Caminatas y picnics. ¿Qué dicen los expertos sobre el riesgo de contagio al aire libre?
NUEVA YORK.- El buen clima nos hace pensar en esos veranos despreocupados con picnics en la plaza, chapuzones en el mar y brindis con amigos. Pero si hay algo que parece un recuerdo lejano en estos días es precisamente la despreocupación y ahora, que empieza a relajarse el confinamiento, hasta la actividad más simple al aire libre entraña miles de preguntas y consideraciones. ¿Es seguro encontrarnos con amigos en la plaza, siempre y cuando mantengamos los dos metros de distancia? ¿Una hamburguesa y una cerveza en un bar con mesas al descubierto? ¿Es muy peligroso hacer una escapada a la playa o meterse con los chicos a la pileta?
En principio, hay buenas noticias: el consenso cada vez más generalizado entre los expertos es que, si vamos a salir de casa, es más seguro estar en exteriores que en una oficina o un shopping. Al aire libre y con mayor distancia entre las personas, el riesgo en exteriores es menor.
Sin embargo, hay situaciones al aire libre sobre las que los expertos hacen advertencias especiales, como los vestuarios de las piletas, las comidas al aire libre y los lugares que pueden congestionarse de gente, como las playas. Si bien salir un poco ayuda a sobrellevar el agotamiento con la cuarentena, no hay que bajar la guardia ni reunirse con personas que ya sabemos que no cumplen con las normas.
"What We Know About Your Chances of Catching the Virus Outdoors" by Michael Levenson, Tara Parker-Pope and James Gorman in The New York Times https://t.co/Aw3zZnVjExpic.twitter.com/Lvz8wcxFvw&— Nita Sweeney, #Author (@NitaSweeney) May 17, 2020
"Me parece bien que la gente salga los fines de semana, si hay sol, pero también creo que se pueden tomar medidas para atenuar el riesgo", dice Julia L. Marcus, epidemióloga y docente de la Escuela de Medicina de Harvard.
En Estados Unidos, por su parte, los gobernadores aplicaron enfoques diferentes y algunos estadounidenses ya no saben qué actividades al aire libre son seguras y cuáles no. La respuesta es muy simple, según los expertos: mantener el distanciamiento social y usar barbijo siempre que no sea posible conservar esa distancia.
Idealmente, sugieren los expertos, solo deberíamos socializar con quienes viven en nuestra casa. Pero si uno decide encontrarse con amigos, aunque el riesgo aumenta, es posible tomar precauciones. Para empezar, los grupos deben ser reducidos. No compartir alimentos, cubiertos ni bebidas. Mantener limpias las manos. Y como siempre, permanecer a dos metros de distancia de todos aquellos que no viven con nosotros.
"En la mayoría de los casos, el exterior es mejor que los interiores", indica Linsey Marr, ingeniera y científica de aerosoles del Instituto Tecnológico de Virginia. "Al aire libre, todo se disuelve. Si uno se mantiene a dos metros, de distancia, el riesgo es mínimo", agrega.
La vida al aire libre es más segura, en parte, porque hasta una brisa ayuda a diluir rápidamente el virus. "Lo importante es la carga viral, o sea, el grado de concentración de virus", explica Eugene Chudnovsky, médico del Lehman College y del Centro de Graduados de la Universidad de la Ciudad de Nueva York. "Una sola partícula viral no enferma a nadie porque el sistema inmunológico la destruye de inmediato. Se cree que hacen falta entre un par de cientos y un par de miles de virus SARS-CoV-2 para que el sistema inmune del cuerpo se vea sobrepasado", completa.
Si bien el riesgo en exteriores es bajo, igual el contagio puede producirse. En un estudio sobre más de 7300 casos en China, solo uno apareció vinculado con un contagio al aire libre: un hombre de 27 años que había conversado en la calle con un viajero recién llegado de Wuhan. Una semana después, manifestó los primeros síntomas de Covid-19.
"Afuera el riesgo es menor, pero no es nulo", dice Shan-Lin, profesora del Instituto de Asuntos Globales Yale Jackson. "Y creo que ese riesgo aumenta cuando dos personas que se quedan cerca durante un buen rato, por ejemplo si están sentadas encima de una manta en un pícnic en vez de pasear", añade.
