Invasión rusa: C5N denunció que fuerzas ucranianas detuvieron e interrogaron a su equipo por más de diez horas
El periodista Gabriel Michi y el camarógrafo Leo Da Ré estaban acompañados por la cronista de guerra Karen Marón cuando se produjo una confusión durante un informe y terminaron en una oficina en la que “se cometieron todo tipo de abusos”
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Esta mañana, el canal C5N denunció que el periodista Gabriel Michi y el camarógrafo Leo Da Ré -que realizan la cobertura de la invasión rusa para ese medio- fueron detenidos por las fuerzas ucranianas, interrogados, y que quedaron incomunicados debido a una confusión que se produjo durante un informe. Ambos se encontraban con la cronista de guerra Karen Marón.
Desde el canal señalaron que tomó intervención la Cancillería argentina para resolver la “dramática situación”, como la calificó el periodista Guillermo Favale -a cargo de la edición de Argentina en vivo de este domingo- quien adelantó lo ocurrido y habló de una cuestión de “extrema tensión”.
Después, desde Polonia -donde ahora se encuentra el equipo de reporteros- el propio Michi narró en primera persona lo que les ocurrió en Ucrania. Para empezar, dijo que ya estaban “más tranquilos” y “sanos y salvos”, tras un momento “muy duro, difícil, donde se cometieron todo tipo de abusos por parte del Ejército y los servicios de inteligencia ucranianos”.
Cómo comenzó
Según relató, el viernes se encontraban en Lviv y se enteraron de que había habido bombardeos en otra ciudad, a 130 kilómetros, entonces decidieron ir hasta allí, mientras hacían salidas para el canal. “Llegamos hasta la localidad bombardeada, sabíamos que era un aeropuerto civil y militar. Al ser civil, no tiene las cuestiones de seguridad en cuanto a imagen, que sí tiene uno militar. Cargamos nafta, pusimos en el GPS el aeropuerto, en el camino fuimos filmando y contando el backstage”, comenzó.
Indicó que cuando llegaron al aeropuerto tenían la cámara profesional en el baúl del vehículo, mientras que Lo Ré filmaba con su celular. Ahí, según su relato, se dieron cuenta de que solo había naves militares, entonces decidieron cortar el registro y bajar para hablar con los oficiales y preguntarles si podían hacer la cobertura.
“Teníamos un auto de prensa con leyendas de prensa en todos lados, con carteles. Nos dijeron que no, que esperemos porque no hablaban inglés, había uno que hablaba poco. Les explicamos, mostramos la identificación, el pasaporte, las acreditaciones de prensa, las cartas del canal. Al rato, llegó un grupo comando de más de 20 personas que nos rodeó, con ametralladoras y armas largas. Nos empezaron a interrogar, nos dijeron que no podíamos estar ahí, que era secreto, les mostramos que el GPS nos había llevado y se dieron cuenta que sí. Y nos dijeron que íbamos a tener que ir a declarar”, detalló sobre cómo se generó la tensión.
“Nos tenían detenidos ilegalmente, violando todo tipo de derechos”
Seguidamente, narró que Marón y él fueron en el vehículo que utilizaban, acompañados por un oficial armado; mientras que a Lo Ré lo trasladaron en una camioneta del Ejército. Los tres terminaron en un edificio, con un hombre que oficiaba de traductor al inglés y el resto de efectivos ucranianos.
“El traductor nos explicó de buena manera, en principio, por qué nos habían llevado: que era un lugar que no se podía filmar. Nosotros explicamos que no era la intención”, indicó Michi.
“Nos tuvieron diez horas, trajeron a un capo de los servicios de inteligencia para interrogarnos de muy mala manera. Se ensañaron con nuestro cámara argentino que vive en Rusia, lo trataron como un espía. Nos borraron cualquier cantidad de imágenes que no tenían que ver con lo militar, nos intervinieron los teléfonos, bajaron el material, les sacaron fotos a las fotos de nuestras familias, nos incomunicaron. Nos revisaron llamados, nos interrogaban por contactos en Ucrania”, manifestó el periodista sobre lo que ocurrió mientras estaban en esa oficina, donde les aseguraban que se encontraban en calidad de testigos. “Nos tenían detenidos ilegalmente, violando todo tipo de derechos. Nos trataron muy mal; no nos pegaron, por suerte”, aclaró.
Asimismo, Michi insistió con que, avanzado el interrogatorio -que era grabado y custodiado por “hombres de armas largas”-, todo se dirigió hacia el cámara Lo Ré, quien -según Michi contó- vive en Rusia desde hace cuatro años, pero es argentino y no trabaja para el Kremlin, sino para cadenas internacionales, sobre todo del Reino Unido. “Querían sugerir que estábamos haciendo una tarea de espionaje”, expresó. Precisó incluso que, luego, los separaron para buscar contradicciones entre ellos.
La intervención de la Cancillería
El periodista reveló que fue su colega de C5N, Gabriela Carchak, quien -alertada porque él no salía al aire- se dio cuenta de lo ocurrido al chequear la geolocalización de su teléfono. Así, avisó a las autoridades del canal, que se comunicaron con la Cancillería, para que interviniera el canciller Santiago Cafiero y otros funcionarios de la Embajada en Ucrania y en Polonia. “Si Gabriela no se hubiese dado cuenta y sin la intervención de los funcionarios, no sabemos qué hubiese pasado con nosotros”, destacó Michi.
Después de una serie de llamados que los oficiales ucranianos les permitieron recibir de parte de las autoridades consulares, la tensión del interrogatorio mermó. “Cuando les hablé de que estaba interviniendo la Cancillería, ahí les cambió la cara. Antes era de rigor marcial”, planteó.
En cuanto a cómo fue desenlazándose la cuestión, Michi indicó: “Nos hicieron firmar una declaración que la leía el hombre del servicio de inteligencia y nos traducían al inglés. Escrita en ucraniano, no sé lo que firmé, pero no quedaba opción. No tomaron el recaudo legal de tener un traductor al español y la declaración en nuestro idioma. Les pedí una copia y no me la quisieron dar. Ahí nos dijeron que Karen y yo nos podíamos ir, pero que Leo se tenía que quedar”.
“A Lo Ré lo trataron de agente ruso”
Después de resistirse a dejar a su compañero y a que los obligaran a retirarse, con Marón se trasladaron a un hotel cercano que les habían reservado. “No pegamos un ojo. Un rato antes de las siete volvimos al lugar para acompañar a Leo. Lo llevaron en una camioneta a un departamento de Migraciones. Nos permitieron seguirlo, pero no nos dejaron ingresar. Lo llevaron a una oficina y lo interrogaron con violencia verbal, desconfiando, tratándolo de agente ruso prácticamente. En un momento, Leo me mandó un mensaje diciéndome ‘vení a ayudarme, me están por llevar preso’”, contó Michi.
Entonces, el periodista inmediatamente habló con personal de la Cancillería y de las embajadas, que se comunicaron con el Ministerio del Interior ucraniano. “Nos avisaron que lo iban a deportar. A Leo lo deportaron. Yo pasé a recoger nuestras cosas en Lviv, me fui con Karen a la frontera, tardamos 12 horas en salir y nos estaba esperando la embajadora argentina en Polonia”, concluyó.
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