Cimbronazo en Brasil: el "superministro" Moro renunció con duras acusaciones contra Bolsonaro
RÍO DE JANEIRO.– Tiemblan los cimientos del gobierno de Jair Bolsonaro.Sergio Moro, el político más popular de Brasil y hasta ayer ministro de Justicia, anunció su salida del gobierno, en medio de duros señalamientos al ultraderechista, a quien acusó de querer interferir políticamente en la Policía Federal (PF) y así obtener información privilegiada de investigaciones secretas.
En un discurso incendiario contra Bolsonaro, Moro comunicó su salida, precipitada por el descabezamiento de la PF, principal fuerza federal que investiga la corrupción y el crimen organizado y que estaba en manos de un hombre de su extrema confianza. El exjuez de Curitiba, célebre por el Lava Jato, destacó que al ser invitado al gobierno, en 2018, el presidente le había prometido "carta blanca" para actuar. Sin embargo, su autonomía estaba cada vez más amenazada. En poco más de un año, acumuló varias derrotas. El presidente les había puesto freno a algunas de sus iniciativas contenidas en el "paquete anticrimen", su principal proyecto para endurecer el Código Penal.
Bolsonaro incluso había vetado el nombramiento de una asesora para un órgano consultivo menor. El despido de Mauricio Valeixo, exdirector general de la PF, fue la gota que finalmente rebasó el vaso.
Moro planteó ayer varias acusaciones graves, que podrán configurar en el futuro serios delitos, como obstrucción de la justicia, corrupción pasiva y negociación incompatible con la administración pública. Dijo que con el cambio de la jefatura el presidente busca "obtener informes de inteligencia sigilosos", al colocar a un hombre de su confianza.
"No es una razón que justifique el cambio. Estaría habiendo una clara interferencia política que genera un daño de la credibilidad del gobierno y del compromiso con la ley", dijo Moro.
Además, sin citar ningún expediente, acusó al ultraderechista de estar preocupado con procesos abiertos en la Corte Suprema, por lo que el cambio de jefe de la PF "sería oportuno". El procurador general, Augusto Aras, le pidió ayer a la Corte Suprema la apertura de una investigación sobre los posibles delitos citados por Moro.
El exministro no se guardó nada. Y se valió una paradoja impensada para criticar a Bolsonaro: elogió la gestión de Dilma Rousseff, expresidenta por el Partido de los Trabajadores.
"Es cierto que el gobierno de la época [en referencia a Dilma] tenía innumerables defectos, crímenes gigantescos de corrupción. Pero fue fundamental el mantenimiento de la autonomía de la PF para que fuese posible realizar ese trabajo", dijo en relación con las operaciones del Lava Jato.
Por la tarde, el ultraderechista recogió el guante y brindó un discurso de 40 minutos en el Palacio del Planalto, en el que ensayó una defensa más política que técnica y acusó a Moro de pensar "más en su ego que en Brasil".
Los mercados ya se habían sacudido. Frente a las inestabilidades políticas, la Bolsa de San Pablo cerró el día con una caída de cerca de 5% en su principal indicador, el Ibovespa, y el dólar alcanzó los 5,66 reales por unidad tras alcanzar el valor récord de 5,70 reales. Paulo Guedes, el ministro de Economía, debió cancelar un evento con el Banco Itaú.
El presidente negó la versión de Moro, dijo que nunca pidió informes bajo secreto de sumario, y contraatacó al asegurar que el exministro estaba dispuesto a negociar el cambio del director de la PF para ser nominado para ocupar una vacante en la Corte Suprema en noviembre, cuando se abrirá un cupo.
"Me disculpa, pero no es por ahí", dijo el ultraderechista sobre el supuesto pedido del exjuez. "Es desmoralizante escuchar eso". Minutos más tarde, Moro negó en su cuenta de Twitter que existiera cualquier negociación de ese tipo.
Cacerolazos
En San Pablo, Río de Janeiro y otras ciudades del país, como Belo Horizonte, muchas personas acompañaron el pronunciamiento de Bolsonaro con cacerolazos de repudio por la salida de Moro, el octavo ministro que es reemplazado en poco más de un año de gestión.
Delante de las turbulencias políticas, la pandemia del coronavirus, que sigue avanzando en el país, quedó como pocas veces en un segundo plano. Brasil registró 357 nuevos muertos y más de 3500 contagios. Suman 52.995 los casos confirmados y 3670 murieron enfermos de Covid-19.
El ultraderechista aseguró, además, que nunca le pidió a Moro que la policía lo "blindase". Dijo sentirse "dolido" por la salida del juez, a quien acusó de no quererlo en el sillón presidencial. Además, apuntó una voluntad electoral del exjuez por detrás de la salida.
"Nadie niega su brillante trabajo como juez en Curitiba. Pero una cosa es admirar a una persona y otra convivir y trabajar con ella", dijo Bolsonaro.
Asumiendo el golpe, Bolsonaro se dijo "dolido" y buscó escenificar unión en un momento de debilidad. El presidente dio su discurso con todo el equipo de ministros detrás, además de su hijo Eduardo, quienes siguieron el pronunciamiento como guardaespaldas.
Si yo puedo cambiar al ministro, ¿por qué no puedo cambiar al director de la PF? No tengo que pedir autorización a nadie para cambiarlo. Autonomía no es soberanía", resaltó.
Con una pátina de ingenuidad, por último, el ultraderechista reconoció en un tramo de su discurso una interferencia en la PF cuando tuvo acceso a un testimonio sigiloso en la investigación por el asesinato de la concejala de Río de Janeiro Marielle Franco, una declaración que en el futuro podrá incriminarlo.
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