Cerebro del régimen iraní y símbolo de la resistencia a EE.UU.
TEHERÁN.- Para los iraníes, cuyos símbolos desde la Revolución Islámica eran clérigos inexpresivos, el general Qassem Soleimani representaba ampliamente la figura de la resistencia nacional ante cuatro décadas de presión estadounidense.
Para Estados Unidos e Israel, era la sombría figura a cargo de las fuerzas de poder de Irán, responsable de combatientes en Siria que apoyaban al presidente Bashar al-Assad y de las muertes de soldados estadounidenses en la vecina Irak.
Soleimani sobrevivió los horrores de la larga guerra de Irán contra Irak en la década de 1980, para tomar luego control de las fuerzas Quds de la Guardia Revolucionaria, responsable de las campañas en el extranjero de la República Islámica.
Relativamente desconocido en Irán hasta 2003, cuando Estados Unidos invadió Irak, la popularidad y misticismo de Soleimani aumentaron después de que funcionarios estadounidenses pidieran que fuera asesinado. Quince años después, Soleimani se había convertido en el comandante de campo de batalla más reconocido de Irán, ignorando las peticiones de que se uniera a la política, pero volviéndose tan poderoso, o incluso más, que el liderazgo civil iraní.
"El frente de guerra es el paraíso perdido de la humanidad", dijo Soleimani durante una entrevista en 2009. "Un tipo de paraíso que se representa para la humanidad incluye riachuelos, ninfas hermosas y vegetación, pero hay otro tipo de paraíso... Ciertamente, el frente de guerra es el paraíso perdido de la humanidad".
Un ataque aéreo de Estados Unidos mató a Soleimani, de 62 años, y otras personas mientras se trasladaban en los alrededores del aeropuerto internacional de Bagdad.
Justo en Bagdad, Soleimani venía mostrando su influencia política, coordinando las negociaciones, aún en curso, para la formación del nuevo gobierno después de la renuncia del primer ministro Adel Abdel Mahdi.
El Pentágono informó que el presidente Donald Trump ordenó que el Ejército norteamericano tomara una "acción defensiva y decisiva para proteger al personal estadounidense en el extranjero, al matar" a un hombre que alguna vez fue calificado por el líder supremo de Irán, el ayatollah Ali Khamenei, como "el mártir viviente de la revolución".
A Soleimani se le acabó la suerte después de que en varias ocasiones surgieran rumores de su deceso. Entre aquellos incidentes están un accidente de avión de 2006 que mató a otros agentes militares en el noroeste de Irán y un bombardeo en 2012 en Damasco, en el que murieron asesores de Al-Assad. Más recientemente, circularon rumores en noviembre de 2015 de que Soleimani había sido asesinado o herido de gravedad cuando dirigía a fuerzas leales a Al-Assad mientras luchaban alrededor de Aleppo, en Siria.
A medida que aumentaron las tensiones entre Estados Unidos e Irán luego de que Trump retiró a su país del acuerdo nuclear de Teherán con las potencias mundiales, los funcionarios iraníes prometieron tomar medidas en represalia. Si bien Soleimani era el general más importante de la Guardia Revolucionaria, muchos otros en sus filas tienen experiencia en llevar a cabo los atentados por los que Irán se ha dado a conocer.
"Con esta jugada, Trump arrastró a Estados Unidos a la situación más peligrosa en la región", escribió Hessameddin Ashena, asesor del presidente iraní, Hassan Rohani, en un mensaje de la aplicación Telegram. "Quien haya pisado más allá de la línea roja debería estar listo para enfrentar las consecuencias".
Los primeros años de vida de Soleimani, que nació el 11 de marzo de 1957, son un misterio. Los iraníes dicen que creció cerca de la histórica localidad montañosa de Rabor, famosa por sus bosques, duraznos y nueces, así como por sus soldados. El Departamento de Estado norteamericano señaló, sin embargo, que nació en la capital religiosa de Irán, Qom.
No se sabe mucho sobre su infancia, aunque algunos relatos iraníes señalan que su padre fue un campesino que recibió un terreno bajo el mando del sha Mohammed Reza Pahlevi, el monarca que fue derrocado por la Revolución Islámica de 1979.
Soleimani acostumbraba ir vestido de civil y no coordinaba las operaciones desde un escritorio, sino sobre el terreno. Era un hombre de perfil desgarbado, al que ha menudo se lo veía sonriente. Era la imagen que se propagó de él dentro de Irán a través de documentales y videos musicales que alababan sus logros y su valentía. En uno de esos videos, milicianos chiitas pintaban en las paredes grafitis con el rostro del general y su nombre. Fue quizás esa popularidad la que hizo relajar sus costumbres. Y probablemente ese fue su error: los estadounidenses lo localizaron en los alrededores del aeropuerto de la capital iraquí y lo mataron.