""If we now go back to the old normal and don’t follow the social distancing strategy anymore, it’s like a ticking time bomb," said Peter Jüni, an epidemiologist "via @NYTimeshttps://t.co/uT9ajhpW4M&— Errol Louis (@errollouis) May 17, 2020
Un estudio reciente descubrió que simplemente al hablar expulsamos miles de microgotas que pueden quedar suspendidas en el aire entre 8 y 14 minutos, pero en exteriores el riesgo de inhalar alguna de esas gotas es mucho menor.
Para quienes sufren la ansiedad de estos meses de encierro, la opción más segura en estos últimos días son los parques y los espacios para caminar. "La gente está más desparramada", dice Gabriella Gabriel, una estadounidense de 22 años, que aprovechó la reapertura de los parques para ir a ejercitarse al Memorial Park de Maplewood, en Nueva Jersey. "En las piletas o en la playa, la gente tiende a encimarse".
Los expertos concuerdan: en las piletas, los ríos o el mar, el riesgo no viene del agua, sino del contacto con gente dentro o cerca del agua. Si bien los científicos no tienen datos de este nuevo coronavirus específico, los demás coronavirus no son estables en el agua y son muy sensibles al cloro, sostiene Angela Rasmussen, viróloga de la Escuela de Salud Pública Mailman de la Universidad de Columbia.
"El agua clorada de las piletas, el agua dulce de los ríos y lagos, o el agua de mar implican un riesgo bajísimo de transmisión del virus, incluso sin considerar el factor dilución, que reduce aún más el riesgo", dice Rasmussen. "El mayor riesgo son las concentraciones de gente que se producen en las instalaciones acuáticas recreativas, los vestuarios, los muelles o la orilla, sobre todo si a eso se suma una estadía prolongada cerca de otros: la mayor concentración del virus no está en la pileta, sino en la gente que está alrededor de la pileta", resume.
Los expertos consideran que una persona caminando, trotando o andando en bicicleta no debe preocuparnos demasiado. Pero recomiendan que quienes salgan a correr usen tapaboca si van a estar cerca de otras personas. Si alguien se instala con su manta de pícnic cerca de uno, eso es más preocupante. Y mejor no confrontar, que eso aumenta las chances de contacto. "Si alguien se te pone demasiado cerca, no usa máscara y no te sentís seguro, en vez de empezar a despotricar, mejor pedirle por favor que deje más espacio", dice la doctora Marcus.
Para las familias con niños pequeños, organizar las salidas al exterior es motivo adicional de nervios. Gabriella Gabriel cuenta que su hermano de seis años quería ir a la plaza, pero que su madre no lo dejaba: teme que haya virus en los toboganes y hamacas, y está preocupada por un misterioso síndrome inflamatorio vinculado al virus que está enfermando y matando a algunos chicos. "Cuesta hacerles entender", dice Gabriel. Y agrega: "Nosotros sabemos lo que es quedarse a dos metros de distancia, pero un nene no sabe lo que es eso".
Pero en las grandes ciudades es un desafío mantener dos metros de distancia en un sendero para trotar o en una ciclovía. Un bar al aire libre puede parecer seguro hasta que empieza a pasar gente sin máscara caminando al lado de tu mesa. Algunas ciudades, como Nueva York, Boston, Minneapolis y Oakland cerraron algunas calles para los vehículos para que la gente pueda caminar a sus anchas, mientras que otras ensancharon temporariamente la vereda para dar espacio a los peatones y que las mesas de los bares permanezcan al aire libre.
No obstante, incluso en el exterior existe el riesgo de contagiarse tras tocar una superficie contaminada –el menú de un restaurante, un banco de plaza– y luego tocarse la cara. Según algunos estudios, en condiciones de laboratorio el virus puede durar hasta tres días sobre superficies duras, como el metal y el plástico, y hasta 24 horas sobre papel y cartón.
Sin embargo, existe otro motivo de preocupación: como los síntomas tardan hasta dos semanas en aparecer, cuando vamos a la plaza o a la playa no sabemos si no estamos justo en medio de un brote local. Esta es una razón más para tener cuidado incluso al aire libre, dicen los expertos. "Si ahora nos dejamos estar y volvemos a la vieja costumbre, sin distanciamiento social, es una bomba de tiempo", señala Peyer Jüni, epidemiólogo de la Universidad de Toronto. "Nadie sabe cuándo y dónde va a estallar".
The New York Times
Traducción de Jaime Arrambide
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