“Canal Estambul”: el megaproyecto al que se aferra Erdogan y desafía a la región
Se espera que la construcción empiece en junio a pesar de la gran oposición interna y de Rusia, y la falta de financiamiento
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ESTAMBUL.- El presidente de Turquía, Recep Tayyip Erdogan, sigue soñando con un proyecto que hasta él considera una “locura”, y quiere hacerlo realidad a pesar de la negativa de la oposición, el ambientalismo, y hasta de Rusia. Se trata de la construcción de un gigantesco canal paralelo al estrecho el Bósforo en Estambul.
“Les guste o no, vamos a empezar a construir este canal”, dijo el presidente, que reina en el país desde 2003, a sus detractores en abril.
Quienes se oponen aseguran que el proyecto llevará a Turquía a una catástrofe ecológica, además de a un endeudamiento innecesario.
El “Canal de Estambul” supone una alternación geopolítica que altera al Kremlin, ya que teme que los aliados de la OTAN utilicen esa vía para desplegar navíos de guerra en el Mar Negro, su patio trasero histórico.
La construcción del canal forma parte de sus “proyectos locos” de infraestructura, “representa el punto culminante” de su carrera política y lo convertiría en el “presidente que remodeló Estambul, el corazón palpitante de Turquía”, aseguró Anthony Skinner, miembro del gabinete de consultores Versik Maplecroft.
Convertir su ambicioso sueño en realidad sale caro. Un estudio realizado en 2019 estimaba que el presupuesto de este canal de 45 kilómetros de longitud es de 75.000 millones de libras turcas (unos 13.000 millones de dólares al cambio de ese año). Cuando faltan solo pocos meses para que se ponga en marcha su construcción – se preveía para junio- la financiación del proyecto aún no está definida.
“La principal razón que motiva a Erdogan es el dinero, el dinero y siempre el dinero”, declaró Ekrem Imamoglu, el alcalde de Estambul, uno de los principales detractores del proyecto. El funcionario dijo que los terrenos que bordean al futuro canal habían sido cedidos a apoyos de Erdogan en el sector de la construcción y del inmobiliario.
Las alarmas se encendieron en Rusia ante la noticia, puesto que el canal supone un nuevo acceso de navegación de sus adversarios de la OTAN al Mar Negro, un espacio estratégico, sobre todo tras la anexión de Crimea en 2014.
Según la Convención de Montreux, que rige la navegación en el Estrecho del Bósforo, única vía de acceso natural al Mar del Negro, los países no ribereños deben avisar con antelación el paso de sus buques que solo pueden permanecer un tiempo muy limitado. Turquía podría tener al canal fuera de esta convención.
La economista del centro de reflexión GlobalSource Partners, Atilla Yesilada, cree que la construcción del canal podría ser una forma de apaciguar a Washington tras años de tensiones costosas para Ankara.
“Es posible que Erdogan contemple cambiar un libre paso de los navíos de la OTAN en el Mar Negro contra (la suspensión) de sanciones” impuestas por Washington a Ankara para la compra de misiles rusos, consideró Yesilada.
El canal podría ser utilizado a su vez como moneda de navegación haciendo pagar a los navíos comerciales por un paso acelerado, ya que suelen estar obligados a esperar varias semanas a la entrada del Bósforo debido a los atascos.
Pero esto podría aumentar las tensiones con Rusia, advirtieron Yesilada y Skinner.
Vladimir Putin, presidente de Rusia, “subrayó la importancia” de preservar la Convención de Montreux en un encuentro con Erdogan en abril, según el Kremlin.
“Al final, no veo qué podría ganar Turquía, además de problemas”, concluyó Yesilada.
Agencia AFP
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