudas y cuestionamientos a la infraestructura del país, gatilló una investigación del gobierno federal y cortó una arteria crítica utilizada por millones de personas y empresas en la costa este del país.
Cerca de la 1.30 (hora local), el buque carguero Dali, con miles de contenedores a bordo, sufrió una falla eléctrica poco después de partir del puerto de Baltimore hacia Sri Lanka, quedó a oscuras y navegó a la deriva, en medio de la noche, a una velocidad de ocho nudos sobre el río Patapsco hacia la salida de la bahía de Baltimore. Fuera de control, el barco chocó contra una de las columnas del puente, que se desplomó en un segundo sobre el agua y la proa del barco, que quedó varado.
Ocho obreros que trabajaban en el puente, todos hispanos, cayeron al agua. Dos fueron rescatados, y a última hora de ayer, los guardacostas dieron por finalizada la operación de búsqueda y rescate de los otros seis.
Una llamada de auxilio de la tripulación del Dali alertó a las autoridades, y permitió frenar el tráfico al puente, pero, aun así, hubo vehículos –no se sabía aún el número preciso– que también terminaron en el fondo del río.
Horas después de la tragedia, el presidente Joe Biden dijo tras reunirse con sus asesores en la Casa Blanca que había sido “un terrible accidente”, y que no existían motivos para creer que el choque había sido intencional. El FBI dijo que no había indicios o información creíble sobre un ataque terrorista –una especulación siempre latente–, y la Junta Nacional de Seguridad para el Transporte (NTSB, según sus siglas en inglés) anunció una investigación para esclarecer las causas del colapso.
El puente Francis Scott Key, inaugurado en 1977 tras cinco años de construcción y considerado una joya de la ingeniería de la época, era una estructura de acero montada sobre pilares de concreto que dominaba imponente la bahía de Baltimore, y una arteria indispensable por el que circulaban más de 30.000 vehículos por día sobre la ruta 695, la autopista de circunvalación de la ciudad.
El puente era una de las piezas vitales de la infraestructura del país, al servir al puerto de Baltimore, por donde circula alrededor del 4% del comercio de la costa este, más de 80.000 millones de dólares el año anterior. Por todo eso, el alcalde la ciudad, Brandon Scott, dijo que era “una tragedia inimaginable”.
Biden prometió una reconstrucción “tan pronto como sea humanamente posible”, y dijo que el gobierno federal pagará la obra.
“El puente también es fundamental para los viajes, no sólo para Baltimore, sino también para el corredor nordeste. Más de 30.000 vehículos cruzaban el puente Francis Scott Key a diario. Es prácticamente uno de los elementos más importantes para la economía del nordeste y la calidad de vida”, dijo el mandatario.
“Ordené a mi equipo que mueva cielo y tierra para reabrir el puerto y reconstruir el puente tan pronto como sea humanamente posible”, afirmó.
La tragedia pudo haber sido mucho peor de no ser porque la tripulación del Dali, que navegaba con bandera de Singapur, emitió un “mayday” antes del choque alertando sobre los problemas eléctricos en el buque. Y eso llevó a las autoridades a frenar el tráfico sobre el puente, lo que evitó un número mayor de víctimas.
“Estas personas son héroes. Salvaron vidas”, dijo el gobernador de Maryland, el demócrata Wes Moore.
Más allá del daño causado por la colisión o del alivio relativo porque se evitó una tragedia mayor, el colapso de un puente de casi medio siglo -vital para la primera economía mundial y para el ir y venir de millones de norteamericanos que viven en la costa este del país- puso otra vez la atención en la resiliencia de la infraestructura de Estados Unidos, uno de los temas en los que ha puesto su energía el gobierno de Biden.
En 2021, Biden logró que se aprobara un paquete en el Congreso para poner en marcha miles de obras en todo el país. Ese mismo año, la Sociedad Estadounidense de Ingenieros Civiles (ASCE, según sus siglas en inglés) le dio a la infraestructura del país una “C-”, y dijo que era necesario cerrar una “brecha de infraestructura” de unos 2,6 billones de dólares. Uno de cada tres puentes necesita ser reparado o reemplazado, según la Asociación Estadounidense de Constructores de Carreteras y Transporte, y el 7% son “estructuralmente deficientes”.
La seguridad del puente quedó en duda. Hubo expertos e ingenieros que cuestionaron la falta de defensas (“fenders”, en la jerga) en sus columnas para amortiguar el impacto del buque. La jefa de la NSTB, Jennifer Homedy, evitó adelantarse a la investigación. “No especulamos, aportamos hechos”, dijo Homedy en una conferencia de prensa en Baltimore. Pero la funcionaria sí reconoció que había preguntas sobre la estructura del puente, y la protección de los pilares para evitar un derrumbe.
“Somos conscientes de lo que debe tener una estructura. Parte de nuestra investigación será sobre cómo se construyó este puente. Examinará la estructura, ¿debería haber algún tipo de mejora de seguridad? Todo eso será parte de nuestra investigación”, anticipó Homedy.
Además de la investigación sobre la seguridad y la solidez del puente, la otra gran incógnita que dejó el accidente es por qué el buque Dali se quedó sin electricidad, y qué ocurrió con los sistemas de navegación del buque que lo dejaron a la deriva. Maersk, el gigante naviero danés, dijo en un comunicado el martes que había alquilado el buque.
La dueña del barco, Synergy Marine Group, despachó una misión de ejecutivos a Baltimore. La empresa ha estado involucrado en al menos tres incidentes desde 2018 que provocaron la muerte de miembros de la tripulación, según registros de investigación de agencias de seguridad en el transporte y declaraciones del gobierno, informó The Washington Post.
Una inspección de seguridad de rutina realizada en junio en San Antonio, Chile, encontró problemas relacionados con algunos de los medidores y termómetros vinculados a la propulsión y la maquinaria auxiliar del Dali, según el Tokio MOU, una organización que promueve el transporte marítimo seguro. Esos problemas, sin embargo, no eran motivo suficiente para detener el barco.
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