Brasil: en la recta final hacia las elecciones, apelan contra la polarización entre Bolsonaro y Haddad
RÍO DE JANEIRO.- En el penúltimo debate presidencial televisivo antes de la primera vuelta electoral del próximo domingo en Brasil, los principales candidatos de centro se unieron anoche en su estrategia tácita de atacar la creciente polarización que muestran las encuestas entre el ultraderechista Jair Bolsonaro, del Partido Social Liberal (PSL), y el izquierdista Fernando Haddad, del Partido de los Trabajadores (PT), y resaltar que aún es posible apostar en una tercera vía.
"La política brasileña está revolcándose en el odio y eso alcanzó su apogeo ahora. Pido al pueblo, iluminado por Dios, que reflexione sobre eso, para que podamos unir a Brasil. La capacidad de diálogo tal vez sea el requisito mayor para terminar con esta radicalización", resaltó ante las cámaras del canal Record el exgobernador de Ceará Ciro Gomes, del Partido Democrático Laborista (PDT), a quien el último sondeo de Datafolha ubicó en un distante tercer puesto, con 11% de apoyo, detrás de Bolsonaro, estancado en 28%, y de Haddad, en tendencia ascendente, con 22%.
"A usted que vota por Bolsonaro porque no quiere al PT, a usted que vota por el PT porque no quiere Bolsonaro, los entiendo de corazón. Pero si eso continúa, tenga la certeza de que esta crisis se profundizará. Nuestro país no lo aguantará", advirtió.
Prácticamente el mismo recado de alarma pasaron el exgobernador de San Pablo Geraldo Alckmin, del Partido de la Social Democracia Brasileña (PSDB), la ecologista Marina Silva, de la Red Sustentabilidad (Red), y el exministro de Economía Henrique Meirelles, del oficialista Movimiento Democrático Brasileño (MDB), relegados respectivamente al 10%, 5% y 2% de las preferencias. Todos apuntaron que aunque Bolsonaro y Haddad lideran las encuestas, detentan las mayores tasas de rechazo (46% para el aspirante del PSL; 32% para el representante del PT), y que la mitad del país no se siente convencido por ellos.
"Esta semana es decisiva. Usted va a decidir el futuro de nuestro país. Los cambios ocurren al final de la campaña. Ni el radicalismo de Bolsonaro ni el del PT. Estamos juntos para unir a Brasil", exhortó Alckmin.
Con vehemencia, Silva recordó el pasado militar de Bolsonaro, un excapitán del ejército que ha defendido la última dictadura y la tortura, y resaltó los escándalos de corrupción que marcaron los gobiernos petistas de Luiz Inacio Lula da Silva y Dilma Rousseff, así como del sucesor de ésta, su exvice y actual presidente Michel Temer (MDB).
"Tenemos que enfrentar dos proyectos autoritarios: aquellos con nostalgia de la dictadura y aquellos que hicieron fraude en la elección de 2014, como fue el caso de Dilma y Temer por el uso de la corrupción. Brasil no tiene por qué quedar entre la espada de la corrupción y la cruz del autoritarismo", dijo la ecologista, exministra de Medio Ambiente de Lula.
El encuentro en los estudios de Record no contó con la participación del diputado Bolsonaro, quien a pesar de haber recibido el sábado el alta médica del hospital en San Pablo en el que estaba internado tras el atentado con cuchillo que sufrió el 6 de septiembre, prefirió quedarse en reposo en su casa en Río de Janeiro. Eso sí, durante toda la noche se mantuvo activo en las redes sociales con mensajes a sus fervorosos seguidores y condenas a los rivales que lo criticaron.
"En mi presencia, evitaron hacerme preguntas y me trataron con cordialidad. En mi ausencia –forzada por orientación médica tras haber sido apuñalado por un militante de izquierda- no paran de mencionar mi nombre y mentiras sobre mí. ¿Cobardía o cinismo?", se preguntó el diputado, que entre sus propuestas impulsa el libre porte de armas para reducir la inseguridad y ha protagonizado fuertes controversias por sus declaraciones de tinte misógino, homofóbico y racista.
La última polémica la generó el último fin de semana, cuando en una entrevista al canal Bandeirantes advirtió que no aceptaría un resultado electoral que no sea su triunfo. Las reacciones fueron tan negativas que luego tuvo que salir a atenuar sus declaraciones y señaló que había querido decir apenas que no felicitaría a Haddad, su presunto adversario en el ballotage del 28 de octubre. Todos los candidatos en el debate de Record condenaron anoche sus palabras y lo calificaron de "anti-democrático".
Existía la expectativa de que Bolsonaro participara al menos del último debate antes de los comicios, en la influyente cadena Globo este jueves, pero su equipo cree que una mayor exposición del diputado en un ambiente no controlado por la campaña podría provocar serios daños a sus ambiciones.
En tanto, en el encuentro de la Record, Haddad, exalcalde de San Pablo, intentó no enfrentarse directamente a sus contrincantes. Heredero de la candidatura de Lula –impugnado por hallarse preso, condenado en segunda instancia a 12 años de cárcel por corrupción-, el ascendente petista trató de mantener un discurso positivo y apeló a la memoria de los años del boom económico brasileño durante los gobiernos de Lula.
"La imagen que vislumbro es la de cada brasileño con su certificado de trabajo en una mano y un libro en la otra. No con armas. En el tiempo que vivimos con el expresidente Lula, la gente era feliz. Creamos 20 millones de empleos, abrimos escuelas técnicas y universidades para los jóvenes", subrayó luego de referirse a Lula como "el mayor presidente de la historia de Brasil, que recibe semanalmente apoyo de líderes de todo el mundo en función de su injusta situación".
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