Perfil: Guedes, la pieza liberal clave que quedó desdibujada
RÍO DE JANEIRO.- A principios de este año, el ministro de Economía de Brasil, Paulo Guedes, comentó a un interlocutor que seguía viviendo en un hotel, en Brasilia, porque "así será más fácil" cuando se tuviera que ir. En la misma charla, aseguró que si dejara el gobierno de Jair Bolsonaro el dólar llegaría a los 7 reales. Esta semana, el presidente y su hasta hace algún tiempo considerado ministro estrella tuvieron una diferencia pública sobre temas fiscalesque alimentó rumores de una eventual salida de Guedes del gabinete. El dólar cerró en 5,60 reales.
El ministro ya no brilla como antes y, según fuentes del mercado local, su hipotética renuncia no causaría una catástrofe financiera en Brasil. Pero los que conocen a Guedes –que trabajan con este economista liberal de 71 años que siempre deseó ser ministro– afirman que solo se irá si se lo pide Bolsonaro. Y el presidente, a pesar de haber contribuido a una campaña de desprestigio de su ministro, aún no llegó al punto de tomar una decisión drástica.
"Ellos [Bolsonaro y Guedes] son amigos, existe una identificación que va más allá de lo profesional. Guedes no se irá, a menos que se lo pida el presidente", dijo una fuente del equipo económico a la nacion. Mientras tanto, el exsuperministro convive con memes que lo tildan como un funcionario decorativo, mientras el presidente, el ala militar y sus aliados del llamado centrão (integrado por partidos de centro) pujan por aumentar el gasto público y fortalecer la tendencia de crecimiento de la popularidad de Bolsonaro en la pandemia.
Guedes, que al principio del gobierno era una de las piezas claves junto al exministro de Justicia Sergio Moro, está desdibujado. Al contrario del exjuez –que durante la campaña del 2018 menospreció a Bolsonaro y después, pensando en su propio proyecto político, aceptó ser su ministro–, Guedes no tiene un proyecto propio. Su meta siempre fue llegar a ser ministro y solo la pudo alcanzar cuando se acercó a quien era el candidato menos pensado, y que terminó como presidente de Brasil.
Aún teniendo visiones de país muy diferentes, aceptaron "un matrimonio por conveniencia", explica Oliver Stuenkel, profesor de relaciones internacionales de la Fundación Getulio Vargas (FGV). Guedes tuvo mucha dificultad para convencer al presidente sobre la reforma de las jubilaciones, su única y gran victoria hasta ahora. Bolsonaro siempre aclara que no entiende de economía, pero también es evidente que la política liberal de Guedes no favorece, y mucho menos en una pandemia, el fortalecimiento de su proyecto de poder.
Esta diferencia entre ambos se agudizó con la llegada del coronavirus. "Bolsonaro pidió más disculpas por la reforma de las jubilaciones que por los muertos de la pandemia. Puede tolerar algunas medidas liberales, pero esencialmente no cree en el efecto positivo de una política liberal", dijo Stuenkel. "Guedes perdió fuerza, y el mercado ya contempla su salida del gobierno. No creo que, si eso ocurre, genere demasiada turbulencia", añadió.
Algunos nombres ya circulan para la sucesión, entre ellos el de Roberto Campos, actual presidente del Banco Central. Pero son apenas especulaciones, mientras Guedes y Bolsonaro buscan la manera de seguir conviviendo. Las presiones son cada vez más fuertes y diversas. Se sabe que los políticos de la llamada ala militar defienden mayor inversión en obra pública y quisieran ver al gobierno aumentando sus gastos y mostrando resultados. Mentalidad similar tienen los partidos de centro que se aliaron al presidente y, con las elecciones municipales de noviembre cada vez más cerca, exigen recursos.
El ministro de Economía resiste. Ya perdió a varios colaboradores, entre ellos el secretario Salim Mattar, cuya misión era capitanear el proceso de privatizaciones soñado por Guedes, un anhelo que cada vez parece más lejano. Los que siguen en el equipo económico afirman que sus excompañeros no entendieron el juego político de Brasilia y niegan una crisis.
Ese juego político al que se refieren es el que desgastó a su jefe y lo transformó, para muchos, en un ministro más, tan descartable como cualquier otro.
Decisiones
Guedes no es un animal político y está subordinado a las decisiones de Bolsonaro. El presidente, a su vez, está muy condicionado por los partidos de centro, que este año pasaron a apoyarlo y son claves para que se apruebe cualquier iniciativa en el Congreso. Y, además, están los ministros militares, que, como todo militar en Brasil, tienen un pensamiento económico desarrollista.
Los que están cerca de Guedes lo definen como una persona resiliente, pero no niegan que la situación se está complicando y que la intención del ministro de reorganizar el sistema tributario brasileño (lo que implicaría, en algunos casos, un golpe a los bolsillos de la clase media) generó roces con el presidente y sus aliados. "Existe una pulseada. Hoy hasta economistas como el exministro Henrique Meirelles [del gobierno de Michel Temer] defienden una flexibilización de las medidas de austeridad", afirmó el economista Eduardo Crespo, profesor de la Universidad Federal de Río de Janeiro (UFRJ). Acostumbrado a tener alumnos del mundo militar, Crespo destacó que para miembros activos y retirados de las Fuerzas Armadas es muy importante la promoción de la obra pública.
"A los militares les gusta ver la construcción de rutas, puentes. Esto siempre fue así en Brasil y no cambió", sostuvo el economista.
Guedes asegura a quien lo consulta que no está cerrado a la posibilidad de reorganizar los gastos del gobierno y destinar recursos a obras. Pero lo que no acepta es gastar más de lo que estaba previsto. "El ministro no quiere crear nuevos impuestos, quiere alterar el mix tributario, cambiar impuestos ineficientes por otros más eficientes", explicó una fuente del equipo económico. El tema es hacerle entender esto a Bolsonaro y a su base política de apoyo.
En la famosa reunión de gabinete del 22 de abril pasado, revelada públicamente a pedido de Moro, el jefe de Estado dijo a sus ministros que ellos probablemente nunca hubieran llegado a ocupar el puesto que ocupan si no fuera en su gobierno. Y eso probablemente es cierto. A los 71 años, Guedes tuvo su gran oportunidad y la aprovechó.
Muchos creen que está lejos de irse del gobierno, porque no acepta dejar algo que le costó tanto. Su rencor hacia el establishment económico brasileño es conocido, no les perdona haber sido ignorado durante tanto tiempo.
De la mano de Bolsonaro llegó a donde siempre quiso. Hombre de gran fortuna personal hace mucho tiempo, a Guedes solo le faltaba ocupar posiciones de poder en su país. Es doctor de la Universidad de Chicago y en su país siempre fue discriminado por los gobiernos socialdemócratas. Logró su objetivo, la incógnita es por cuanto tiempo.
Hoy reconoce que los tiempos que determinan los cambios económicos son dictados por la política. Pareciera un reconocimiento de que mucho de lo que imaginó no podrá hacerse. Lo que muchos se preguntan es si su matrimonio por conveniencia con Bolsonaro superará las tensiones, cada vez más intensas. Nadie descarta que un día, cuando menos se lo espere, el presidente decida pedir el divorcio.
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