Pete Buttigieg da el batacazo en Iowa y sacude la interna demócrata
WASHINGTON.- Pete Buttigieg, exalcalde de South Bend, Indiana, ignoto un año atrás para la política de Estados Unidos, lograba el ansiado batacazo en la primera cita de la interna demócrata en Iowa, al liderar una ajustadísima contienda según los primeros resultados oficiales, que quedó teñida por una escandalosa demora en el recuento de los votos.
Con un menos de un tercio de los precintos contados, Buttigieg lideraba la elección con 26,9% de los delegados en disputa, seguido por el senador socialista Bernie Sanders, que obtenía 25,1%. La senadora por Massachusetts, Elizabeth Warren, quedaba tercera con 18,3%, mientras que Joe Biden, al frente en las encuestas nacionales, resultó el gran perdedor al quedar cuarto, con 15,6%.
Gay, veterano de Afganistán y de solo 38 años, Buttigieg logró dar la sorpresa en Iowa, un triunfo que, de confirmarse cuando se terminen de computar todos los resultados, le daría un importante impulso en la interna. Pero Buttigieg enfrenta aún el desafío de replicar su primera victoria en los estados con un electorado más diverso al de Iowa, un distrito agrícola, evangélico y predominantemente blanco, al que le dedicó especial atención y en el que contaba con una ventaja geográfica, al provenir del vecino estado de Indiana.
"Esto valida la idea de que podemos expandir una coalición que no esté unificada solo alrededor de quiénes estamos en contra, sino alrededor de qué queremos", dijo Buttigieg en un discurso en New Hampshire, la próxima cita.
La elección primaria en Iowa, la primera parada en la carrera a la Casa Blanca, terminó antenoche con un gran fiasco: los resultados nunca se conocieron porque el Partido Demócrata tuvo inconvenientes con la aplicación utilizada para el conteo, encontró "inconsistencias", y hasta tuvo que salir a desmentir que hubiera habido un hackeo.
Antes de que se conocieran los resultados, Troy Price, presidente del Partido Demócrata en Iowa, dijo que el informe de los resultados fue "inaceptable", y pidió disculpas por los problemas. La noche anterior, el partido había encontrado "inconsistencias en el informe" de los resultados. Ante la insólita ausencia de cifras, los candidatos hicieron malabarismo al dar sus discursos, envueltos en un impensado escenario: todos hablaron sin tener certezas acerca de si habían tenido una noche buena o mala.
El caucus es una experiencia democrática bastante particular. Es un sistema de votación por asamblea, que se parecen a grandes reuniones vecinales. No hay urnas ni boletas, solo gente reunida en escuelas, iglesias o bibliotecas. El conteo es a mano. Y se cuentan personas, no votos. Y hay más de una ronda: los votantes de los candidatos con menos votos en la primera vuelta pueden pasarse a los candidatos con más votos al final. Luego viene el conteo final, y el reparto de delegados. La interna funciona con un esquema indirecto, al igual que la elección presidencial. Los votos se transforman en delegados para la convención partidaria, que se realizará en julio.
En Des Moines, en la escuela Callanan, casi 400 personas se reunieron en el salón de actos para decidir la elección. Después de la primera ronda, cada campaña se esforzó por atraer a los votantes sueltos. Cada candidato tiene "capitanes" que tratan de capturar votantes. Hay debates en vivo, mientras la gente se mueve de un lugar a otro según como cambie su opinión.
"¡Pete! ¡Pete!", se pusieron a gritar los simpatizantes de Buttigieg a los de Biden y Klobuchar, ansiosos por capturar un mayor respaldo. "¡Vayan por Bernie!", gritaba una simpatizante de Sanders, mientras el grupo de votantes de Biden -entrados en años- bajaba en busca de otros candidatos.
Kirsten Plowman, de 38 años, fue a hacer caucus por Amy Klobuchar, que quedó afuera de la primera ronda por las reglas del sistema. Quedó libre para elegir otro candidato. Iba a sumarse a los seguidores de Sanders, hasta que se dio cuenta que podía sumarse también a Buttigieg. "¡Ah, entonces voy a ir con Pete!", dijo a LA NACION, entre risas.
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