Cambio de hábitos: Chile, en guerra contra la comida chatarra y la obesidad
Con una ley estricta para el etiquetado y la venta de alimentos, el país busca revertir el creciente índice de sobrepeso de su población
SANTIAGO, Chile.- Se deshicieron del Tigre Tony y de Chester Cheetos, y prohibieron los Kinder Sorpresa. Ante las tasas de obesidad, que se dispararon, el gobierno chileno libra una guerra contra la comida chatarra y poco saludable con una serie de restricciones en la publicidad, rediseños obligatorios de los paquetes y reglas sobre los etiquetados que buscan transformar los hábitos alimentarios de los 18 millones de habitantes.
Los expertos en nutrición mundial afirman que las medidas son el intento más ambicioso de cambiar la cultura alimentaria de un país.
Incluso dicen que podrían convertirse en un modelo para darle un giro a la tendencia de una epidemia de obesidad global que, según investigadores, contribuye a generar cuatro millones de muertes prematuras al año.
"Es difícil exagerar lo significativas que son las acciones de Chile, o lo difícil que fue llegar a este punto al enfrentarse a las presiones típicas", dijo Stephen Simpson, director del Centro Charles Perkins, organización académica enfocada en temas de nutrición, ciencia y políticas públicas sobre obesidad. Las industrias multimillonarias de alimentos y bebidas ejercieron esas presiones con éxito en otros países para frenar las regulaciones de este tipo.
Desde que empezaron a implementarse las reglas, que entraron en vigor en 2016, gigantes como Kellogg's tuvieron que deshacerse de los personajes animados de sus cajas de cereales azucarados; también se dejaron de vender dulces como el Kinder Sorpresa, que buscan atraer a los consumidores más jóvenes. La ley también prohíbe la venta de muchos tipos de comida chatarra, como helado, chocolates y papas fritas, en las escuelas chilenas y veta que esos productos sean publicitados durante programas televisivos o en sitios web dirigidos a públicos infantiles.
Además, a partir del año próximo, esos anuncios ya ni siquiera podrán aparecer en TV, radio o salas de cine entre las 6 y las 22. En tanto, en un esfuerzo por fomentar la leche materna, entrará en vigor una prohibición de la mercadotecnia vinculada a la leche de fórmula.
¿Y si alguien quiere una Coca-Cola? En Chile, las bebidas con alto contenido azucarado tendrán un impuesto de 18%, una de las tasas de ese tipo más altas del mundo.
La parte central de la iniciativa es un nuevo sistema para etiquetas que requiere que las empresas de productos empaquetados y envasados pongan sellos de advertencia de color negro si estos tienen alto contenido calórico o de grasas saturadas, azúcares o sales.
La industria alimentaria dice que las reglas se extralimitan. Felipe Lara, director de Chilealimentos, dijo que las etiquetas nutricionales son confusas e "invasivas" y que las restricciones en la publicidad están basadas en una correlación que -considera- fue hecha con falencias científicas entre la promoción de comidas poco saludables y un aumento de peso. "La mejor manera de atender la obesidad es por medio de una educación de los consumidores para que cambien los hábitos alimentarios", dijo.
PepsiCo, que fabrica los Cheetos, y Kellogg's, que hace las Zucaritas, acudieron a los tribunales con el argumento de que las regulaciones contravienen temas de propiedad intelectual. Ese caso está pendiente.
María José Echeverría, vocera de PepsiCo, dijo que la empresa cumplió con la ley y que no tiene interés en revertirla, pero que quiere proteger su capacidad de usar una marca registrada localmente.
Las tasas de obesidad van al alza y con ello forzaron a gobiernos de todo el mundo a confrontarse con una de las mayores amenazas a la salud pública en generaciones.
Hasta fines de los 80, la malnutrición era común entre los chilenos de escasos recursos, particularmente en los chicos. Hoy, un 63% de la población adulta tiene sobrepeso u obesidad, según la FAO. Es el nivel más alto en América del Sur. Los funcionarios prendieron las alarmas por la tasa de obesidad infantil, que está entre las más altas del mundo: la mitad de los chicos de 6 años tienen sobrepeso u obesidad.
En 2016, los costos médicos derivados de la obesidad alcanzaron los 800 millones de dólares, un 2,4% de todo el gasto en salud pública, una cifra que los expertos estiman rondará el 4% en 2030. Esas estadísticas fomentaron que una coalición de funcionarios, científicos y activistas sobrellevara una dura oposición de la industria alimentaria.
"Fue un combate difícil de ganar", dijo el doctor Guido Girardi, vicepresidente del Senado y presidente de la comisión de salud en esa cámara, que propuso originalmente las medidas de etiquetado en 2007. "La gente tiene el derecho a saber que estas empresas de alimentos están sacando esta basura".
Desde la India hasta Estados Unidos, países ricos y pobres batallaron para combatir el aumento de la obesidad y se toparon con una resistencia feroz de las empresas alimentarias, que quieren proteger sus ganancias. Sin embargo, la industria alimentaria pocas veces se enfrenta a opositores como Girardi. Cirujano, de 56 años, es una figura clave de la coalición gobernante de Michelle Bachelet. Durante la lucha para aprobar la ley de composición nutricional de los alimentos y su publicidad, calificó a las empresas alimentarias como "pedófilos del siglo XXI".
