Cheques, nafta más barata y pasajes gratis: las medidas en Europa para atenuar el shock de una inflación récord
Los Estados desembolsan cifras millonarias en paquetes de ayuda, que apuntan principalmente al aumento del costo de la energía y los combustibles; la suba de precios en la zona euro alcanzó un pico de 8,9% anual
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PARIS.– Reducción del precio del combustible, cheques de energía, cheques para alimentos, ayudas sociales… Los Estados europeos se movilizan para atenuar el shock de la inflación que, en la zona euro alcanzó esta semana el nivel récord de 8,9% anualizado. En esa panoplia de medidas, Francia e Italia son los países más generosos.
Desde hace meses, los Estados europeos actúan en orden disperso con sumas financieras variables. Francia e Italia ya desbloquearon casi 50.000 millones de euros y Alemania se acerca a los 30.000 millones. España, Holanda, Bélgica, Polonia también multiplican las medidas para atenuar el impacto del aumento del costo de vida de sus ciudadanos, frente a una inflación que alcanzó una cifra récord de 8,9% en la zona euro y bien podría llegar al 10% en el próximo otoño boreal. Con variantes locales, esas medidas se articulan esencialmente en torno a dos grandes tipos de ayuda: “cheques” a los hogares más modestos y un “escudo tarifario” para compensar el alza del costo de la energía y los combustibles.
Esos planes de ayuda sin duda aumentarán los déficits públicos a pesar de que, después del “cueste lo que cueste” de Emmanuel Macron durante la pandemia de Covid-19, la idea era restaurar las finanzas públicas del bloque. Por su parte, España, Italia y Gran Bretaña han decidido instaurar un impuesto a los superbeneficios de las empresas de energía, mientras que en Francia su aplicación parece más dudosa.
En Italia, Mario Draghi prepara un último regalo antes de terminar su mandato en forma prematura tras el anuncio de su dimisión. El primer ministro prepara un nuevo plan de ayuda al poder adquisitivo de 14.300 millones de euros. Una asistencia considerada como “intervención de emergencia”, que se sumará a los 33.000 millones de euros ya distribuidos. Esto convertirá a Italia en el país más generoso en ese terreno junto a Francia, cuyo plan de 20.000 millones de euros suplementarios votado la semana pasada por la Asamblea Nacional, llevará la factura del Estado a unos 45.000 millones de euros desde el otoño boreal.
El detalle del plan italiano será definido en un decreto, aún en discusión, publicado la semana que viene. El mismo debería prolongar las ayudas ya consentidas desde hace varios meses. En particular, la anulación de ciertas cargas del sector eléctrico y gasífero, que representan el 20% de las facturas de electricidad, podría ser prolongada hasta fin de año. También la reducción de 30,5 centavos por litro de nafta y de gasoil, y de 10,5 centavos para el GPL —ya prolongada hasta el 21 de agosto—, podría continuar hasta mediados de octubre. Todo esto significa una factura de 940 millones de euros para el Estado italiano. Y lo mismo sucederá con la reducción al 5% del IVA por el gas natural. Asimismo podría ser ampliado a aquellos que ganan menos de 35.000 euros por año un “bono social” eléctrico de 200 euros que, a comienzos de julio fue distribuido a 31 millones de trabajadores cuyos ingresos anuales eran inferiores a 12.000 euros. A pesar de su muy elevado costo, esta idea fue privilegiada por Draghi en vez de optar por la supresión del IVA sobre ciertos productos alimentarios.
Esa fue, por el contrario, la decisión que prefirió Polonia, donde la inflación caracoleaba en junio a 15,6%. Varsovia suspendió el IVA de los productos alimentarios y redujo el que pesa sobre la electricidad doméstica, el gas y los combustibles. Como en Bélgica y Holanda, que la redujeron, en el Reino Unido, Rishi Sunak, uno de los candidatos a la sucesión de Boris Johnson, propone suspender el IVA a la energía doméstica, una medida que costará al país unos 5000 millones de euros que se agregarían al plan de 17.000 millones de ayudas adoptado a fines de mayo.
