Brasil vivió en marzo el peor mes de la pandemia y teme un abril peor
En las últimas cuatro semanas se registraron casi 60.000 muertos, un 75% más que el récord de julio pasado; las unidades de terapia intensiva están al borde de la saturación
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SAN PABLO.- Después de un primer año de crisis con las cifras de contagios y muertes entre las más altas del mundo, marzo superó todos los récords y se convirtió de lejos en el peor mes de la pandemia en Brasil, con casi 60.000 muertos. Y ahora, además, se espera en abril otro mes trágico, con los hospitales saturados de pacientes y obligados a elegir quién recibe atención.
Desde el 1° hasta el 30 de marzo, se registraron 57.606 víctimas fatales de Covid, un 75% más que los 32.881 de julio de 2020, hasta ahora el mes más letal. El total de víctimas desde el primer deceso hace un año se eleva a 317.646, superado solo por Estados Unidos.
“Nunca un solo acontecimiento provocó tantos muertos en 30 días en la historia de Brasil”, dijo el médico Miguel Nicolelis, coordinador del Comité Científico formado por los estados del nordeste para enfrentar la pandemia. “Estamos en el peor momento, con el mayor número de muertes y de casos, lo cual indica que abril será todavía muy malo”, señaló por su parte la epidemióloga Ethel Maciel, profesora de la Universidad Federal de Espirito Santo (UFES).
Del 21 al 27 de marzo se registró también la semana con más casos (casi 540.000), lo cual significa que de aquí a dos semanas habrá más personas precisando internación. Desde el inicio de la pandemia, hubo 12,6 millones de contagiados en este país de 212 millones de habitantes.
Pero los hospitales ya están saturados: 18 de los 27 estados brasileños tienen más del 90% de sus camas de unidades de terapia intensiva para Covid-19 ocupadas y otros siete registran una ocupación de 84% a 89%, según el último boletín de la Fundación Fiocruz. Varios estados empezaron a adoptar protocolos para adjudicar las camas disponibles a los pacientes con más chances de sobrevivir. “Hemos llegado a una situación muy trágica, parecida a lo que ocurrió en Italia” a inicios del año pasado, dijo Maciel.
Por lo menos 230 personas con Covid-19 o con sospecha de tenerlo murieron en marzo esperando cama en alguna unidad de terapia intensiva de la región metropolitana de San Pablo, la capital económica del país. Los temores se acrecientan con la aproximación del invierno, con mayor demanda de internaciones debido a otras virosis.
Tercera ola
“Con la llegada del invierno puede venir una tercera ola, sobre todo si no logramos acelerar la vacunación”, advierte Maciel. “Podemos tener una confluencia de esas demandas con índices muy altos de Covid, provocando una tormenta perfecta” en el sistema sanitario, dice a su vez Nicolelis. “La pandemia está totalmente fuera de control y la posibilidad de llegar a 4000 muertes por día es muy real a partir de esta semana. Y la perspectiva de alcanzar medio millón de muertos en julio ya es plausible”, añade.
La caótica gestión de la pandemia provocó este mes la salida del ministro de Salud, un militar sin experiencia administrativa, reemplazado por el cardiólogo Marcelo Queiroga, el cuarto titular del cargo en un año. Bolsonaro, que menospreció la gravedad de la enfermedad y promovió aglomeraciones sin uso de máscaras, se opone a las medidas de aislamiento social, debido a su impacto económico negativo.
Los confinamientos siempre fueron parciales y poco respetados en Brasil. Algunos estados, como San Pablo y Río de Janeiro, decretaron este mes feriados prolongados, pero la medida puede resultar contraproducente.
Al mismo tiempo, Brasil detectó una nueva variante del Covid-19 en el estado de San Pablo, que es similar a la que se identificó primero en Sudáfrica, reveló este miércoles Dimas Covas, presidente del instituto biomédico Butantan.
La variante B.1.351, dominante en Sudáfrica, es una de las que más temor ha causado en relación con la respuesta inmunitaria y las vacunas. La variante sudafricana tiene una mutación denominada N501Y que la hace más contagiosa, y otra mutación, la E484K, que reduce la inmunidad adquirida por una infección pasada, o bien mediante una vacuna. Esta nueva variante se convertiría en la tercera detectada en Brasil, después de la de Río de Janeiro y la de Manaos.
Además de la saturación en hospitales, se da también la saturación en cementerios. El cementerio Vila Nova Cachoerinha, el segundo más importante de San Pablo, suspendió las sepulturas debido a la falta de espacio.
João Bapista Gomes, del sindicato de empleados municipales, dijo que ante el cierre de Cachoerinha los cuerpos serán sepultados en el cementerio de Perus, pero si continúa el aumento de casos llegará un momento en el que habrá un “colapso”. Recordó así que en Vila Formosa, el cementerio más grande de América del Sur, se cavaron decenas de nuevas fosas y pese a ello la situación está “en el límite”.
La alcaldía de la ciudad incorporó decenas de vehículos escolares para ampliar la capacidad de transportes de cuerpos y contrató una empresa para instalar ocho torres de iluminación en cementerios, a fin de que se puedan hacer entierros nocturnos.
Agencias AFP y ANSA y diario O Globo/GDA
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