Caucus republicano en Iowa: cinco claves del primer paso de la elección presidencial en EE.UU.
Donald Trump reafirmó su liderazgo y la primaria del Partido Republicano podría terminar en marzo
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WASHINGTON.- El caucus de Iowa, la primera cita en el calendario de las elecciones presidenciales de Estados Unidos, le dio un contundente triunfo a Donald Trump, quien afianzó su condición de líder indiscutido del Partido Republicano, y ganó impulso en la carrera hacia la Casa Blanca.
Estas son las principales conclusiones de la elección:
Donald Trump, líder indiscutido
Donald Trump no sólo se impuso en Iowa. Aplastó a sus rivales. Trump obtuvo el 51% de los votos, sacó la mayor diferencia de la historia en una primaria en Iowa, cosechó más votos que todo el resto de los candidatos republicanos juntos, y ganó en 98 de los 99 condados de Iowa. En el único condado en el que perdió, Johnson, lo hizo por un voto de diferencia respecto de Nikki Haley. Su triunfo fue tan categórico que los medios proyectaron su victoria cuando la gente todavía estaba votando. La agencia de noticias AP, que lleva 170 años declarando ganadores en las elecciones norteamericanas, le dio la victoria a las 19.31, hora local, apenas 31 minutos después de que comenzó la votación.
Pero más allá de los números, Iowa confirmó una de las realidades de la elección presidencial de este año en Estados Unidos: Trump mantiene intacto su liderazgo pese a su denostada salida de la presidencia, el ataque al Capitolio del 6 de enero de 2021, y las cuatro causas que enfrenta en la Justicia. Dos tercios de los votantes de Iowa creen que es “apto” para ser presidente incluso si es condenado en un tribunal, y que el triunfo de Biden en 2020 fue ilegítimo.
Su coronación como candidato presidencial del Partido Republicano parece inevitable.
Ron DeSantis apenas sobrevive
Una de las grandes historias de la política de Estados Unidos de los últimos dos años ha sido el ascenso del gobernador de Florida, Ron DeSantis, a la alta política nacional. DeSantis arrasó en las elecciones de medio término de 2022, y desde ese lugar comenzó a construir su camino hacia la Casa Blanca con un “trumpismo sin Trump”. Los grandes donantes del partido apostaron a su candidatura, y DeSantis apostó fuerte a Iowa para impulsar su nominación: durante meses, prometió ganar el estado. Pero su campaña llegó al caucus con la lengua afuera, arrastrando problemas, con mala prensa, quemando dinero, sin mística, arrastre y sin un mensaje consistente.
Al final, DeSantis logró salvar la ropa con un segundo puesto –las encuestas lo mostraban tercero antes de la votación– que le permitió ganar tiempo y seguir en la carrera por la nominación. Pero nada más que eso. “Ya tenemos nuestro boleto para salir de Iowa”, dijo DeSantis al hablar a sus seguidores en Des Moines, y agregó: “No voy a poner ninguna excusa y les garantizo esto, ¡no los voy a defraudar!”.
Para DeSantis, la única incógnita es cuánto tiempo más logrará mantenerse en la pelea.
Nikki Haley mira a New Hampshire
En Iowa importa el resultado final de la votación, pero tanto o más que eso importa la lectura que se hace de ese resultado, y cómo quedó cada candidato respecto de la expectativa arraigada en las narrativas de los medios. En ese terreno, Nikki Haley quedó mal parada. La exgobernadora de Carolina del Sur y exembajadora ante las Naciones Unidas llegó fortalecida al caucus de Iowa, trepando en las encuestas y posicionada como la última esperanza del establishment del Grand Old Party para intentar desbancar a Trump. Bajo la mirada de muchos analistas, Haley es “la mejor del resto”: ha liderado una campaña disciplinada, consistente, y ha tenido el mejor desempeño en los debates presidenciales. Los últimos sondeos la daban segunda en Iowa. Y las encuestas en New Hampshire, la siguiente cita electoral, la mostraban acercándose a Trump.
Pero Haley terminó sufriendo el peso de las expectativas. Se va de Iowa con un tercer puesto –obtuvo 2400 votos menos que DeSantis– que le permite seguir en la carrera, al igual que DeSantis, pero sin llegar a conseguir un empujón antes de la crucial cita de New Hampshire. Esa elección y la siguiente, en Carolina del Sur, su estado, serán la verdadera medida de su candidatura, y pueden darle el impulso que busca.
El mensaje de Iowa
Iowa recibe una atención desmedida a su verdadero peso electoral al ser la primera elección del año. El electorado está lejos de ser representativo del resto del país al ser eminentemente blanco, evangélico, rural. Pero Iowa reafirmó una historia: el electorado republicano quiere que Trump sea su líder, estandarte y candidato. Hay votantes republicanos que ven con buenos ojos la gestión de DeSantis en Florida, o su cruzada en contra del aborto legal y de la cultura “woke”, y otros que creen que Haley tiene mejor carácter, es una figura fresca con los valores y la visión adecuada para liderar al país. Pero esos votantes fueron una minoría en Iowa, y las encuestas sugieren que son también una minoría en el resto de los estados.
El vínculo de hierro que Trump forjó con sus votantes en 2016, cuando le dio vida a su movimiento “Make America Great Again”, sigue intacto. Y parece indestructible. El Partido Republicano sigue siendo el partido de Donald Trump.
La primaria apunta a ser corta
La interna del Partido Republicano ya quedó reducida a apenas tres candidatos: Trump, DeSantis y Haley. El empresario tecnológico de origen indio Vivek Ramaswamy, quien quedó cuarto con un 7,7%, anunció que suspendía su campaña y brindó su respaldo a Trump.
Dada la amplísima victoria de Trump en Iowa, la realidad indica que la interna podría llegar a dirimirse bastante rápido, quizás en el “Súpermartes” del 5 de marzo, cuando voten 16 estados, la principal cita del calendario de primarias. Pero las próximas dos citas, en New Hampshire y Carolina del Sur, brindarán un panorama más amplio y certero acerca de dónde está el electorado. Se trata de elecciones primarias tradicionales, y de electorados más diversos que el de Iowa.
Si Trump captura la nominación presidencial –y nada sugiere hasta ahora que no lo hará–, la discusión girará automáticamente a la revancha con el presidente, Joe Biden. Trump apareció en el escenario de su cuartel general en Des Moines unos minutos antes de las 22 (hora local) para brindar un discurso victorioso como si ya fuera el candidato republicano. Con un inusual tono componedor, felicitó a a sus rivales, agradeció a su familia, sus partidarios y a los políticos que lo respaldaron, y ensayó un llamado a la unidad.
“Este es el momento de que todos, nuestro país, se unan”, dijo. “Nos uniremos, sucederá pronto”, completó.
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