Esas nuevas ayudas serán en parte financiadas en Gran Bretaña por un impuesto a los súperbeneficios de los gigantes de la energía. Y aunque también lo harán España e Italia, el gobierno francés resiste a quienes la proponen en el país, sobre todo los sectores de izquierda. La explicación oficial es que, esos súperbeneficios son realizados en el extranjero, escapando así al perímetro fiscal francés. Un argumento que, no obstante, podría ser revisado “si esas empresas no participan en el esfuerzo común”.
En Alemania, alrededor de 30.000 millones de euros consagrados a ayudar a los hogares permitieron hacer retroceder la inflación en junio, por primera vez desde hace meses, al 7,6% anual (es decir 0,3 puntos menos que en mayo). Todos los contribuyentes recibieron un “cheque de energía” de 300 euros, más 100 euros para los más vulnerables y otros 100 euros por cada hijo. Si bien el pasaje de tren regional a un precio único de 9 euros tuvo enorme éxito, la reducción de 30 centavos de euro por litro de combustible fue muy criticada por los Verdes que, no obstante, participan en la coalición de gobierno.
Quitar a los grandes beneficiarios del alza de los precios para ayudar a las principales víctimas de la inflación es, en resumen, la idea que guía las últimas medidas anunciadas a mediados de julio por el presidente del gobierno español, el socialista Pedro Sánchez. Los bancos y los grandes grupos de energía estarán sometidos a impuestos especiales que deben permitir al Estado obtener 7000 millones de euros en dos años.
Madrid también adoptará más decisiones para aliviar el bolsillo de los ciudadanos: la gratuidad de los abonos ferroviarios y trenes de suburbios entre el 1° de septiembre y el 31 de diciembre de 2022. En el mismo periodo, un millón de estudiantes secundarios y becarios recibirán 100 euros suplementarios por mes de ayuda. También se han previsto ayudas a la construcción de viviendas sociales, a la instalación de paneles solares y a la adquisición de vehículos eléctricos.
Todas esas medidas completarán otros dos paquetes de asistencia a los hogares y las empresas, decididos en marzo y junio pasados, que ascendieron a unos 15.000 millones de euros. Entre sus medidas, una subvención de 20 centavos por litro de combustible (15c. pagados por el Estado y 5c. por los petroleros), una ayuda única de 200 euros para los hogares modestos, reducciones del IVA y tarifas preferenciales de electricidad, subsidios al sector del trasporte y un límite máximo al aumento de los alquileres.
El gobierno francés sorteó esta semana la complicada pulseada legislativa que le permitirá desbloquear una ayuda suplementaria de unos 20.000 millones de dólares para hacer frente al aumento del costo de la vida. Entre las medidas principales de ese texto se encuentra una revalorización de las jubilaciones y prestaciones sociales del 4%; un tope máximo de 3,5% para el aumento de alquileres entre julio de 2022 y junio de 2023, y la continuación hasta el 31 de diciembre de 2023 de la llamada “prima Macron”. Esa medida, que había entrado en vigor hace tres años como respuesta al movimiento de los chalecos amarillos, permite a todo empleador otorgar un bono especial de un máximo de 3000 euros, exonerado de impuestos y cotizaciones sociales, a los trabajadores de más bajos salarios. El nuevo texto también deroga ciertas obligaciones gubernamentales sobre el tope establecido de emisiones de gases a efecto de invernadero, para hacer frente a las necesidades de energía en invierno próximo, por ejemplo, volviendo a la utilización del carbón.
Esas medidas se agregarán a las ya adoptadas. Entre otras, una ayuda de 50 centavos de euro por litro de nafta (30 centavos aporta el Estado y el resto, las empresas de energía), una ayuda alimentaria de urgencia de 100 euros para las familias más frágiles, más 50 euros por hijo a cargo, y un escudo tarifario del precio de la energía doméstica, que fue prolongado hasta fin de año.
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