Coronavirus: Canadá se aseguró más vacunas per cápita que ningún otro país, pero avanza muy lento
OTTAWA.- Las imágenes de Gisèle Lévesque arremangándose el cárdigan negro para ofrecer el brazo y convertirse en la primera persona de Canadá que recibía la vacuna contra el coronavirus paralizaron el país.
El personal de salud aplaudía, el ministro de salud no podía contener las lágrimas. Lévesque tiene 89 años y había pasado ocho meses confinada en la habitación del geriátrico donde vive, en la ciudad de Quebec. Esa inyección dio esperanza a una nación donde el virus ha infectado a casi 700.000 personas y se cobró la vida de casi 18.000.
Pero a un mes de la mayor campaña de vacunación masiva en la historia de Canadá, el alivio y la alegría dejaron lugar a la exasperación y a los señalamientos partidarios con el dedo, en medio de un operativo de vacunación criticado por desigual, lento y chapucero.
Durante gran parte de 2020, con una respuesta fuerte y mayormente unificada, los hospitales canadienses lograron evitar colapsar como les ocurrió a otros países similares. Pero a pesar de haberse asegurado más dosis por cápita de la vacuna que cualquier otro país del mundo, Canadá sigue rezagado detrás de Estados Unidos, Gran Bretaña, Israel y muchas otras naciones en cuanto al número de vacunados.
Canadá ha inoculado al 1,1% de su población, según el sitio Our World in Data, de la Universidad de Oxford. Estados Unidos ha aplicado el triple de dosis per cápita que Canadá. "A la aplicación la vacuna en nuestro país le falta celeridad", dice el gerontólogo Nathan Stall. "Le falta urgencia y le falta transparencia. Y ya ha empezado a desviarse de algunos de los grupos de riesgo, que son quienes más necesitan la vacuna".
Siempre se supo que vacunar en un territorio inmenso como Canadá, donde mucha gente vive en zonas muy remotas, iba a representar "un desafío logístico extraordinario", dice Jane Philpott, exministra de salud. Philpott, decana de la facultad de medicina de la Queen’s University, aclara que en las últimas dos semanas la campaña comenzó a tomar velocidad.
Pero todavía "falta acelerar mucho más, porque además hay mucha ansiedad por el ritmo con que la vacuna está llegando al interior de nuestro país y cómo está siendo administrada por las provincias", dice la exministra.
La campaña de vacunación adolece de los mismos problemas que la de muchos otros países: poca planificación y coordinación, mayor lentitud que la deseable, y la complicación logística que implica la temperatura ultrabaja a la que deben almacenarse algunas vacunas.
En algunas partes de Canadá, la responsabilidad de aplicar la vacuna fue delegada en los hospitales, que ya están sobrecargados de trabajo. Algunas localidades detuvieron la vacunación durante el receso por las fiestas de fin de año, generando malestar en los vecinos. Ontario tardó semanas en descubrir cómo hacer llegar la vacuna Pfizer a las residencias de cuidados a largo plazo, mucho después de que otras provincias encontraran la solución.
El gobierno nacional es responsable de adquirir las vacunas y distribuirlas en las 13 provincias y territorios de Canadá. Los funcionarios provinciales y territoriales deciden qué grupos priorizar y ellos mismos manejan la logística de entrega de las dosis.Algunas jurisdicciones se están quedando sin dosis antes de que lleguen nuevos envíos, mientras que en otras localidades hay miles de dosis durmiendo en los congeladores.
Algunos analistas se preguntan si la vacunación de los grupos prioritarios avanza con suficiente rapidez. Las residencias de cuidados de largo plazo de cuatro localidades provinciales muy golpeadas por el coronavirus recién estarán vacunadas para el 21 de enero, y las proyecciones muestran que las muertes en esos hogares van camino a superar las de la primera ola.
Mientras tanto, hay empleados de bajo riesgo de los hospitales, con poco o ningún contacto con pacientes, que han recibido vacunas, dosis que según los críticos deberían haber ido a las residencias de cuidados a largo plazo. Y el problema no es el suministro: alrededor del 20 por ciento de las dosis de Ontario están a la espera en los congeladores.
"Es una verdadera tragedia la forma en que estamos estableciendo nuestras prioridades", dice Allison McGeer, directora de control de infecciones del Hospital Mount Sinai de Toronto. "Es indignante".
El primer ministro Justin Trudeau manifestó este mes su "frustración" al ver las vacunas esperando en los congeladores. Pero algunos líderes provinciales culpan de los contratiempos al gobierno central de Ottawa. Jason Kennedy, gobernador de Alberta, dijo que su provincia se está quedando sin dosis y que el nuevo envío del gobierno federal no llega. De hecho, dijo que evalúa comprar vacunas por su cuenta.
Anita Anand, ministra de compras y servicios públicos de Canadá, comparó la estrategia de la vacuna con "apostar a varios caballos" con la esperanza de que alguno gane. El gobierno cerró acuerdos con siete laboratorios por un total de 414 millones de dosis y se jacta de tener asegurada la mayor cantidad de vacunas per cápita del mundo, suficientes para vacunar varias veces a los 33 millones de adolescentes y adultos del país.
Pero eso depende de que los organismos regladores aprueben esas vacunas. De hecho, la mayor apuesta que hizo Canadá —72 millones de dosis— fue por una vacuna desarrollada por Sanofi y GlaxoSmithKline que muy probablemente no esté lista hasta finales de 2021, ya que los datos de los ensayos clínicos revelaron su poca efectividad en los adultos mayores.
Suministro garantizado
Hasta ahora, Canadá tiene un suministro garantizado de 80 millones de dosis, la mitad de Pfizer y el resto de Moderna. Ambas vacunas requieren dos dosis. El gobierno se propone tener vacunados a todos los canadienses que así lo deseen para fines de septiembre.
David Naylor, codirector del grupo de respuesta al Covid-19 del gobierno federal, dice que el inicio de la campaña fue "algo lento y caótico", pero que ha mejorado. Como próximo paso, dice Naylor, el gobierno federal debería clarificar las cadenas de suministro para que las provincias y los territorios "puedan planificar más eficazmente".
Es probable que en las futuras fases de la campaña surjan preguntas más complejas, por ejemplo, si las regiones con mayor número de casos deben tener prioridad, o si las dosis deben distribuirse estrictamente por cantidad de habitantes.
McGeer, el director de control de infecciones de Mount Sinai, no cree que el país pueda terminar de vacunar para fines de septiembre. "Como posible, es posible", dice McGeer. "La gran pregunta es si existe la decisión de hacerlo".
The Washington Post
(Traducción de Jaime Arrambide)
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