"El azúcar mata a más personas que el terrorismo y los accidentes automovilísticos juntos", dijo Girardi en una entrevista mientras sacudía una caja de cereal Trix. "Es el veneno de nuestros tiempos".
Otros factores volvieron también posible la aprobación de la ley, incluido un Congreso determinado a atender los costos económicos resultantes de la obesidad y el respaldo de Bachelet, que es pediatra.
Al final, la presión de la industria logró aligerar algunas medidas de la propuesta original, como las restricciones sobre publicidad y una prohibición total a la venta de comida chatarra cerca de escuelas.
Caminar por los pasillos de un supermercado en Chile puede ser algo extraño: las cajas del chocolate en polvo de Nesquick no muestran el conejo. Tampoco se ven las figuras con ojos y boca en los paquetes de M&M. Y luego están los sellos de advertencia en muchos productos.
Las barras de cereales, los yogurts y los jugos de caja, que muchas veces son publicitados como "saludables", "naturales" o "fortificados con vitaminas y minerales", ahora tienen uno o más de los sellos negros. Un pote de aderezo ranch de Great Value tiene los cuatro tipos de advertencias: alto contenido calórico, de azúcar, de sal y en grasas.
"Nunca les ponía atención a las etiquetas", dijo Patricia Sánchez, contadora de 32 años y madre de dos chicos, en un supermercado en Santiago. "Pero ahora cómo que te fuerzan a poner atención. Y si yo no lo noto, mis hijos, sí", añadió.
Generación
Las tasas de obesidad en Chile aún no disminuyeron y los expertos indican que podrían pasar años antes de que se modifique de manera significativa la manera de alimentarse de la población. Sin embargo, al enfocarse en el etiquetado y la publicidad de comida chatarra o poco saludable que apela a los chicos, el gobierno espera poder cambiar los hábitos de la siguiente generación de consumidores.
"Hay que cambiar todo el sistema alimentario y eso no se hace de la noche a la mañana", dijo la doctora Cecilia Castillo Lancellotti, una de las expertas que promovieron la ley.
De todas formas, las nuevas regulaciones sí tuvieron un efecto importante: las empresas de alimentos modificaron de manera voluntaria algunos de sus productos para evitar aquellos temidos sellos negros.
De acuerdo con la Asociación de Alimentos y Bebidas de Chile, desde que la ley entró en vigor, más de 1500 productos -20% de los que se comercializan- fueron reformulados. Nestlé redujo la cantidad de azúcar en su chocolatada, McDonald's retiró las papas fritas de la Cajita Feliz y empresas locales promovieron nuevos productos, como frutas secas para la venta en escuelas. Coca-Cola develó una nueva campaña de publicidad para versiones reformuladas de Sprite y Fanta con el lema "Igual de ricas y ¡sin sellos!".
Ben Sheidler, vocero de Coca-Cola, dijo que crearon 32 nuevas bebidas en los últimos 18 meses y que el 65% de su portafolio en Chile es bajo o reducido en azúcar. PepsiCo señaló que dos tercios de sus bebidas también ahora son bajos o libres de azúcar y que más del 90% de sus productos de comida son reducidos en sodio y grasas saturadas.
"No creíamos que los sellos harían mucha diferencia, pero descubrimos que los chicos realmente sí se fijan", dijo la doctora Camila Corvalán, que estudió el impacto del sistema de etiquetados. "Dicen: 'Mamá, ese tiene muchos sellos, no lo puedo llevar a la escuela. Mi maestra no lo permite'".
Jaime Burrows Oyarzún, subsecretario de Salud Pública, se muestra confiado en que el gobierno prevalecerá en los tribunales frente a las acciones contra la ley. Usualmente él se vuelve el objetivo de la ira de la industria. Recordó en una entrevista que después de la prohibición del Kinder Sorpresa, un ejecutivo de la empresa y el embajador italiano en Chile lo acusaron de hacer "terrorismo de alimentos".
Mauro Russo, director general de Ferrero, que fabrica el Kinder Sorpresa, dijo que la ley fue aplicada erróneamente a su producto porque los juguetes son una parte intrínseca y no "ganchos comerciales", como los llama la ley. También desmintió que el producto sea poco saludable, al indicar que cada huevito contiene 110 calorías y que pocos consumidores compran más de uno o dos al año.
Un problema regional
63% de los chilenos adultos
Padecen de obesidad o sobrepeso, según el índice de la FAO; en América Latina, solo lo supera México (64%)
50% de los chicos de 6 años
Tienen sobrepeso u obesidad en Chile, una de las tasas más altas del mundo
800 millones de dólares
Fueron los costos médicos derivados de la obesidad en Chile en 2016
1500 productos
Fueron reformulados en Chile desde que entró en vigor la nueva ley, hace un año y medio
60% de los argentinos adultos
Sufren de exceso de peso, según datos del Ministerio de Salud