Cuando se supo que China había probado un nuevo misil hipersónico con capacidad nuclear, algunos analistas dijeron que era un punto de inflexión que tomó por sorpresa a Washington. Pero ¿qué implicaciones tiene? Jonathan Marcus, del Instituto de Estrategia y Seguridad de la Universidad de Exeter (Reino Unido), ofrece su punto de vista
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Dos veces este año, el ejército chino lanzó un cohete al espacio que dio la vuelta al planeta antes de acelerarse hacia su objetivo.
En la primera ocasión, no logró alcanzar su objetivo por aproximadamente 40 km, según personas informadas con datos de inteligencia que hablaron con el Financial Times, el diario que dio a conocer primero la historia.
Mientras algunos políticos y analistas estadounidenses se alarmaron por el aparente progreso de China, Pekín se apresuró a negar los reportes, insistiendo en que se trataba de la prueba de una nave espacial reutilizable.
El desmentido de China es “un acto de ocultamiento”, dice Jeffrey Lewis, director del Programa de No Proliferación de Asia Oriental del Instituto Middlebury de Estudios Internacionales en Monterey, California, porque la historia ha sido confirmada por funcionarios estadounidenses.
¿Qué son los misiles balísticos intercontinentales y los FOB?
Un misil balístico intercontinental es un proyectil de largo alcance que sale de la atmósfera terrestre y vuelve a entrar en ella, siguiendo una trayectoria parabólica hacia su objetivo.
Un sistema de bombardeo orbital (FOB) fraccional envía misiles a través de una órbita parcial alrededor de la Tierra para atacar objetivos desde una dirección inesperada.
Tanto el reporte del Financial Times como el desmentido de China podrían ser correctos, dice Aaron Stein, director de investigación del Foreign Policy Institute en Filadelfia, EE.UU.
“Una aeronave espacial reutilizable es un planeador hipersónico. Simplemente aterriza. Un sistema FOB transportado por algún tipo de planeador haría casi lo mismo que un avión espacial reutilizable, así que creo que las diferencias reales entre las dos historias son marginales”.
De hecho, en los últimos meses, varios altos funcionarios estadounidenses han insinuado que China ha alcanzado este tipo de desarrollo.
Los FOB no son nuevos
La idea de los sistemas FOB fue perseguida por la Unión Soviética durante la Guerra Fría y ahora aparentemente está siendo revivida por China.
El objetivo es que un arma entre en una órbita parcial alrededor de la Tierra para atacar objetivos desde una dirección inesperada.
Lo que China parece haber hecho es crear un nuevo sistema al combinar la tecnología FOB con un planeador hipersónico que se desliza a lo largo del borde exterior de la atmósfera, evitando así las defensas de radar y misiles.
¿Para qué?
“Pekín teme que Estados Unidos utilice una combinación de fuerzas nucleares modernizadas y defensas antimisiles para eliminar su potencial nuclear”, dice Lewis.
“Si Estados Unidos atacara a Pekín primero, lo cual se considera una opción, el sistema de defensa antimisiles de Alaska podría contener la pequeña cantidad de armas nucleares de China que quedaran”.
Tecnología en desarrollo
Todos los principales actores nucleares están desarrollando sistemas hipersónicos, pero los ven de manera diferente, dice Aaron Stein.
Y estos puntos de vista diferentes, explica, alimentan la paranoia de los otros, e impulsan la carrera armamentista.
El analista considera que tanto Pekín como Moscú ven a los sistemas hipersónicos como un medio para asegurar la derrota de las defensas antimisiles.
Pero, por el contrario, Estados Unidos planea usarlos para atacar a los llamados “objetivos duros”, los puntos de mando y control nuclear, utilizando ojivas convencionales no nucleares.
Algunos defensores de la rápida modernización nuclear de Estados Unidos han visto las recientes pruebas chinas como “un momento Sputnik”, una referencia a la sorpresa y alarma registradas en Estados Unidos por el primer satélite orbital que la Unión Soviética lanzó a finales de la década de 1950.
Pero algunos expertos no están de acuerdo y no creen que esta prueba de China genere una nueva amenaza.
James Acton, del Carnegie Endowment for International Peace, dice que Estados Unidos ha sido vulnerable a un ataque nuclear de China por lo menos desde la década de 1980.
Considera que los programas de China, Rusia y Corea del Norte para derrotar las defensas antimisiles de EE.UU. deberían llevar a Washington a reconsiderar si los tratados que imponen límites a tales defensas son, después de todo, de interés para los estadounidenses.
Lewis subraya que lo importante ahora es que Estados Unidos saque las conclusiones correctas.
“Me temo que esto es mucho más parecido al 11 de septiembre, en el que, a raíz de la sorpresa y de una mezcla de miedo y vulnerabilidad, nos embarcamos en una serie de decisiones desastrosas de política exterior que nos hicieron mucho menos seguros”, señala.
“De hecho, una de las cosas que hicimos fue retirarnos del Tratado de Misiles Antibalísticos o ABM, que es mucho más responsable del desarrollo de este sistema en China que cualquier otra cosa”.
El avance de la carrera armamentista
Todos los adversarios potenciales de Estados Unidos buscan modernizar y mejorar su armamento nuclear. Sin embargo, el arsenal de China todavía está eclipsado por el de Estados Unidos.
Aun así, las preocupaciones sobre las defensas antimisiles de Estados Unidos y los sistemas convencionales de ataque de precisión de largo alcance empujan a Pekín a desarrollar un arsenal nuclear más grande y diverso.
Corea del Norte también está buscando modernizar y refinar su capacidad nuclear, entre otras cosas, como señala Ankit Panda, del Carnegie Endowment, para asegurar una influencia adicional en la diplomacia futura.
“Desde hace unos años -explica- han exigido ser tratados por Estados Unidos como iguales y consideran el desarrollo de capacidades nucleares y de misiles cada vez más avanzadas como una forma de ganarse ese respeto”.
Todo contribuye a un creciente dolor de cabeza para la administración del presidente Joe Biden.
El colapso de buena parte de los acuerdos de control de armas que dejó la Guerra Fría no ayuda. Tampoco las crecientes tensiones de Washington con Moscú y Pekín.
En opinión de Ankit Panda, lo más significativo que podría hacer Estados Unidos para detener y frenar la carrera armamentista en curso es discutir los límites que debe haber en las defensas estratégicas de misiles, como se hizo durante la Guerra Fría.
“Poner la defensa antimisiles sobre la mesa -dice- permitiría a Washington obtener concesiones significativas de Rusia y China. Además, disuadiría a cada uno de buscar medios costosos, complicados y peligrosos para lanzar armas nucleares”.
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