Cerca de Londres, un bastión del Brexit festeja "la recuperación del país"
En Benfleet, la opción de la salida del bloque fue respaldada por el 73% de sus habitantes
BENFLEET, Gran Bretaña.- Frente a la estación de tren de Benfleet hay una casa victoriana de tres plantas adornada con una enredadera de banderitas de Gran Bretaña. El cartel de la puerta dice "Benfleet Conservative Club", y su guardia de seguridad advierte: "No se puede pasar, lo siento, es sólo para miembros".
La pertenencia al establecimiento del siglo XVI es sólo para los socios de alguno de los mil clubes del Partido Conservador que hay en la isla. Robert Mills, un jubilado de 79 años, entra a pasar la tarde del sábado con los amigos con los que comparte afinidades como el snooker, los dardos y la política. En las últimas semanas, sus conversaciones estuvieron dominadas por un tema: el Brexit.
Mills sonríe porque no hubo necesidad de discutir mucho en el club. "Es algo que no pensamos que llegaríamos a ver estando vivos. Me alegro de que hayamos recuperado nuestro país. ¡Volvimos a ser Gran Bretaña!", dice a LA NACION, antes de entrar para otra tertulia alrededor de una mesa de billar. El consenso dentro del club tiene eco afuera: el 72,7% de los residentes de Castle Point, la región del este de Inglaterra donde está Benfleet, votó por la salida del país de la Unión Europea.
Situada a 50 kilómetros de Londres , esta pequeña localidad rural con mayoría de residentes blancos, gente mayor y sin educación universitaria, fue un bastión del Brexit: cosechó el tercer porcentaje más alto del país.
Bajo un árbol está Trisha, de 37 años y sin trabajo, que protege su pelo rubio de la lluvia. Dice que el país está "mejor afuera" del bloque y por eso se alegra del resultado. "Ahora recuperamos nuestras fronteras y no nos tenemos que ocupar más de asuntos de inmigrantes, como en Calais [en Francia], por ejemplo."
Paradójicamente, el voto a nivel nacional arrojó una proporción muy alta del leave (salir) en áreas donde menos inmigración hubo. Según la Oficina Nacional de Estadísticas, en 2015 llegaron sólo 81 extranjeros a Castle Point. Londres, que recibió 133.000 de los 333.000 que fueron a Gran Bretaña el año pasado, votó en un 60% por quedarse.
A la salida de la estación de tren está la parada de taxis. Es techada y, como la lluvia no para, la gente improvisa una fila para esperar. "No tengo mucha noción del tema, no estuve mirando mucha televisión y por eso no voté", dice Ashley, una camarera de 36 años.
De repente, desde atrás la sorprende con un grito Gary, su novio, que se entusiasma con la conversación. "La gente se cansó de Europa. Ganamos dos guerras mundiales por ellos y encima nos pasan por encima", sostiene. "No fue contra [David] Cameron, fue un voto contra Bruselas."
Sobre la calle, la fila de taxis se renueva a cada minuto. Mientras espera pasajeros, Geoffrey no oculta su escepticismo y desinterés. "No voté porque no me importa nada. Cada político quiere llevarse el dinero a su bolsillo", dice. "El voto no me afecta porque me da igual, y el que venga después de Cameron va a hacer lo mismo. Son todos iguales."
La apatía también parece haber prendido entre los jóvenes. "No me importa un carajo, sinceramente. No voté, no voto en general", dice Jane, de 27 años, en el andén de la estación de Benfleet.
En el pub Half Crown, Anthony y Mark (de 26 años, estudiantes de Publicidad en la Universidad de Essex) sí se involucraron, y se sienten heridos. "Faltaron más jóvenes como nosotros en la votación. Es triste que la gente vieja nos condicione a nosotros con un voto sin tanto análisis", cuestionan, mientras miran por la pantalla gigante la victoria de Gales sobre Irlanda del Norte en los octavos de final de la Eurocopa en Francia.
¿Estuvo desinformado el público antes de votar? "Me pareció muy mal cómo los medios y los líderes presentaron el referéndum, sin datos verdaderos, solamente repitiendo las mentiras de los dos bandos", señala Carly (43 años, banquera de una multinacional), mientras pasea su caniche toy por la vereda.
"Por mi trabajo tuve mucho contacto con compañeros de muchos países; entonces, estuve expuesta a un ambiente multicultural, pero mis vecinos no", se lamenta sobre las 37.691 personas que eligieron el leave en Castle Point.
Una de las grandes voceras del Brexit aquí fue Rebecca Harris, la representante de la región en el Parlamento británico. El encargado del supermercado Costcutter, John Garesh, la conoce bien.
"Es clienta, viene a comprar y estuvo haciendo campaña", cuenta Garesh, que, aunque llegó a Gran Bretaña desde Sri Lanka hace 23 años, se queja del aumento de la inmigración. "Hay demasiada gente que llega. Y aumentó mucho la criminalidad. Era hora de tomar el control", agrega.
En la fila para pagar cuatro latas de cerveza, Angela comenta: "Aunque no voté muy convencida, elegí salir también, pero mirá para afuera: llueve". Luego de un silencio, remata: "¿Ves el cielo cómo está de negro? Va a seguir lloviendo".
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