Brigitte Bardot, tras los pasos de Depardieu: también se iría a Rusia
Admiradora de Putin, la actriz amenaza con dejar Francia si el gobierno no frena el sacrificio de dos elefantes
PARÍS.- Ya no es un exilio: más bien parece una estampida. Casi dos siglos y medio después que otra autócrata, Catalina, atrajo a Rusia a las máximas figuras del Iluminismo, el jet set francés vuelve a dejarse tentar por el alma eslava.
Un día después de Gérard Depardieu, decretado ciudadano ruso por ukaz (decreto presidencial, en ruso), Brigitte Bardot amenazó ayer con instalarse a orillas del Volga si el gobierno francés no hace nada para salvar a dos elefantes amenazados de ser sacrificados antes del 14 de enero en Lyon.
"¡Tengo las bolas llenas. Estoy harta! No soporto más este país", aseguró la sex symbol del cine francés de los años 60 en una entrevista con el diario Nice-Matin.
Baby y Nepal, alojados provisoriamente en el zoológico de la Tête d'Or, en Lyon, hicieron correr litros de tinta después de que la justicia decidió que deben morir porque son portadores de tuberculosis, una enfermedad transmisible al hombre. Desde entonces, la actriz, célebre por su militancia en favor de los animales, se lanzó en defensa de los paquidermos. Bardot, de 78 años, propuso, incluso, acogerlos en La Madrague, su residencia de Saint-Tropez, y escribió al presidente François Hollande para que suspenda la sentencia.
El 2 de enero, la inolvidable intérprete de Y Dios creó a la mujer envió una carta abierta al presidente francés en la que decía: "Esos animales inocentes no deben ser condenados a muerte. Le pido que ejerza su gracia presidencial. Ambos pueden ser curados".
Sin respuesta durante dos días, Bardot publicó ayer un comunicado mucho más ofensivo: "Si aquellos que ejercen el poder tienen la cobardía y la indecencia de matar a los dos elefantes, a pesar de numerosas propuestas enviadas por mi fundación (?), he tomado la decisión de solicitar la nacionalidad rusa para escapar de este país que se ha transformado en un cementerio de animales".
En pleno escándalo del exilio fiscal del actor Gérard Depardieu, se podría pensar que el coup de théâtre de la actriz estuvo bien pensado para llamar la atención. Pero la realidad no es tan simple. Vladimir Putin es para Bardot uno de los mejores y más grandes hombres políticos del mundo.
En 2009, la actriz le había enviado una ditirámbica carta de agradecimiento por haber prohibido la caza de bebes foca: "Señor primer ministro, a usted que seguirá siendo para siempre mi presidente preferido, agradezco sinceramente haber escuchado mi llamado. Hoy quisiera estar en Moscú para abrazarlo y reiterarle mi fiel amistad".
El año pasado volvió a felicitarlo cuando el Parlamento ruso prohibió el comercio de pieles de foca de Groenlandia: "Mi primer ministro preferido, le deseo lo mejor para los meses y los años futuros (?) Lamento no contar con el mismo apoyo en mi país, escandalosamente retrógrado cuando se trata de defender a los animales".
La fascinación de Bardot por su benefactor parece haberle impedido ver que el hombre fuerte del Kremlin adora la caza, mata ballenas y jamás levantó un dedo para poner límite al comercio de pieles de animales salvajes, exportadas a todas las peleterías del planeta.
Casada con Bernard d'Ormale, simpatizante del Frente Nacional, de extrema derecha, Bardot siempre despreció a la mayoría de los presidentes franceses y a los hombres en general: "Odio a la humanidad", suele decir. Por el contrario, "Putin es otra cosa, ¡y mala suerte por su autoritarismo!", declaró en una entrevista.
"Para controlar un país como Rusia no hay que ser un blando", explicó. "Un presidente es como un padre? No, no, porque hoy en día los padres son cada vez más debiluchos. Digamos mejor como un maestro de los de antes. Se necesita alguien que sepa mandar. ¡Que las tenga bien puestas!"
Evocando el exilio de Depardieu en el marco de la vieja historia de encuentros y rivalidades franco-rusas, el diputado socialista Jean-Christophe Cambadelis resumió anteayer la situación: "Tras mucho reflexionar -dijo-, me convencí de que no había que preocuparse demasiado. Después de todo Putin no es la gran Catalina de Rusia y Depardieu jamás será Diderot".
Se podría agregar que Bardot también está lejos de ser Voltaire.
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