Brasil: qué partidos están capitalizando la baja del PT y el PSL
RÍO DE JANEIRO.– Crisis económica, una pandemia que ha dejado más de 150.000 muertes y una respuesta dispar de las autoridades que refuerza la polarización. En ese contexto, Brasil celebrará el 15 de noviembre elecciones municipales en todo el país.
Los más de 5500 municipios votarán alcaldes y concejales en un escenario completamente diferente al de 2018, cuando los brasileños fueron a las urnas por última vez, en las elecciones que llevaron a Jair Bolsonaro al Palacio del Planalto. No sólo por la llegada de la pandemia.
El izquierdista Partido de los Trabajadores (PT), de Lula da Silva y el Partido Social Liberal (PSL), que llevó a Bolsonaro como candidato dos años atrás, grandes protagonistas de aquella contienda, están hoy lejos de las grandes peleas. Bolsonaro es hasta ahora un actor secundario: mientras sus aliados políticos intentan sacar provecho de su popularidad asociándose a la imagen presidencial, el ultraderechista mantiene una participación tibia, sin una campaña expresiva en ningún distrito.
En las principales capitales, el PT apenas aparece disputando los primeros lugares en dos ciudades del nordeste del país, considerado su tradicional bastión electoral. Tanto en Recife (Pernambuco) como en Fortaleza (Ceará), las candidatas petistas Marília Arraes y Luizianne Lins, respectivamente, disputan un lugar en la segunda vuelta –que se haría el 29 de noviembre–, según sondeos publicados en los últimos días.
La suerte del PSL, en tanto, quedó marcada por el abandono de Bolsonaro y parte de sus aliados el año pasado, por diferencias con la cúpula del partido originadas por el reparto y control de recursos. La salida del presidente, en noviembre de 2019, virtualmente dinamitó el partido. Entre los aliados más próximos a Bolsonaro, apenas su hijo Eduardo, diputado federal, quedó dentro de la sigla para no perder su mandato como congresista.
San Pablo, la mayor ciudad brasileña y capital económica del país, es una muestra de la irrelevancia a la que quedaron condenados tanto el PT como el PSL. La diputada Joice Hasselman, candidata por el PSL y bolsonarista desafecta, aparece con un 1% de intención de votos. El petista Jilmar Tatto figura con la misma intención en las encuestas.
Carlos Melo, profesor de ciencia política del Insper de San Pablo, dijo a LA NACION que el escaso protagonismo electoral del PT es consecuencia de un proceso de desgaste iniciado en 2014. "Desde las manifestaciones callejeras de 2013 contra Dilma Rousseff, el partido enfrenta un desgaste del que no se repuso. No surgió ningún cuadro nuevo que respondiera a ese desafío", explicó Melo.
El académico aseguró que es posible que la izquierda brasileña esté atravesando un proceso de renovación por fuera del PT con nombres como Guilherme Boulos, candidato a alcalde de San Pablo por el Partido Socialismo y Libertad (PSOL) o Manuela D’avila, candidata en Porto Alegre por el Partido Comunista de Brasil (PCdoB). D’avila y Boulos, aliados políticos de Lula, surgen en las encuestas en primer y tercer lugar en la carrera a sus respectivas alcaldías.
El presidente brasileño mantiene una participación tibia en el proceso electoral. Los tiempos legales y la pandemia frustraron el deseo del presidente de construir Alianza Brasil, un nuevo partido para disputar las elecciones este año. Bolsonaro dijo que no se involucraría en los comicios, más allá de apoyos velados. Pero el jueves, sin embargo, mostró un giro y deslizó que respaldará a "algunos candidatos" cuando falten dos semanas.
"Bolsonaro no está vinculado hoy a ningún partido y mantiene alianzas con varios grupos y partidos en el Congreso. El apoyo evidente a ciertos candidatos en desmedro de otros podría afectar su capacidad de negociación", dijo a LA NACION Paulo Calmon, politólogo y profesor de la Universidad de Brasilia, sobre la estrategia del presidente.
En algunos municipios, el jefe del Estado evita rispideces con candidatos rivales de partidos pertenecientes a su nueva base en el Congreso, el centrão. "Hay una larga lista de ítems en pauta, como la reforma tributaria y la latente amenaza de impeachment. La cautela del presidente le evita asumir compromisos que puedan perjudicar negociaciones en curso", agregó Calmon.
En San Pablo, el presidente ha apostado por el diputado federal Celso Russomanno, que marcha primero en las encuestas seguido por el actual alcalde por el PSDB, Bruno Covas, candidato del gobernador João Doria, quien emergió como uno de sus enemigos políticos durante la pandemia.
En Río de Janeiro, se ha inclinado por el alcalde Marcelo Crivella, que encuentra dificultades para reelegirse al contar con un gran nivel de rechazo. Crivella aparece en el segundo lugar en las encuestas, lejos del candidato del DEM Eduardo Paes, alcalde de Río entre 2009 y 2017.
Popularidad récord
Tanto Crivella como Russomanno son afiliados al partido Republicanos, ligado a la poderosa Iglesia Universal del Reino de Dios. Flavio y Carlos Bolsonaro, hijos del presidente, se afiliaron a ese partido luego de la diáspora del PSL y muchos creen podría ser la plataforma desde donde Bolsonaro buscaría la reelección en 2022.
Crivella y Russomanno han intentado pegar su imagen a la del presidente para viabilizar sus candidaturas, aprovechando la suba de popularidad de Bolsonaro, que según una reciente encuesta de Ibope ostenta un 40% de aprobación, el nivel más alto desde que está en la presidencia.
Analistas explican el repunte por el pago del Auxilio Emergencial, una ayuda económica de 115 dólares que recibieron más de 60 millones de brasileños desde abril.
"Luego de que el auxilio haya hecho un trabajo fuerte para fidelizar una parte de la población a Bolsonaro, cambió la estrategia del centro. Nadie quiere chocar de frente con el presidente y perder a un contingente de 40% que lo evalúa positivamente", aseguró Leandro Constantino, politólogo y profesor del Insper.
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