Cappelletti para Navidad y lectura de LA NACIÓN: el papa Francisco reveló detalles desconocidos de su infancia
En una entrevista en ocasión de la Navidad, evocó cómo la festejaban en su infancia, cuando una abuela hacía cappelletti y otros detalles de su cotidianeidad
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ROMA.- El diario LA NACIÓN siempre estuvo presente en la casa del barrio porteño de Flores donde creció un niño llamado Jorge Mario Bergoglio. Lo reveló hoy el papa Francisco en una entrevista a los diarios italianos La Repubblica y La Stampa que concedió en ocasión de la Navidad, en la que evocó cómo celebreba en su infancia esta fecha clave para la Iglesia católica y desveló otros detalles de su cotidianeidad familiar.
¿Cómo era una comida en la casa Bergoglio? “En la mesa éramos cinco hermanos. Se hablaba de todo, muchas veces inspirándonos en LA NACIÓN, que estaba presente todos los días en nuestra casa”, contó el Papa. Como es sabido siendo luego sacerdote y arzobispo de Buenos Aires, Bergoglio siguió con esa costumbre, tanto es así que, días después de haber sido electo Pontífice el 13 de marzo de 2013, llamó a su canillita de la plaza de Mayo para pedirle que suspendiera el envío de su ejemplar de LA NACIÓN.
En la nueva entrevista, en las que se mostró de muy buen humor y reiteró que, a los 85 años recién cumplidos y a cinco meses de la operación de colon a la que se sometió el 4 de julio pasado, “gracias a Dios estoy bien”, Francisco detalló cómo era la Navidad de su infancia en Buenos Aires. En su familia no solían celebrar en la vigilia, como ocurre hoy, sino que festejaban el 25 por la mañana, en lo de sus abuelos.
“Recuerdo una vez algo curioso: llegamos y la abuela todavía estaba haciendo cappelletti, los hacía a mano y ¡había hecho 400! ¡Estabámos atónitos! Toda nuestra familia estaba ahí, también venían tíos y primos”, evocó. “Sólo de adolescente empecé a celebrar también la vigilia en lo de una hermana de mi mamá que vivía cerca”, precisó.
Preguntado sobre cómo solía festejar su cumpleaños –el 17 de diciembre-, el Papa contó que ese día siempre era una gran fiesta para toda la familia. “Venían los abuelos, los tíos... Mi mamá hacía chocolate para tomar, muy denso”, relató. Recordó asimismo, como ya hizo otras veces, que junto a sus amigos del barrio solían jugar al fútbol con una pelota de trapo en la placita cercana a su casa y confesó que no jugaba tan bien, tanto es así que lo llamaban “pata dura”.
“Entonces jugaba en el arco, donde me las arreglaba. Para mí ser arquero fue una gran escuela de vida”, subrayó, al afirmar que también le gustaba jugar al básquetbol porque su papá era una columna del equipo de ese deporte de San Lorenzo. Hablando de su papá, contó que fue gracias a él que heredó el hábito de la lectura, ya que se había armado una gran biblioteca, solía leerles en voz alta a sus hijos no sólo el clásico Corazón, de Edmundo de Amicis, sino también les recitaba partes de la Divina Comedia de Dante. “Recuerdo que mis hermanos y yo llorábamos muchas veces conmovidos al escuchar Corazón, un libro para mí inolvidable (...). La abuela nos leía agunos capítulos de Los Novios y también nos ayudaba a estudiarlos de memoria”, evocó.

Consultado sobre anécdotas especiales de su juventud que le provocan nostalgia, el Papa habló de su cumpleaños número 16. “En la Argentina se llevaban pantalones cortos, con medias largas hasta las rodillas, pero a los 16 años el rito preveía comenzar a llevar los pantalones de hombre. En ese tiempo era como la entrada en sociedad. ‘¡Pero mirá!’, decía en dialecto piamontés la gente sorprendida y contenta cuando me vio con pantalones largos después que fui a comprarlos con papá y mamá”, contó. “Recuerdo que mi abuela María vino a casa y que, estando a solas, me dio un poco de plata como regalo de cumpleaños. Después vio mis pantalones largos y se puso a llorar, emocionada”, añadió.
Ante otra pregunta sobre si extrañaba especialmente a alguien que ya no está, el Papa mencionó a sus hermanos ya muertos Marta Regina, Alberto Horacio, Oscar Adrián y recordó que su hermana, María Elena, aún vive. “Pero los recuerdo a ellos y a todos los amigos serenamente, porque los imagino en paz”, destacó.
Finalmente, ante una pregunta sobre cómo vive las Fiestas ahora, como Papa, al margen de revelar que le gustan mucho las canciones navideñas y decir que “la Navidad es siempre un sorpresa”, admitió que su pensamiento iba “a los pobres, siempre”. “Como Jesucristo, que nació pobre: ese día María era una mujer de la calle porque no tenía un lugar adecuado para dar a luz. Y después pienso en todos los olvidados, los abandonados, los últimos y en especial en los chicos abusados y esclavizados. Me hace llorar y enojar escuchar historias de adultos vulnerables y de chicos que son explotados. Y, después, pienso en los niños enfermos que pasarán la Navidad en el hospital: no hay palabras, sólo podemos aferrarnos a la fe, a Dios y preguntarle ¿por qué?”, dijo. Y le pidió a los padres que tienen hijos afuera del hospital que “no se olviden lo afortunados que son, abrazenlos fuertes y pasen más tiempo con ellos”.
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